miércoles, 31 de julio de 2013

¿Conocemos el verdadero alcance de internet?

Últimamente no deja de sonar la idea de que para ser alguien ahora la mejor forma de promocionarse es internet.

Es el actual lugar de literatura de pliegue, el sitio en el que un escritor marginal (sin enchufes, sin nombre o apellido [hijo de X]) tiene la oportunidad de expresarse y llegar a aquellos que realmente valoren su arte o su opinión.

Anteriormente las pinturas o dibujos se exponían en la calle, para ser reconocidos en plazas o paseos por cuanta mayor gente posible mejor y hacerse un hueco entre los pintores/dibujantes con nombre. Ahora "deviantart" cumple esa función en la red y da la oportunidad al dibujante/pintor que no tiene nombre ni lugar, un lugar en el que exponer libremente sus obras sin necesidad de ser multado o pagar por el espacio municipal, privado, etc.

Si hablamos de fotografía, "instagram", "flikr" o semejantes cumplen del mismo modo la función de espacio libre para exposición que una galería privada no puede ofrecerte. Con la suma de que internet es un espacio público universal transitado por millones y millones de personas.

Cuando se trata de producción de video, pequeños cortos, monólogos, espacios de video personal como videoblogs, en los que el artista muestra sus dotes personales para la interpretación, modulación de voz, cante, así como habilidad para tocar un instrumento musical, las maquetas de su banda, creación propia de mezclas de video, videos musicales, consejos visuales sobre moda e imagen y cualquier ocurrente idea que puedas tener en referente a lo audiovisual junto con tus propios programas de audio/video y tu imaginación... todo ello tiene espacio en "Youtube", la mayor plataforma audiovisual del momento en internet.
Incluso la televisión misma se está adaptando a este medio para cumplir con las exigencias del consumidor (poder ver lo que quiere y cuando quiere).

¿Amigos llamándose por teléfono, llamándose a la puerta o gritándose desde la calle para quedar? Eso murió con el cambio de siglo.
Las redes sociales suplen el contacto directo con la persona para generar eventos, fiestas, quedadas, etc. Ya no necesitas una invitación manuscrita, basta con encontrarte en "Facebook" algo como "Julián te ha invitado al evento 'vas a flipar, palabra'" para saber que requieren tu presencia en un acto social.
Eso sí, los amigos, al parecer, ya no los cuentas con los dedos de una mano, ni con un ábaco. Ahora los amigos (según "Facebook") los tienes que contar con calculadora.
Sí, internet también ha desvirtuado el significado de "amistad" por algo que antaño se conocería como "conocidos" o "aquel/la tío/a con el que fui de Valencia a Tarragona en el mismo vagón y no volví a ver más pero nos dimos los "faces" por el rollo de que con quien comparto más de 3 palabras merece entrar en mi círculo social.

Si los teléfonos móviles no se hubieran adaptado a internet con sus tarifas de datos y wi-fi... quién sabe... quizá ya formarían parte de los museos de la tecnología obsoleta, porque... ¿Quién usa a estas alturas el teléfono fijo?

Para finalizar hablaré de la suerte que tenemos críticos literarios, escritores, ensayistas, filósofos, filólogos, generadores de ideas, creadores de mundos, intelectuales y demás juntaletras por disponer de un espacio como este, público y de momento libre, en el que exponer todos nuestros escritos, ideas, arte, sin tener que ser multados, sin poseer un nombre, sin ser hijos de grandes personalidades, currándonoslo día a día, hasta que de tanto ser leídos, hasta que de tanto ser compartidas nuestras ideas, nuestros escritos, el boca a boca, click a click, va un editor, director de revista, de prensa, y te da trabajo.

A estas alturas, te exigen mostrarte por internet... ¿Cómo no adaptarse a las nuevas corrientes?
Ya lo dicen, adaptarse o morir.
Este es el medio ideal para los que no tenemos otros medios. Se nos debería valorar más.

martes, 30 de julio de 2013

Millones de vergüenza: el fútbol.

Lástima, tristeza e impotencia me genera leer noticias como que un equipo de fútbol pueda gastarse 100 millones de euros por comprar un jugador.

Me encanta el fútbol, el deporte, la lucha táctica y técnica por el dominio en el terreno de juego del balón. Odio en lo que lo han transformado las empresas y grandes empresarios. El sueño de Oliver y Benji se convierte en un sucio negocio de pelos engominados, de maniquís y droga, y la vergüenza de ver como medio mundo pasa hambre, mientras por un hombre se están pagando 100 millones de euros.

Sí, está claro que hay empresas aun más derrochadoras no vinculadas al deporte, pero es indignante ver como algo en lo que rige el compañerismo, la voluntad de autosuperación, la solidaridad y el respeto se convierta en otro circo de magnates y millones tirados por el capricho de querer formar el equipo con mayor superestrellas. No nos equivoquemos, no quieren a los que juegan mejor, quieren a los que más camisetas venden (que a 90 euros por camiseta, entre la sociedad deportiva y la marca fabricante de ropa deportiva [explote menores de edad o no en países asiáticos], son un buen puñado de euros al año...).

Rentabilidad. Un club de fútbol ya no busca que su jugador estrella marque más goles, sino que sea más mediático, para que los millones que pagaron por él sirvan para rentabilizarlos con ventas de camisetas, con los derechos de imagen por sus anuncios, por sus giras intercontinentales...
Luego nos extrañaremos que ir al campo a ver un partido nos salga por 70 euros el peor asiento (que teniendo en cuenta la capacidad de los estadios... la cantidad de ingresos por entradas es brutal).

Y luego están los medios de comunicación y difusión. Televisar un partido no depende ya de que este sea de interés nacional (o internacional), sino de la cadena que pague más por esos derechos. (Los contratos con las televisiones también hacen dar vueltas a la cabeza de lo millonarios que son).
Luego no es de extrañar que los clubs de menos presupuesto se quejen, pues hasta los horarios de los partidos quedan estipulados entre los grandes clubes y las cadenas televisivas.

Por si fuera poco, luego tenemos los 10 millones anuales de euros de media que cobra un futbolista de élite (comparado con los 18.000 euros brutos anuales de un trabajador medio... es más que insultante).

Merchandising, vallas publicitarias, hoteles 5 estrellas gran lujo, cátering de "lords", grandes marcas, glamour... los futbolistas ya no están en la esfera terrestre, son simplemente los nuevos terratenientes, se hace su voluntad porque ellos mueven el dinero y hacen que 10 millones de euros para hacienda parezca más una limosna que una deuda.

Y nada de lavar imagen posando para las cámaras con un cheque a la beneficencia, quiero que todo ese derroche de lujo banal y prepotente desaparezca de mi querido deporte (del deporte en general).

La importancia de proponerse un reto.

La vida tiene los suficientes alicientes como para querer, siempre que se pueda, obtener lo mejor. Pero muchas veces nos plantamos a medio camino, casi llegando o incluso antes de haber iniciado el primer paso para lograr aquello que nos gusta, que queremos o deseamos.

El primer paso para obtener aquello que deseamos es, por supuesto, querer conseguirlo, el segundo paso es más largo y laborioso, empezar a trabajar para obtenerlo, el tercero es el más difícil, la constancia, insistir, continuar trabajando a pesar de la multitud de barreras que puedan cruzársenos. Es en este paso en el que la mayoría abandona.

¿Cómo ayudar a continuar, a superar esas barreras, a pensar que lo que deseamos pueda ser una realidad y no un imposible?
Una muy buena forma es proponerse retos personales.
Por ejemplo, si mi meta (a corto plazo) fuera llegar a las 1000 visitas en este blog, debería proponerme retos que me ayudaran a conseguirlo, como escribir al menos 3 entradas por semana.
Está claro que a metas más grandes, mayores serán los retos.
Por ejemplo: "¡Quiero escribir una obra de ficción épica basada en la edad media de unas 350 páginas en 3 meses!". Supondría el reto diario de escribir unas 4 páginas al día.

También valdría para otros ámbitos. Ejemplo: "Quiero adelgazar 10 kilos en 2 meses". Pues, aparte de recomendarte para tu salud que fueran 3 meses en vez de 2, el reto sería perder 1'7 kg. a la semana, aproximadamente, que supondría otros sub-retos como ingerir menos grasas, evitar fast-foods, etc.
"Quiero jugar mejor a fútbol" - reto: entrenar dos o tres días a la semana.
"Quiero acabar mis deberes" - reto: dos horas sin tele ni internet ni móvil...
"Quiero ser más guapo" - reto: rezar tres padres nuestros... (broma). Mejor cuidarse, comer sano, ejercicio y lavarse los dientes, champú y mascarilla...
Cada meta tendrá sus retos y somos nosotros mismos quienes debemos ponérnoslos para motivarnos.
"Quiero conquistar a ese/a chico/a" - reto: enviarle una carta, sms, mail, whats, cita, paseo, enviar flores, bombones, viaje a París, Londres, Roma, Nueva York, Kyoto, un crucero por el Caribe... (ojo, mejor ser creativo a derrochador o conseguirás conquistar por la cartera y no por el corazón).

En definitiva, el reto, retarnos a nosotros mismos, nos ayuda a continuar trabajando por aquello que queremos conseguir y, de paso, nos hace progresar, evolucionar como personas, pues cada reto logrado puede ser una nueva experiencia, te refuerza y te hace sentir más seguro.

Ante todo, nunca sentirse derrotado, frustrado o fracasado por no haber conseguido superar un reto. Eso pudo pasar porque nos pusimos un reto demasiado grande o porque no pusimos el suficiente empeño. Bastará con regular el reto a nuestras posibilidades o el esfuerzo para el próximo, pues la función de un reto es, también, la de conocer nuestros límites y conocernos a nosotros mismos un poquito más.

Y tú... ¿De qué serás capaz?

sábado, 27 de julio de 2013

¿Por qué volvieron los 80?

Sencillo, parece ser que la franja de edad de 30 hacia arriba son (somos) bastante consumistas e independientes, por lo que el bombardeo nostálgico de música, imágenes y remakes hollywoodienses de nuestras series preferidas no hacen más que incrementar nuestro impulso consumista, el retorno a nuestra eterna infancia, alimentar al niño que somos.

Como ya pasara antes con los 70 y la música disco, estudio 54, lo "vintage" de los vestidos de flores sesenteros o colores beige, es el turno del retorno a los 8 bits, de ver los pitufos en 3D, el nuevo Equipo A, del redescubrimiento de Queen, los lagartos de "V" intentaron volver a invadirnos y la lucha libre televisada sigue siendo una pantomima, pero sin que nadie se desgarre la camiseta como Hulk Hogan, sin que nadie asuste tanto como The Undertaker o Papa Shango ni hay héroes como El Último Guerrero.
"Los inmortales" se vuelven mortales y Christopher Lambert se vuelve viejo, como Rambo y Rocky, aunque sigan dando guerra, como John McClane, en una jungla de cristal (die hard) que cada vez se hace más grande y dura. Y es que ya pocos recordamos que "Luz de luna" fue la serie que catapultó a Bruce Willis.

Ya no habrá series como "Juzgado de guardia", "McGiver" o, como no, la serie animada japonesa "Caballeros del zodiaco" (Saint Seiya) o "Oliver y Benji" (Captain Tsubasa).
Pero con suerte las hombreras tampoco volverán, y Locomía solo se escuchará en algún anuncio de coches (crucemos dedos).

Lo que sí se sigue llevando es el vermú y las comidas en la playa. Pero no sería hasta los 90 que David Hasselhoff no cambiara su coche fantástico por su bañadorcito apretado, década en la que muchos olvidarían a Christina Rosenvinge por Pamela Anderson o Claudia Schiffer. Otros con gusto más alternativo se fijaban en Kate Moss. Lo británico seguía siendo bueno, Mr.Bean, Blackadder (con Huge Laurie) y el viejete verde de Benny Hill nos arrancaban las risas.

Michael J. Fox regresaba al futuro unas cuantas veces en su Delorean (nunca olvidaremos esa marca) y Candy Candy gustaba hasta al más machote.
Akira Toriyama nos sorprendía. Dr.Slump y Dragon Ball...
Camisas de leñador y pantalones de pana que ahora los "hipsters" rescatan.
The Smiths, Depeche mode, Joy division, Gary Numan, Pink Floid, Tina Turner, Michael Jackson y Madonna...

Saber montar en bicicleta era obligatorio, igual que jugar en la calle a las escondidas, a perseguirse, a la rayuela, y de todo hacíamos un juego.
Si había una obra sin acabar y sacábamos las limas de hierro, jugábamos a clavarlas en la arena. Si llovía, jugábamos a hacer presas cuando paraba.
Si nos ensuciábamos, aunque Colón, Ariel y etc. eran útiles, nuestras madres nos armaban una buena, no como ahora, que hasta uno/a se alegra de tener que quitar las manchas (según los anuncios publicitarios, que hacen de las tareas del hogar unas fantásticas vacaciones de fiesta y júbilo).
Entonces ya rompimos con la tradición de ir de marinerito a hacer la comunión, podías ir de blanco y gris con una chaquetilla más chula y pelopincho a ver si lucías como Tom Cruise en Top Gun.

Música en radiocassette y video en VHS (el Beta no triunfó). El videoclub me brindó la oportunidad de conocer a fondo a Bruce Lee y tantas otras películas de artes marciales en las que el bien, el trabajo y la honradez eran aliados de la victoria.
Tortugas Ninja Mutantes, Cazafantasmas, Odiseas en el espacio o caza replicantes, todo valía y todo parecía nuevo. Incluso Kurt Rusell molaba.

Molar, guay, guay del Paraguay, tronco, de qué vas bitterkas, toma ya, y un huevo de pato, vaya movida, dabuti o hasta inventarse insultos como "capuma". El que lo dice lo es, el mundo va al revés (o una versión diferente, "con el culo del revés"). Rebota, rebota y en tu cara explota. Cuento, quien me quite la palabra para. Y la putadita más grande "me salvo y salvo la bandera" (venga ya...).

En mi pueblo (ciudad) jugábamos todos y quien se fuera, existía la ley de los 40 coscorrones. Al final todos jugando hasta las 21:00.
De los Bollycaos sacábamos las pegatinas de los "toy".

Boris Becker, Steffi Graf, Conchita Martines, Arantxa Sánchez Vicario... Fernández Ochoa...

Los ordenadores a cassette, Prince of Persia y la era tecnológica quedaba tan... "armatóstica"... lo que ahora son procesadores y circuitos integrados, antes cables y resistencias por todos lados.

(Y podría pasarme el día escribiendo)...

La televisión, mal medio de cultura.

La gente, en general, tiende a tener como cierto y verdadero todo aquello que aparece o dicen por la tele. Mal, peor, fatal.

En contadas ocasiones habré visto un medio de desinformación tan grande como la televisión.
Y ya ni los noticieros, tenidos como más serios, se libran.
¿Cuál fue el último invento de la televisión? Que este año no iba a haber verano, que iba a ser frío y lluvioso...
¿Y qué hizo la gente? No dejar de repetir como eruditos de la información lo que la televisión había dicho: "Uy... pues este año sin playa, que la tele dice que no hay verano..."

Días de 39 grados centígrados a la sombra. Noches de insomnio por el bochornazo y en todo el mes de Julio, en Barcelona, solo 3 días de lluvia, de 30. Sí, tormentas grandes, pero lo esperable en verano... ¿Dónde están los que anunciaban un verano de frío y aguaceros constantes?
Esos meteorománticos están ahora en el mismo agujero del que se atrevieron a salir en un momento que vieron que tenían la oportunidad de lanzar un mensaje pseudoapocalíptico para no recibir crítica alguna... Mientras tanto, los que continuaron predicando el mensaje de "no hay verano" empezaban a preguntarse "¿Se habrán equivocado?".

No es que se equivocaran, es que nunca estuvieron en lo cierto.
No diré que se trate de una conspiración contra la figura de Andrés Iniesta por querer que todo el mundo coma helado, pero sí daré un consejo:
Toda la información que recibáis, sea en prensa escrita, en televisión o de radio macuto (los bulos más grandes han venido por rumores) o internet (el nuevo canal de difusión de información de todo tipo), contrastadla, dáos el privilegio de dudar de la información que recibáis y no la tengáis por válida hasta que no estéis completamente seguros de ello.
Hay mucha gente, algunos con muy mala intención, que trafica con información falsa y a veces no podemos conocer el verdadero valor de esa información.

martes, 23 de julio de 2013

Pon una playa en tu vida.

Playa principal de Sant Feliu de Guíxols

¿Quién no tiene, ha tenido, tendrá o debería tener una playa de algún pueblo costero que sienta especial por las vivencias en ella pasadas o por pasar?

Seguro que todos tenemos un lugar, ese lugar, en el que hemos pasado miles de aventuras, historias, hemos pasado grandes momentos y no tan grandes.

Por mi parte he tenido la gran suerte de ser de la Costa Brava, para mí (y para muchos otros, así como turistas extranjeros que la han hecho un referente mundial) la mejor costa española (y no por desmejorar a las tantas grandes y preciosas costas que sigue poseyendo España).

Sant Feliu de Guíxols ha sido mi municipio, mi ciudad, mi cuna y el lugar en el que me hice. Me hice a sus calles, a sus montes, a su gente, y, como no, a su mar, el Mediterráneo, a su playa, su sol, sus noches con luna y estrellas, sus fiestas y a los pueblos vecinos, bellísimos también.

Mis primeros recuerdos de la playa son con mis padres y hermano y amigos de mis padres con cuyos hijos jugábamos entre el arena y el mar. Luego recuerdo ir con mi abuelo y mi hermano, recogiendo conchas de las rocas de los espigones de la playa principal de Sant Feliu.
Recuerdo intentar pescar usando como cebo las almejas que arrancábamos de las rocas, con un simple artilugio, un hilo de pescar atado a un corcho y un anzuelo en el otro extremo.
No pesqué absolutamente nada a los 8 años aun, pero era divertido tratar de hacerlo, moverse entre las rocas con agilidad sin caerse al agua ni resbalar.

Los siguientes recuerdos van desde quedarme en la playa imaginando mundos mientras mis amigos iban a darse el último chapuzón, hasta conocer un chico belga con el que no me entendía apenas pero acabamos hablando (sea con signos o con un inglés chapucero) sobre nuestros países o sobre "21 Jump Street" (serie que catapultó a la fama a Jhonny Depp).
Desde estar sentado en el banco de piedra que cruza todo el paseo marítimo y decirle a una amiga que le gustaba un amigo nuestro, con lo que me llevé un bofetón y caí abajo al arena, golpeándome con mala fortuna en el brazo para dejarme una pequeña marca como recuerdo del momento (y sí, era cierto, le gustaba mi amigo), hasta cantar tonterías con otros amigos y quedarnos embelesados mirando las chicas pasar, sin atrevernos a decirles nada más que gritar nombres por si alguno resultaba ser el de una de ellas...

Y luego ya vendrían los veranos, veranos. Esos en los que tus padres piensan que te han secuestrado por lo poco que te ven por casa. Esos en los que pruebas el primer beso, en los que conoces a belgas, holandesas, alemanas... Esos en los que tener tres años menos que la chica que te besa no supone ninguna barrera.
En esos son en los que conoces otros amigos, en los que los viajes en moto o coche eran constantes. En los que yo y mi amigo nos íbamos con un ciclomotor a hacer caminos de montaña a las 2 de la madrugada.
Esos veranos en los que vacilas a todos y Matrix era ya una realidad.
Tardes de dardos, noches de estrellas, olor a mar, sabor de labios breves, otros horizontes, ron, ginebra, cocacola, habaneras y pesca.
En esos veranos nos íbamos mi amigo y yo a hacer pesca submarina. Nos poníamos el neopreno y cada uno con su arpón, aletas, gafas y tubo, salíamos a la caza de cualquier cosa que se comiera.
Veranos de fiesta mayor, de multitud de idiomas y uno solo universal.
Veranos en los que redescubres tu tierra de mano de otras personas..
Y finalmente, veranos en los que redescubres tu tierra de tu propia mano, y la revives al lado de otra gente, que te hacen sentir que es una tierra nueva, más viva, llena de recuerdos y generadora de nuevos.
Estás dispuesto a compartir tu tierra con todo el mundo, pero las vivencias escoges bien con quién tenerlas.
Esto es solo un pequeño botón de lo que oculta la Costa Brava. Desde calas de ensueño hasta grandes playas de arena granulada que te masajea al caminarla.
Y en ella, gente de todos lados con multitud de diferentes vivencias.

lunes, 22 de julio de 2013

Confesiones del buscador de la felicidad.

Hoy no vengo a hablaros de clasificaciones de personas, psiqués, traumas o manías... hoy vengo a confesar algo...

Confieso haber buscado la felicidad y haber sido lo suficientemente osado como para saborearla.
Confieso no haber abandonado esa búsqueda, haber creído en ella y haberla perseguido hasta hallarla.
Los que no se rinden dicen "quien la sigue la consigue", pues yo tuve la certeza de optar por seguirla, hasta que la conseguí.
Confieso haber creído que no existía.
Confieso haberme desesperado y verme en el abismo del abandono.
Confieso haberme autodestruído y haberme autorreparado.
Confieso haberme levantado más fuerte tras cada caída.
Llevo tanto tiempo en paz que casi no recuerdo el dolor. Está tan enterrado que ni queriéndolo podría sacarlo fuera.

Llevo meses viendo que el día de mañana será más hermoso que el de ayer y aun así...
Confieso no querer abandonar este camino.
Confieso querer seguir luchando por que esta felicidad sea mayor aun.
Confieso que no solo busco mi propia felicidad, y que quiero crear algo tan grande que a muchas personas les sirva para sentir menos dolor cuando lo sientan, tener menos miedo a sentirlo cuando no lo sientan y dejar de pensar en sentirlo, simplemente dedicar tiempo en buscar el camino a la felicidad.

Trabajaré tan duro para alcanzar esa meta, que tras de mí quedará un gran camino, un camino de grandes logros, triunfos y marcas en esos bancos de madera de esas paradas pasadas en las que aun se recordará que alguien que buscó la felicidad la encontró.

Confieso que desde hace tiempo no me siento solo, ni cuando estoy (físicamente) solo.
Y confieso que aunque sé que he aprendido mucho, de mis grandes maestros la vida y el tiempo, aun es nada con lo que me queda por aprender, pero...

Confieso no tener miedo.

viernes, 19 de julio de 2013

El camino, la vía para lograr nuestros objetivos.

¿Por qué tanta importancia al camino?
Para responder esa pregunta se debería uno preguntar: ¿qué es un camino?

Un camino es aquel recorrido que lleva de un punto a otro. Dicho así no nos dice mucho, pero, si llegar al otro lado del camino fuera una meta, la cosa cambia.

A lo largo de nuestra vida nos marcamos varias metas, algunas mayores, otras no tanto, pero desde que nos despertamos empezamos a tomar decisiones para poder alcanzar nuestras metas, por pequeñas que sean.

Toda persona que se marca un objetivo debe seguir una serie de pasos con los que con mayor o menor fortuna conseguirá lograr ese objetivo.
Esos pasos siguen un camino, y si ese es el camino correcto, y conseguimos superar los obstáculos que nos vamos encontrando mientras lo vamos caminando, alcanzamos nuestras metas.

Durante la historia de la filosofía y la psicología, se hablaba de que el fin de todo ser humano es alcanzar su Bien Mayor. Para muchos se corresponde con el poder, y desde siempre andan compitiendo por escalar y escalar posiciones para llegar a lo más alto y una vez allí seguir amasando poder, pues es lo que más les satisface, es para lo que se preparan y es para lo que se pasan su vida corriendo por caminos hacia el ascenso. Estos se verían reflejados en grandes depredadores financieros, altos cargos o dirigentes de empresas, líderes religiosos, gobernadores o todo cargo que conlleve un gran poder.
Suelen estar antepuestos a los que buscan la felicidad como Bien Mayor. Estos segundos buscarían un punto medio en el que no sentirse decepcionados en la derrota ni excesivamente orgullosos en la victoria, simplemente disfrutarían de aquello que tienen o consiguen a base de pequeñas metas. Serían aquellos que siguen la máxima de Horacio, el Aurea Mediocritas (dorado término medio), estrechamente relacionado con el hedonismo epicureísta basado en conformarse con lo que se tiene y no dejarse llevar por las emociones desproporcionadas.
Con marcarse metas a corto plazo seguirían un modo de vida menos sufrido y más destinado a gozar el momento.

Los primeros, más precavidos, competitivos, obstinados, cautos... Los segundos más desenfadados, alegres, soñadores, seguidores del Carpe Diem...

Toda persona que busca el Bien Mayor se siente frustrada y fracasada si no lo consigue, ya sea poder o felicidad, aquellos que lo buscan y no lo obtienen sienten que han fracasado en su búsqueda y muchos suelen rendirse o resignarse.
Después de encontrarse con varias piedras por el camino que les han impedido lograr llegar a la meta, abandonan el camino para apearse en la parada en la que se quedaron.
Incluso pueden ni siquiera empezar camino alguno si se ven abrumados por la larga distancia que les llevaría recorrer, sin ver ni siquiera un posible horizonte.
Algunos llegan a quedarse muy cerca de lograr sus objetivos, otros, en cambio, ni se acercaron de lejos. Pero, sin duda alguna, los que más se acercan a lograr sus metas son aquellos que más satisfechos consigo mismos y con la vida se quedan, los que se sienten más llenos y, podría ser, más felices. Eso sí, lo que lo tienen más fácil para sentirse satisfechos y cómodos con su vida son los que se plantean metas a corto plazo y menores, pero los que logran grandes metas, sin duda, al llegar, la satisfacción y la sensación de plenitud y de que su esfuerzo ha merecido bien la pena ese largo camino lleno de obstáculos son los primeros (aunque también los que se sienten más decepcionados al no lograrlo).
Los primeros gozarían de grandes dosis de satisfacción a largo plazo, pero en grandes cantidades.
Los segundos gozarían de pequeñas dosis de satisfacción a corto plazo, pero más constantes.


Finalmente existirían los que siguen otro tipo de camino, un tercer camino, largo, pero con múltiples bifurcaciones y trifurcaciones, diversas estaciones en las que pasar y dejar tu marca en un banco de madera para todos aquellos que vengan detrás puedan verlas.
Son los que buscan ser recordados de algún modo, dejar huella en este mundo, lograr obras y logros con los que encontrar de algún modo una especie de inmortalidad, o prolongación de la vida en el recuerdo de los seres que permanecen en este mundo una vez han cruzado la línea de la muerte.
Es gente que tiende a abarcar grandes conocimientos para luego poder desarrollarlos y dejar constancia de su trabajo.
No buscan dirigir, su meta no es lograr poder, tampoco buscan metas pequeñas, no se conforman con pequeñas metas, su vida es un constante camino de perfeccionamiento personal.
Su meta es dejar una gran huella de su paso por este mundo antes de abandonarlo.

En una palabra se podría definir a los primeros con la búsqueda del "poder", a los segundos con la búsqueda de la "felicidad" y a los terceros con la búsqueda del "reconocimiento".
Pero seguramente todos buscarán su felicidad personal, su tranquilidad, de un modo u otro, su Bien Mayor.

Escritor, Poeta, Generador de ideas, Creador de mundos y Escritor total.

En esta entrada trataré de definir a grandes rasgos las diferencias entre los diversos estilos de escritores que puedan diferenciarse.

En primer lugar está el Escritor, puro, el que lo tiene generalmente por oficio. Puede ser tanto crítico como descriptivo y se amolda con facilidad a lo que le exigen.
Es especialmente crítico y define el mundo según su visión. Suelen ser columnistas de un diario, articulistas, críticos literarios, ensayistas, bloggers, o escribir desde cualquier lugar que les permita desplegar su arsenal argumentativo a favor o en contra de aquello que quieran defender o detractar.
Serían buenos ejemplos de este estilo los escritores/pensadores del siglo XVIII, Feijoo y Jovellanos, de caracter ensayístico, crítico y enciclopédico, y un Mariano José de Larra, del XIX, más crítico y articulista. Miguel de Unamuno, de la generación del 98, el raciovitalista Ortega y Gasset, su discípula María Zambrano o la actual Chantall Maillard.

En segundo lugar tenemos a los Poetas. Captadores de una sensibilidad especial del mundo. Agudizan plenamente sus sentidos para plasmar su visión y sensación del mundo, consciente, inconsciente o subconsciente, de lo que ven o perciben, o simplemente sienten.
Tildados injustamente por la filosofía de "mentirosos", por mostrar una visión exagerada, errónea o falsa del mundo, ellos no hacen otra cosa que mostrar precisamente su verdad. Muestran al mundo la visión que ellos tienen de este.
Aunque también lo critican, generalmente se muestran piadosos, compasivos y resignados a ser simples marionetas, títeres, objetos o piezas de un engranaje más complejo y superior, que empieza por una fuerza superior que envía a las musas a provocar inspiración en ellos para que finalmente sus pensamientos fluyan y muevan sus bocas o dedos, para hacer funcionar la pluma, el bolígrafo, la máquina de escribir u ordenador que plasmará por fin las ideas que les han sido advenidas.
Buenos ejemplos podríamos encontrarlos en el poeta de la antigua Roma, Virgilio, y siguiendo su sensibilidad, el prerrenacentista Dante Alighieri, los renacentistas Francesco Petrarca y Garcilaso de la Vega, los barrocos Francisco de Quevedo y Luís de Góngora, los románticos José de Espronceda, Charles Baudelaire, Arthur Riembaud y Goethe, a los modernistas Valle-Inclán, Rubén Dario o vanguardistas como Vicente Huidobro.

Generadores de ideas son todos aquellos capaces de proyectar una visión y llevarla a la realidad, transformar la realidad o modificarla.
Nos facilitan la vida o nos la complican, pero sin duda no la dejan como está, la mueven y manipulan hasta que esa realidad se asemeja a su idea.
Estos pueden ser publicistas, monologuistas, ensayistas, creadores de discursos y manifiestos, creadores de eslogans o semejantes, pensadores y filósofos que expresan sus visiones, etc.
Referentes de generadores de ideas podrían ser los pensadores del mundo clásico Sócrates o Platón, el holandés Erasmo de Róterdam, los ilustrados Montesquieu, Jean-Jacques Rosseau, el comunista Karl Marx, el futurista Filippo Tommaso Marinetti o el surrealista André Breton.

Los Creadores de mundos son aquellos escritores que amalgaman tal cantidad de mundos en su mente que no les cuesta ningún trabajo plasmarlos y sorprender.
Visionarios como Jules Verne, intrigantes como Alexandre Dumas, extensos como Marcel Proust o James Joyce, terroríficos como Edgar Allan Poe, H.Phillips Lovecraft o Stephen King, sci-fi como Isaac Asimov, épicos como George R. R. Martin o J. R. R. Tolkien, mágicos como J. K. Rowling o condensadores de maravillas como Lewis Carroll, Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm (aunque su labor fue más recopilatorio-filológica) o Günter Grass.

Para finalizar, encontramos el grupo de Escritores Totales. Aunque la mayor parte de escritores son capaces de saltar de grupo en grupo por su gran capacidad adaptativa y versatilidad a la hora de escribir y/o plasmar sus ideas, ciertamente hay pocos escritores que consiguen mantener la misma brillantez que en la que suelen destacar.
Los Escritores Totales son Escritores, Poetas, Generadores de ideas y Creadores de mundos, todo en uno. Son capaces de deleitarnos con una obra total, en la que, sea en prosa o verso, nos describen maravillas que nos fascinan, o hacen uso de una gran capacidad literaria con la que nos dejan perplejos.
El nombre que ante todo me viene a la cabeza cuando hablo de este grupo es el de el genial Jorge Luis Borges.

martes, 2 de julio de 2013

Bushido o reconocer la vida en cada soplo de aire.

¿Cuántas veces nos sentimos frustrados o fracasados en momentos o acciones en nuestra vida que realmente no son más obstáculo que el que nosotros nos ponemos?

Cuando eso ocurre, cuando nos trabamos, cuando de algo que para otra persona es un problema menor, algo cotidiano o incluso algo sin importancia, para nosotros nos resulta una barrera infranqueable. ¿Por qué? La respuesta es tan simple que nos sonrojaría a más de uno.

Obviamos cosas tan simples como que la vida nos la proporciona el respirar, y que mientras haya oxígeno habrá oportunidades de sentirlo corriendo por nuestros pulmones, entrando por nuestras narices o boca y haciendo que nuestra sangre circule, generando energía para que nuestro cuerpo se mueva. En definitiva, lo único que necesitamos para vivir es oxígeno, primeramente, agua luego y alimento.

Tres cosas básicas con las que podremos:
Ver: Paisajes, animales, plantas, personas, nubes, el cielo, películas, el agua correr, los niños jugar, la gente madurar o madurar nosotros mismos.
Escuchar: Música, conversaciones, consejos de nuestros seres queridos, a los niños jugar, el sonido del agua corriendo, la voz de esa persona, el sonido de nuestra voz rebotando en las montañas, el sonido de las teclas al ser presionadas por nuestros dedos, felicitaciones...
Sentir: El calor del verano, el sol en nuestra piel, el frío en invierno, deseando llegar a un lugar en el que refugiarnos de él, la humedad del agua, las caricias del viento, las caricias de nuestros seres queridos, las sábanas cubriéndonos, la nieve, la niebla, él, ella...
Oler: Las flores, jazmín, labanda, su perfume, tu perfume, nuestro hedor cuando necesitamos una ducha, la fruta fresca, la comida recién hecha...
Saborear: Nuestro plato preferido, el sabor de nuestro amor, lo ácido del limón, lo dulce del azúcar, la miel, su miel...

Cosas que pueden no costar dinero. Cosas que podemos sentir a diario pero que ignoramos su valor.
Mucha gente sufre una disminución de uno de sus sentidos... y mientras nosotros nos quejamos por no tener el último modelo de ordenador portátil, por no gozar de un reloj de marca, por no poder comer caviar, por no pasar una noche en el Ritz, por no viajar a la otra punta del mundo... esas personas ni siquiera pueden gozar de ver a su enamorado/a, o de ver qué aspecto tienen frente al espejo... o no pueden oír la voz de la gente, ni los ruídos que les previenen de amenazas, peligros, o no pueden gozar de las cosas que nosotros sí tenemos la suerte de gozar...

Sin embargo esa gente sabe ser feliz, lucha cada día por lograr superar esas carencias, enfrentándose a la vida con valor y gozando de los sentidos que les queda.
¿Y nosotros nos quejamos si no podemos cambiarnos de coche?
Mientras el coche nos lleve allí dónde queramos ir... nos vale.
Mientras podamos hacer felices a aquellos a quienes queremos, nos vale.
Mientras no necesitemos más para ser felices, nos vale.
Mientras seamos felices, nos vale.
No se trata de conformarse con aquello que se tiene, se trata de querer aquello que se tiene.

La vida es un camino, en ese camino puedes tener un sinfín de cosas y perderlas, pero hay cosas que se ganan y nunca se pierden. Esas cosas son las que hacen a los ancianos sabios y a los jóvenes inexpertos. Cuanto más caminas, más conoces, y al final es lo único con lo que te quedas, pues el resto no te vale de nada.
¿No merece la pena conocer, en vez de ostentar?
Al fin y al cabo lo que te hace rico es lo que has vivido, porque eso no te lo va a quitar nadie.

En el código Bushido, o camino del guerrero, existe la máxima de "reconocer la vida en cada soplo de aire". Los samuráis se preparaban desde su nacimiento para aceptar cualquier cosa que se impusiera en su vida. Esto implicaba reconocer la misma muerte como parte de su vida.
En ese sentido, trataban de sentir al máximo lo que sentían, es decir, mientras se sintieran vivos, sentir la vida en cada soplo de aire, buscar la belleza en cada instante, pues era irrepetible y, si se pasaban toda su vida buscando una flor perfecta... no habrían malgastado ni un segundo de ella en esa búsqueda, pues lo que hace ese camino es caminarlo, y lo que hace la vida es vivirla.

Mucha gente ha tratado de definir la vida, como el camino que recorremos, como el momento entre que nacemos y morimos, como un aprendizaje, como una unión, como una adquisición de sabiduría, como aquello que nos queda entre nuestras obligaciones o como diversas series de máximas...
Uno llega a pensar que ninguno de ellos estaba equivocado, que todos tenían razón, cuando se da cuenta que la vida es, ni más ni menos, que el conjunto de todo.
Es un camino de experimentación que te hace perfeccionarte. Es una adquisición de sabiduría, un alcanzar metas y un disfrutar de los momentos de no obligación, a la vez que sufrir las obligaciones (sin olvidar que nosotros mismos somos quienes debemos obligarnos o, mejor dicho, exigirnos más), el goce y el sufrimiento, el conocimiento y el olvido, el respirar y el dejar de hacerlo, todo es parte de la vida y en todo ello debemos reconocerla.