martes, 7 de junio de 2016

Agresión a dos mujeres y ataque ideológico:

Hace dos días una carpa de apoyo a la proyección de los partidos de la selección española en Barcelona sufrió un ataque,  cuyo resultado fue la agresión (tanto verbal como física) a dos mujeres que la custodiaban y daños en la pequeña instalación.

Se le está dando mucho bombo a la noticia porque se trata de un ataque ideológico (o más bien se le ha dado ese enfoque), ya que eran jóvenes independentistas catalanes quienes perpetraron el ataque con gritos como "pu*as españolas, fuera de aquí, os vamos a matar", a lo que posteriormente arremetieron contra las ocupantes de la carpa con golpes, puñetazos y empujones para sacarlas de la vía pública.

Lo que más me asombra es que parece que el mundo se ha centrado en ese ataque ideológico, pero... ¿qué hay de la violencia de género? Es decir, la escena, aparte de ser un ataque contra una ideología diferente a la independentista catalana, es, aun más visualmente, un ataque de hombres contra mujeres. Hombres insultando y golpeando a mujeres, humillándolas y pegándolas. ¿No cabría, pues, remarcar también que se trató de un acto de violencia machista?

Planteo esta pregunta porque pienso que el resultado no habría sido el mismo si hombres fornidos hubieran sido los que custodiaran aquella carpa el día 5 de este mes en la Meridiana, Barcelona. Pienso que las personas (por llamarlas de algún modo) que se envalentonaron a pegar y tratar de sacar de la vía pública a aquellas dos mujeres eran simplemente unos cobardes con complejo de inferioridad que se sintieron insultados porque hay más gente en el mundo con valor a proclamar sus ideas y libertades y, más aún, sin necesidad de sentirse arropados/as por una multitud.

Llevo 13 años viviendo en Barcelona, y es una ciudad que trata siempre de alejarse de injusticias, agresiones y malos tratos. Es una ciudad cosmopolita que siempre ha intentado tener por igual a todas las culturas y no menospreciar a aquellos quienes tienen ideologías distintas.
Considero que el ataque que aquellas mujeres y la carpa de apoyo a la selección española de fútbol sufrieron no fue de independentistas contra España (he conocido miles de personas independentistas a lo largo de mi vida y guardo buena amistad con muchos de ellos, y a ninguno de ellos se les ocurriría ni por asomo hacer algo semejante), sino de unos energúmenos que suelen confundir la libertad con la tiranía, la igualdad con el sometimiento y la fraternidad con el fascismo. Porque recordemos que el fascismo tanto viene de un lado como del otro.

Por lo tanto, considero que este ataque no debería servir para que ahora miles y miles de españófilos salgan a la calle con consignas fascistas contra el separatismo catalán, alimentados por el enfoque de odio con el que muchos medios puedan hacerse eco de la noticia.

Preferiría, por el contrario, que todo el mundo pudiera de una vez sacar la bandera que le venga en gana, hablar sobre sus ideas de un modo pacífico y sin agresión alguna. Que la gente no tuviera que ir con miedo a ser zarandeados, vapuleados o vilipendiados por cuatro exabruptos energúmenos con ideas distintas. Y, de paso, que todo aquel que presenciara una pelea o agresión en condiciones desiguales entre ambas partes trataran de hacer todo lo posible por evitar daños mayores.

Considero que esta ciudad tiene el suficiente sentido común para que no vuelva a repetirse algo así.

Fuente de la noticia:
http://www.elmundo.es/cataluna/2016/06/05/5753eb24e2704ec5708b461e.html

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