jueves, 28 de noviembre de 2013

No te rindas, solo date otra oportunidad:

¿Cuántas veces hemos sentido deseos de abandonar un proyecto porque no lo viéramos avanzar? ¿Cuántas veces nos hemos visto incapaces de realizar una labor tras el primer, el segundo, el tercer o el cuarto intento? ¿Cuántos no hemos sentido que después de un día pésimo parece como si se fuera a acabar el mundo?

No son más que falsas percepciones en un estado negativo de fatiga, derrotismo y frustración por no alcanzar nuestras metas, pero... ¿sería lícito abandonar por ello?
Desde luego que no. Si así fuera, Edison nunca habría inventado la bombilla (antes de lograr que su invento funcionara lo había probado mil veces sin ningún éxito anterior), Bill Gates jamás habría creado Microsoft (le dijeron que no iba a funcionar), Albert Einstein no habría elaborado la teoría de la relatividad (aprendió a hablar pasados los 4 años, hasta los 9 años no podía mantener un diálogo fluido)...

¿Os imagináis un mundo sin bombillas porque Edison se rindiera al 999 intento? ¿Un mundo sin el gran Microsoft que tanto ha alimentado nuestras fantasías de chiquitines haciéndonos más fácil el uso de los ordenadores? ¿O que siguiéramos dispersos en la incertidumbre espacio temporal cósmica y existencial, sin energía suficiente de fusión y fisión nuclear, y un sinfín de etcéteras porque Albert Einstein hubiera desistido en hablar por sentirse frustrado de no poder hacerlo mientras sus compañeros hablaban fluidamente?

Somos Einsteins, Edisons, Gates en potencia, solo que aun no hemos creído en nosotros.
Si dejamos que nuestros errores dilapiden nuestros sueños, trunquen nuestras expectativas y anulen nuestras metas... ¿Cómo vamos a ser felices?
Un error, dos, tres, cien, no deben borrar tu meta, tu destino, solo deben marcar tu camino para hacértelo ver más recto cuanto más lo caminas.

Cada vez que tropieces, cada vez que algo frustre que alcances tu meta, tu objetivo, no pienses que se aleja, no pienses que se borra, piensa que nunca antes estuvo tan cerca y que cada paso que das te hace estar aun más cerca.

Si nos rendimos nos negamos la oportunidad de mejorar.

Y si tenemos un mal día, cuando vuelva a salir el sol ese día habrá muerto. El día siguiente puede ser totalmente opuesto al anterior, merece la pena empezarlo cargados de energía y optimismo.

De regalo, una canción de The Clash, para mí, la mejor versión en la red de Train in Vain. (Recordando mi camino me paré en ese momento... el momento en que empecé este blog hablando de Londres y The Clash, lástima que apenas dijera nada entonces. Le debo a Londres una entrada).


No hay comentarios:

Publicar un comentario