Los veo, a todos ellos, y me siento pequeña, asustada. ¿Dirigirlos, yo? ¿Ser la líder? Este grupo tiene muchísimo talento... ¿por qué yo? Si no tengo ni idea de por dónde empezar o qué directrices hacer que tome este grupo. Incluso me cuesta pensar en ellos como grupo, siendo individualidades tan sobresalientes.
Y Víctor... ¿Estará de acuerdo en todas las decisiones que tome? Yo no soy tan decidida ni estoy tan segura como ese hombre. La verdad es que en ocasiones me resulta un hombre imponente, apabullante, e incluso admirable por su esfuerzo y dedicación. Ha llegado donde quería llegar y lo ha dado todo, o casi todo, pero ¿qué habré hecho yo para ganarme el puesto de líder del grupo?
No sé si seré capaz de guiarlos a todos... veo a Mar... chocaré con ella, con lo bien que me cae. Noe y Jesús los veo más serenos y... Pedro... no sé cómo reaccionará ese chico a mis consejos u órdenes... si parece ir a contracorriente.
Se me acercó Víctor en ese momento de duda, de pensamiento... aunque a decir verdad me pasaba el día pensando en ello.
- ¿Te ves preparada para ocupar ese cargo?- me preguntó con la mirada fija en mí.
- No lo sé, nunca me he visto desde esa perspectiva. No me he planteado nunca dirigir un grupo de edición, y menos éste grupo tan heterogéneo. Son todo personalidades.-
- Bueno,- continuó él- Jesús y Noe son de carácter más bien dócil. Y Sandri es tu amiga aquí.-
- Pero están Mar y Pedro. Mar tiene un carácter muy fuerte y Pedro...- No acabé la frase cuando Víctor estaba proponiéndome una solución.
- Mar te obedecerá, te lo digo yo, le conviene. En cuanto a Pedro... si es un problema lo extirpamos.-
- Pero, ¡Víctor!-
- Tranquila. Pedro también te hará caso. Hará cualquier cosa que le pidas.-
- ¿Cómo sabes eso?- Hablaba tan seguro que parecía conocerle mejor que ninguno de nosotros.
- Todo hombre estaría dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de tenerte satisfecha.-
Aquella frase me hizo ruborizar. No me la esperaba, y menos de Víctor. Me sentí niña delante de ese hombre, pero no una niña insegura y asustadiza, sino una chica protegida y cómoda, y eso me gustó.
Pero a la vez sentía nerviosismo. No sé qué me pasaba. Él se acercó y me acarició el pelo mientras me decía:- Ricitos, no temas, mientras yo gobierne esto tú estás a salvo.-
Y de pronto sentí una necesidad imperiosa de estar rodeada por sus brazos, así que me lancé a que me abrazara. Y me abrazó.
Ese hombre estaba fuerte, notaba su fuerza abrazándome, protegiéndome, ayudándome, como ayudan los padres de una cría de pájaro a que emprenda el vuelo. Apoyé mi cabeza sobre su pecho sin pensar en que nos encontrábamos en medio de la sala... sin pensar que Sandri, Noe, Mar, Jesús y Pedro nos pudieran ver.
De pronto la aparté, me sentí avergonzada... como si hubiera sucumbido a unos encantos a los que antes me resistiera por algún tipo de señal, razón, instinto o falta de confianza.
Y de pronto el rojo de la sala me invadió. Me encontraba sentada, observando cual sería mi nuevo cubículo, receptáculo o despacho, algo más elevado del resto, encarado hacia la esquina de oficina en la que nos encontrábamos. La líder... me empezaba a gustar la idea, aunque seguía teniéndole entre respeto y miedo al cargo y por eso aun no había aceptado.
Sandrí se acercó:
- ¡Hola Angie! ¿Qué tal van tus correcciones?-
Me asusté, por un momento pensé que me preguntaría por el abrazo con Víctor.
- ¡Bien, bien!-
- Oye... ¿Has visto la historia que está corrigiendo Pedro?-
- Ah... sí...- Por momentos olvidé de qué historia se trataba... recuerdo que me gustó, mucho, pero se me había ido de la cabeza... ¿tenía Víctor la culpa de ello?-
- Me parece súper interesante. Le he pedido que me la pase cuando acabe de corregirla y que no sea malo y me diga de quién es. Me voy a hacer fan de él o ella.-
- Sí, no me extraña. Yo también le he pedido que me la pase.-
- Ya... oye Angie y... ¿Estás con Víctor?-
Esa pregunta me descolocó:- ¿Qué, estar, cómo?-
- Quiero decir si te gusta, o si estáis juntos... ya sabes, como pareja. Es que he visto que os abrazabais y claro, es la primera vez que veo que abrazas a un chico.-
- No, no. No estamos juntos.-
- Pero, te gusta, ¿no?-
- Sí, bueno no, bueno, no sé.-
- Pues fíjate que yo pensé que te gustaba Pedro.-
- ¡Anda! ¿Y eso?-
- No sé... parecíais una buena pareja. Sois guapos, con talento y pegáis, a pesar de que en carácter sois muy diferentes, parecíais complementaros.-
- No sé... es que es muy callado, muy reservado y tiene una especie de rollo siniestro...-
- Pero Angie, si decías que tenía un punto.-
- Ay no sé Sandri. ¿Por qué me preguntas esto ahora?-
- No sé... es que creo que me gustaría conocerle mejor.-
- Toma ¿y eso?-
- Pues, es que es la atmósfera que lo rodea. Es... ¿Has...? sí, claro que lo has leído. Y te preguntas... ¿Cómo ha conseguido un texto tan bueno? Si ha sido el último en llegar... No sé... fantaseo. Creo que, es... alguien importante, en plan conocido del director. Sino... ¿Cómo... tiene la mesa que él ha querido?-
- Era la mesa de Víctor, tiene sentido que se la den si él va a heredar el despacho de Jaume.-
- No, ya, pero... ¿Por qué no se la han dado a Mar, por ejemplo?-
- Sandri, a ti te gusta Pedro, luego es normal que te empapes de esa atmósfera mística que dices que tiene.-
- Ya, Angie, pero tú también se la veías... fuiste la primera...-
La conversación me puso triste. Recordé esa sensación con Pedro... y recordé cómo me miró cuando quise acercarme a él. Ese chico es como un puercoespín, cuanto más te acercas a él más daño te haces con sus espinas.
No me imagino sintiéndome protegida en sus brazos como me sentí con Víctor...
Dios, qué estúpida soy. Debería pensar en mis posibilidades de cara al ascenso y me hallo aquí dubitativa por las sensaciones que me despiertan dos hombres que no deberían importarme más que en el plano profesional.
Estoy estresada. Debería tomarme un par de días libres.
Angie worried |
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