Las alarmas saltan. ¿Qué está ocurriendo? Algunos tabloides rescatan de la memoria a los sospechosos habituales... los videojuegos violentos. Pero pienso yo, ¿no está ya muy caduco ese cliché?
Con José Rabadán (el asesino de la katana) ocurrió lo mismo, rápidamente los medios de comunicación se afanaron en señalar como culpable a Final Fantasy VIII, un juego basado en la fantasía y el amor de sus protagonistas cuya única escena en la que aparece sangre, dónde aparecen dos personajes luchando con espadas y acaban heridos (apenas unas gotas de sangre, sin crear alarma ninguna) fue enseñada y repetida hasta la saciedad para tratar de convencer a la población de lo negativo que era jugar a videojuegos de ese índole.
Esto ocurría en el año 2000... mientras, ya en el 1991 existían videojuegos como Street Fighter, que consistía en peleas callejeras o el tan mundialmente conocido Mortal Kombat, del 1992, con contenido que sí era realmente violento. Pero muchos periodistas señalaron a Final Fantasy VIII.
Ahora, aun hay diarios que señalan la violencia de los videojuegos como causante de estos comportamientos extremadamente violentos y fuera de lo común.
Yo no creo que haya que señalar a los videojuegos, ni a las películas (que tantas y tan violentas hay pero ningún medio se hace eco de ellas).
Creo que esto tiene un gran fondo de falta de educación.
Llevo tiempo alarmando por mi blog de la falta de educación que existe sobre el uso de internet. En internet un niño puede encontrar desde películas violentas hasta cómo fabricarse sus propios cócteles molotov. Si unos padres no enseñan a sus hijos a usar internet, ni controlan su uso, pueden llegar a encontrar multitud de información, hasta el como acceder a un grupo yihadista.
La información en internet es muy susceptible de ser interpretada erróneamente o de un modo irresponsable. Si los padres no educan a sus hijos para lo que puedan encontrarse en internet, ni les restringen su uso, como digo, pueden acceder a multitud de material que podría perjudicar su educación e, incluso, su comportamiento.
Al contrario que los medios de comunicación, yo creo que el verdadero problema reside en la base de nuestra propia sociedad, que se ha acostumbrado a tener como cuidadora de nuestros hijos a la televisión, los teléfonos móviles o tablets y posteriormente los ordenadores. Es muy cómodo para algunos padres enchufar a su hijo enfrente de la televisión viendo dibujos animados sin reparar en su contenido, sin percibir que entre capítulo y capítulo aparecen anuncios que pueden ser perjudiciales para el desarrollo del niño. En un post anterior ya hablé de ciertos dibujos animados antieducativos en los que las conductas negligentes de sus personajes eran aplaudidas y en los que ponían en peligro sus vidas y las de los demás, sin que dicho comportamiento fuera penado. Pero, como digo, tampoco es cuestión de culpar a Bob Esponja de la muerte de Abel Martínez el día 20 de Abril en Barcelona, eso sería calcar a los tabloides sensacionalistas.
Volvamos el ojo a nuestra sociedad. ¿No ha tenido durante muchos años como referente a la sociedad de los Estados Unidos de América?
Que si los americanos esto... que si los americanos lo otro... que si base militar en Rota por pactos durante el franquismo... que si foto en las Azores conmemorando la alianza para invadir Irak en el 2002. ¿Que el niño tiene hambre? De cena al McDonalds, que tome ejemplo de la obesidad infantil de los Estados Unidos de América. ¿Series de dibujos? Le enchufamos un Diseny Channel o un Nickelodeon... que se nutran de los USA. Ahora, hablar inglés de lejitos... Luego pregúntales geografía, que nos echamos las manos a la cabeza cuando el gobernador de Texas (hermano de George W. Bush) situaba una imaginaria República Española en el sur de México.
Por copiar a los USA les copiamos hasta en la forma de hacer noticias... ¿Recuerdan la matanza del instituto Columbine, Littleton, Colorado? En 1999, dos alumnos de ese instituto entraban armados con rifles y artefactos explosivos y causaron 15 muertos y 24 heridos. Los medios de comunicación buscaron pronto un culpable, las letras de la música que escuchaban... para ser más exactos, seleccionaron a una de las personas más locuaces e inteligentes que ese país ha parido, Brian Hugh Warner, más conocido como Marilyn Manson.
Las dudas se atrevió a sembrarlas el director y guionista Michael Moore con su película documental Bowling for columbine. En ella se planteaba la cuestión de si no habían escogido a un cabeza de turco para desviar las miradas de la asociación nacional del rifle, por ejemplo, de la que Charlton Heston fue incluso presidente.
Pues... ¿no es más sencillo pensar que si un niño no tiene acceso a las armas, éste no las podrá usar? Según el razonamiento de la sociedad estadounidense (o gran parte de ella mejor dicho), no.
El problema se traslada a nuestro país. ¿A quién culpamos? A los videojuegos. ¡Pues no señor! Yo echo la mirada más allá, y sin querer juzgar a los padres de la criatura que en la mañana de ayer perpetró semejante atrocidad en su instituto, creo que todos debemos ser más conscientes de los riesgos y peligros que conlleva no educar a nuestros hijos para el uso y consumo de tecnología, ocio y entretenimiento. Estos usos nunca deberían pasar la frontera de lo lúdico a lo educativo, si no es bajo la supervisión de un adulto.
De todos modos, el caso del instituto Joan Fuster apunta a que el chico sufrió un brote psicótico, según fuentes del Hospital Sant Joan de Déu. El centro hospitalario señala también que se ha detectado un aumento de medicación desde edades pequeñas. Los padres usan fármacos para tranquilizar a sus hijos o inducirles el sueño. Algo que también podría apuntar a otro problema añadido, ya que los padres prefieren no dedicar tiempo en remedios naturales o tradicionales que han funcionado siempre y van directos a usar una droga cuyos efectos a corto plazo no acaban de comprender y a largo plazo desconocen.
La educación de un niño es algo muy serio y en este país empieza a tomarse muy a la ligera.
Abel Martínez, D.E.P. |
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