martes, 6 de febrero de 2024

Japón, 2º viaje: 3r día. Sendai.

El tercer día (o mejor dicho, la tercera tarde) la pasaría en Sendai. Había escuchado cosas sobre Sendai que no recordaba y me parecía un lugar interesante que visitar en mi segundo viaje a Japón. Se la conoce como la ciudad de los árboles. Fundada en 1600 por el daimyo y samurai Date Masamune, apodado el dragón tuerto por haber perdido su ojo derecho tras pasar la viruela siendo niño, Sendai cuenta con 1.200.000 habitantes, siendo esta la duodécima ciudad más poblada de Japón. (En la siguiente imagen, estatua de Date Masamune en el castillo de la ciudad).
Aunque en verano se celebra el mayor Tanabata o festival de las estrellas, yo iba en invierno (donde los árboles se decoran con miles de luces para el festival de la luz. Pero yo aún me encontraba en Sapporo. Me levantaba hacia las 6 de la mañana del 24 de diciembre del 2019. A esa hora no había abierto aún el pequeño local de soba y udon donde desayuné el día anterior, así que si quería gastar mi cupón de desayuno debía ir a un McDonald's, lo único que permanecía abierto a esa hora (algo que no era mucho de mi agrado, pues lo último se me ocurriría sería desayunar en un McDonald's en Japón, con la gran variedad de desayunos deliciosos y nutritivos que existe. Una vez acabado el desayuno iría a la estación de tren a tomar un tren hacia Hakodate y, de allí, otro (un shinkansen o tren bala) que cruzaría a la isla central por el norte hasta Sendai. En total unas 7 horas de trayecto aprox. por lo que, sí, llegaría por la tarde.
En la siguiente imagen, la antigua oficina del gobierno de Hokkaido, construida en 1888. Cabe recordar que Sapporo fue fundada en 1869 tras la apertura (forzada) del país tras la llegada del comodoro estadounidense Matthew Perry en 1853 con sus buques de guerra, con lo que la ciudad tiene cierto aire occidental a decir por su plano urbanístico, pues recuerda a ciudades de los Estados Unidos de América, y en el diseño de algunos edificios, neobarrocos de ladrillo rojo, algunos de madera, etc. (La ciudad es la quinta en población de Japón, con casi 2 millones de habitantes).
Abajo, estación de trenes de Sapporo con la JRTower a la derecha. Si se observa bien el reloj, se ve que marca las 7:07 de la mañana.
Poco después pillaba el tren hacia Hakodate y allí haría transbordo hacia Sendai. Me pasé gran parte del trayecto dormido. Fue la primera vez que dormía viajando en tren, pero entre el madrugón, el ajetreo, el aún resentido jet lag y la tranquilidad, serenidad y silencio del tren japonés, dormí muy agusto. Pude ir tomando algunas fotos cuando iba despertando.
Algunos detalles de trenes bala.
Hacia las 15:30 aproximadamente llegaba a Sendai. Comería alguna cosa en algún konbini (debido a la hora) y dejaría las maletas (llevaba maleta y mochila grande, hay que pensar que viajaba con ropa de invierno, que ocupa mucho más espacio que la de verano). El hotel era de estilo occidental, esta vez. (Abajo, imágenes de la estación de trenes y alrededores de Sendai).
A pesar de que sólo el 1% de la población de Japón es cristiana, aún pueden verse algunas iglesias por el país.
Abajo, detalle de la habitación en la que me hospedaba, con su baño. Era bastante barata, quizá unos 36 euros la noche con el desayuno incluido.
Salí del hotel en dirección a la estatua Daikannon (gran Kannon) de Sendai. En el momento de construirla, en 1991, fue la estatua más alta del mundo, con 100 metros de altura. En la actualidad es la sexta estatua más alta del mundo. Tiene un mirador al cual se accede desde un ascensor interno. Kannon es el bodhisattva de la compasión y la misericordia. Quien todo lo ve y todo lo oye (con respecto a quienes realizan las plegarias). Todo y eso, 20 años después, en 2011, un terremoto de escala 9,1 con epicentro en el Pacífico, a 130 km. de la costa de Sendai, asoló la costa de la prefectura de Miyagi, provocando un devastador tsunami que causó la muerte de 16.000 personas, grandes destrozos por gran cantidad de ciudades costeras (entre las que se encuentra Sendai), el desplazamiento de la isla de Honshu en 2,3 m. hacia el este,(estimación según cálculos de la NASA) y la alteración en 10 cm. del eje terrestre, acortando los días en 1'8 ms. La catástrofe también afectaría a la central nuclear de fukushima, teniéndola que cerrar por explosión en uno de sus reactores y posterior fuga radioactiva y un perímetro de 30 km. a la redonda fue precintado, prohibiendo a cualquier persona ajena a labores de limpieza y obra en la zona entrase. Poco a poco la prohibición va levantándose, con ciertas restricciones.
Aunque no pude acercarme a la zona de costa (Sendai es tan grande que hasta para llegar a esa zona tardabas 1 hora en transporte público para acercarte y prácticamente 1 hora más andando hasta llegar. No había mucho transporte que te dejara cerca, pues toda la costa quedó barrida por el tsunami). A pesar de ello, viajaba 8 años después de la catástrofe, con lo que la gran capacidad de reacción y recuperación de los japoneses habrían hecho avanzar mucho en la recuperación de toda la zona. (En la imagen de abajo se puede medio vislumbrar, en el centro, al fondo, como un pico sobresaliente, la estatua Daikannon).
He recuperado un par de imágenes para comparar la devastación de la costa de Sendai en 2011:
Y camino a ver a la estatua de Kannon, pude ver algunas casas decoradas con luces de navidad.
Al final de una explanada ya asomaba la colosal estatua. Realmente daba miedo encontrártela al fondo, asomando, en la noche, de un color blanco sobresaliente, destacaba por encima de todas las cosas.
Al lado de unos edificios, al fondo, se ve cómo es mucho mayor a estos, ya que incluso en la distancia se ve mayor.
Y a medida que te acercabas, la grandilocuencia de la imagen divina era tan asombrosa como aterradora. Sesupone que debía inspirar paz, pero en la noche, una imagen antropomórfica blanquecina de tamaño descomunal inspiraba cualquier cosa menos tranquilidad.
La zona también era algo curiosa. A la derecha quedaba una especie de rampa que dirigía a los automóviles hacia una especie de explanada que servía de garaje para lo que parecía un gran hotel, en medio de una amplia explanada delante de un pequeño bosque. Como digo, la zona era algo curiosa.
Algo curioso también era ver cómo, quizá por la lluvia y la nieve, la plaza frontal de la estatua, también de tamaño considerable, mostraba un aspecto desangelado, desvalido, pero a la par romántico, entre las luces que llegaban de la lejanía tenues, los charcos aposentados en el cemento de la plaza casi brutalista que reflejaban tímidos destellos y la grandilocuencia supina que quedaba detrás, así como las telas budistas que trataban de dar un discreto colorido como si de una mancha de vino en un vestido nupcial se tratase.
La entrada es una especie de cabeza de dragón con la boca abierta que queda a los pies de la diosa. A esas horas (no recuerdo bien qué hora sería pero desde el hotel [cerca de la estación principal] hasta la estatua eran 2 horas de camino a pie) lógicamente no estaba abierta, por lo que no pude subir al mirador. Al parecer, en su interior hay varias imágenes de divinidades budistas.
Al volver para dirigirme al Castillo Aoba, (o lo que queda de él) vi un lugar bueno en el que detenerme a cenar. Era un lugar de sushi, entre otros platillos, que seleccionabas desde una tablet y te llegaba por una cinta corredera. Me gustó mucho, aunque era algo caro para las raciones que ofrecía.
Otra casita decorada de navidad. Todo el país por estas fechas gozaba de una iluminación navideña preciosa. Ciertamente merece mucho la pena visitar Japón por navidades y fin de año (muy a pesar de que, siend fechas tan señaladas, muchos lugares permanecen cerrados por festividad).
Puente sobre el río Hirose. A los lados un precioso parque, muy del estilo japonés, de naturaleza semi salvaje con abundante vegetación y altos ábroles.
Me detuve en una plazoleta en la que había este banco de estiramientos y lo probé. Llegué al límite (o casi). Debo decir que al sentarme me golpeé la espinilla derecha con el mamotreto metálico de debajo, haciéndome algo de daño. Pero eso no me impidió continuar mi camino a pie (aunque dolorido).
También me detuve en un templo que, a decir verdad, mostraba un aspecto más siniestro en las fotos que en la realidad. Era una noche oscura y poco se veía, no obstante, quedaba algo lúgubre en la instantánea.
Vista de parte de la ciudad. Me encaminaba a una zona elevada, donde se encontraba el castillo (o ruinas del castillo) Aoba, castillo del fundador de la ciudad, Date Masamune.
El camino seguía por un parque por un pequeño cerro, en la cima del cual se encontraría el castillo.
Puertas fortificadas de entrada al recinto del castillo.
Antiguas linternas.
Muralla del castillo con curiosa iluminación nocturna.
Pequeño santuario en la ladera.
Restos del castillo.
Especie de torre del águila.
Tumba o algo parecido de alguien importante.
Vista nocturna de un lado de la ciudad.
Estatua ecuestre del daimyo samurai Date Masamune (un top).
Vista nocturna de la otra parte de la ciudad con dos torres iluminadas de distintos colores. Las vistas de la ciudad por la noche era lo más destacado de la zona. Era realmente hermosa la ciudad por la noche vista desde allí.
Detalle de las dos torres (tres, en realidad. Puede comprobarse como una tercera está semi-iluminada).
Y finalmente, antes de llegar, detalle de unas galerías, de tantas que tienen las ciudades de este país. Debo decir que también me topé con una fuente estilo Manneken Pis y me encontré una tarjeta Suica con, creo, 5 yenes de crédito (es decir, vacía. La volví a dejar donde la encontré).
A medianoche llegaba al hotel. Había caminado unas 5 horas y media en total. Tomé un baño y me acosté. Por la mañana me tocaba volver a madrugar para ir a Nikko por navidad. A Nikko repetía, sería la segunda vez que iba, y haría un recorrido muy similar. ¡Nos vemos en el cuarto día, Nikko!

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