viernes, 29 de mayo de 2015

Ficciones (10): Un histrión fuera de juego.

Fue divertido, me sentí divertido, vaya.
La cena estuvo bien, fuimos a un lugar del gótic y, la verdad, me sorprendí a mí mismo eligiendo. Bueno, para ser sinceros alguien me habló de ese lugar... pero fue un acierto seguir esas recomendaciones.

De primero una pequeña variedad de ensalada y embutido de la tierra y de segundo rape al horno con jugo de compota de manzana caramelizado y almendras. Delicioso, todo ello acompañado de un blanco estupendo, un Penedés que creo recordar era mezcla Macabeo (80%) y Xarel·lo (20%).
Sí, podría decirse que el lugar, acogedor, amplio, poco ruidoso, bien decorado al estilo art deco que tan de moda volvía a estar, seguramente culpa de ello tendrían las novelas de María Dueñas, era un más que acertado lugar para invitar a una mujer como Mar que, a pesar de ser un año mayor que yo, no quita que podamos sentirnos atraídos.

Bien, la comida un acierto, el lugar un acierto, yo estuve divertido y el ambiente fue propicio. Ninguna nota disonante, ningún altercado y todo fue elegancia informal y notoriedad intelectual. Me gustó.
La noche se comportó. Un clima cálido templado algo húmedo pero despejado hacía muy llevadera la noche de verano en Barcelona. Además, era luminosa, la luna que justamente empezaba a menguar seguía siendo un gran foco luminoso que acompañaba al iluminado artificial de la ciudad.

Sin embargo... algo no acabó de ir bien. En ocasiones me sentía forzado a romper unos silencios desagradables y no me veía acertado. En otras, era ella quien con preguntas amables y una sonrisa educada intentaba acomodarme la velada. Pero aun tratando de llegar a un clima más que agradable, propicio para una segunda cita... como decía, algo no acabó de funcionar.

Al despedirnos... ni un beso. Fueron dos besos, uno por mejilla, los que nos dimos para volvernos a ver en dos días en la editorial.
Todo fue genial... la conversación no fue muy fluida pero... al final... el final es el preludio de la continuación. Y si no hubo nada, nada habrá. Y he de decir que Mar, entre lo inteligente que parece, entre que conmigo estuvo mucho menos sarcástica de lo que ella suele ser y estuvo más amable, entre la elegancia de su vestir y su caminar y su madurez, hizo que se me borrara de la mente cualquier otra mujer. Quería repetir, con Mar, y que esta vez acabáramos al menos con otro preludio, con un sabor a labios, con un continuará en breve. Lo deseaba.

En la sala de la editorial no había manera. Mar siempre tenía una excusa para no quedar conmigo. Siempre estaba ocupada e, incluso, parecía evitar hablar conmigo. Como si supiera que en el momento menos esperado volvería a tratar de proponerle otra cita.

El miedo que me llegaba a paralizar hizo que finalmente me quitara la idea de la cabeza, no a ella, y continué con la pasiva y monótona normalidad con la que transcurre el magnicidio del tiempo.

Fue entonces cuando llegó eufórico Víctor:
- ¡Chaval! ¿A qué no sabes quién me ha felicitado personalmente por mi ascenso y con quién voy a tener una cita y posterior revolcón?-
- ¿Felipe?- pregunté desorientado.
- ¿Felipe? ¿Felipe? ¡Eo! Baja de las nubes Chus, que sigo siendo hetero. Hablo de Angie.-
- ¿Angie? ¿Pero a ella no le gusta Pedro?-
- ¿Qué dices? A Angie le gustan todos y yo soy el macho alfa de aquí, así que mañana me licencio. Toma nota coleguilla, a ver si se te pega algo. ¿Tú qué, sigues mustio por lo de Mar?-
Me hubiera gustado decirle que no, que estaba bien, que no tenía importancia, que sólo fue una cita... pero no podía mentir porque me mentía a mí mismo.
- Un poco, la verdad. Trato de pasar los días con normalidad, pero es verla y...-
- Es una tía como otras. Bueno, no. Mar tiene clase, es inteligente, y está tremenda. Pero hay más mares que navegar. ¡Despierta chaval! que la vida se te escapa y tú vales mucho.- Entonces hizo una pose elegante señalándome y dijo- ¡Y lo sabes!-
Eso me hizo reír.
- ¡Tienes razón! Si no es una Mar será una Montaña.-
- ¿Pero qué dices loco?-
- Montaña... Montserrat... por decir algo, era un juego de palabras.-
- Macho, pasas unas horas a solas con Mar y se te pega su ingenio. Igual debería probar yo también...-
- ¡Oye!- Empezaba a enfadarme su actitud chulesca y desafiante.
- Es broma, Te dejo a lo tuyo, voy a hablar con Felipe a ver si echamos hoy mismo o mañana a Butler y me llevo dos pájaros de un tiro.-
- Bueno, no comparto tu postura pero si eso ayuda a que todo vuelva a la normalidad, estoy contigo.-
- Así se habla, haciendo piña.-

Y se largó el doble de eufórico que vino.
Le envidiaba. Era un hombre brillante, trabajador, decidido, incluso sofisticado dentro de su... aspecto de hombre básico y pueril. Guardaba ases en la manga y con ellos acababa ganando las partidas. Pedro no me caía mal, a decir verdad amenizaba la sala con sus momentos artísticos, con sus extravagantes genialidades, pero mi fidelidad a Víctor me llevaba a aplaudir cualquier acto que llevaba a cabo, sin juzgar la intención.

Puede que todo cambie mañana... puede que mañana, sin Pedro, con Víctor junto a Angie... yo pueda encontrar mi oportunidad. Habrá que esperar, de nuevo, a mañana.

El horizonte de Jesús

lunes, 25 de mayo de 2015

Ficciones (9): El talento no se esconde.

No sé si estoy preparada. Me han pedido dirigir al equipo de edición que conformamos Sandri, Noe, Mar, Jesús y Pedro, mientras Víctor sea el supervisor de toda la planta.

Los veo, a todos ellos, y me siento pequeña, asustada. ¿Dirigirlos, yo? ¿Ser la líder? Este grupo tiene muchísimo talento... ¿por qué yo? Si no tengo ni idea de por dónde empezar o qué directrices hacer que tome este grupo. Incluso me cuesta pensar en ellos como grupo, siendo individualidades tan sobresalientes.

Y Víctor... ¿Estará de acuerdo en todas las decisiones que tome? Yo no soy tan decidida ni estoy tan segura como ese hombre. La verdad es que en ocasiones me resulta un hombre imponente, apabullante, e incluso admirable por su esfuerzo y dedicación. Ha llegado donde quería llegar y lo ha dado todo, o casi todo, pero ¿qué habré hecho yo para ganarme el puesto de líder del grupo?

No sé si seré capaz de guiarlos a todos... veo a Mar... chocaré con ella, con lo bien que me cae. Noe y Jesús los veo más serenos y... Pedro... no sé cómo reaccionará ese chico a mis consejos u órdenes... si parece ir a contracorriente.

Se me acercó Víctor en ese momento de duda, de pensamiento... aunque a decir verdad me pasaba el día pensando en ello.
- ¿Te ves preparada para ocupar ese cargo?- me preguntó con la mirada fija en mí.
- No lo sé, nunca me he visto desde esa perspectiva. No me he planteado nunca dirigir un grupo de edición, y menos éste grupo tan heterogéneo. Son todo personalidades.-
- Bueno,- continuó él- Jesús y Noe son de carácter más bien dócil. Y Sandri es tu amiga aquí.-
- Pero están Mar y Pedro. Mar tiene un carácter muy fuerte y Pedro...- No acabé la frase cuando Víctor estaba proponiéndome una solución.
- Mar te obedecerá, te lo digo yo, le conviene. En cuanto a Pedro... si es un problema lo extirpamos.-
- Pero, ¡Víctor!-
- Tranquila. Pedro también te hará caso. Hará cualquier cosa que le pidas.-
- ¿Cómo sabes eso?- Hablaba tan seguro que parecía conocerle mejor que ninguno de nosotros.
- Todo hombre estaría dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de tenerte satisfecha.-

Aquella frase me hizo ruborizar. No me la esperaba, y menos de Víctor. Me sentí niña delante de ese hombre, pero no una niña insegura y asustadiza, sino una chica protegida y cómoda, y eso me gustó.
Pero a la vez sentía nerviosismo. No sé qué me pasaba. Él se acercó y me acarició el pelo mientras me decía:- Ricitos, no temas, mientras yo gobierne esto tú estás a salvo.-
Y de pronto sentí una necesidad imperiosa de estar rodeada por sus brazos, así que me lancé a que me abrazara. Y me abrazó.
Ese hombre estaba fuerte, notaba su fuerza abrazándome, protegiéndome, ayudándome, como ayudan los padres de una cría de pájaro a que emprenda el vuelo. Apoyé mi cabeza sobre su pecho sin pensar en que nos encontrábamos en medio de la sala... sin pensar que Sandri, Noe, Mar, Jesús y Pedro nos pudieran ver.
De pronto la aparté, me sentí avergonzada... como si hubiera sucumbido a unos encantos a los que antes me resistiera por algún tipo de señal, razón, instinto o falta de confianza.

Y de pronto el rojo de la sala me invadió. Me encontraba sentada, observando cual sería mi nuevo cubículo, receptáculo o despacho, algo más elevado del resto, encarado hacia la esquina de oficina en la que nos encontrábamos. La líder... me empezaba a gustar la idea, aunque seguía teniéndole entre respeto y miedo al cargo y por eso aun no había aceptado.
Sandrí se acercó:
- ¡Hola Angie! ¿Qué tal van tus correcciones?-
Me asusté, por un momento pensé que me preguntaría por el abrazo con Víctor.
- ¡Bien, bien!-
- Oye... ¿Has visto la historia que está corrigiendo Pedro?-
- Ah... sí...- Por momentos olvidé de qué historia se trataba... recuerdo que me gustó, mucho, pero se me había ido de la cabeza... ¿tenía Víctor la culpa de ello?-
- Me parece súper interesante. Le he pedido que me la pase cuando acabe de corregirla y que no sea malo y me diga de quién es. Me voy a hacer fan de él o ella.-
- Sí, no me extraña. Yo también le he pedido que me la pase.-
- Ya... oye Angie y... ¿Estás con Víctor?-
Esa pregunta me descolocó:- ¿Qué, estar, cómo?-
- Quiero decir si te gusta, o si estáis juntos... ya sabes, como pareja. Es que he visto que os abrazabais y claro, es la primera vez que veo que abrazas a un chico.-
- No, no. No estamos juntos.-
- Pero, te gusta, ¿no?-
- Sí, bueno no, bueno, no sé.-
- Pues fíjate que yo pensé que te gustaba Pedro.-
- ¡Anda! ¿Y eso?-
- No sé... parecíais una buena pareja. Sois guapos, con talento y pegáis, a pesar de que en carácter sois muy diferentes, parecíais complementaros.-
- No sé... es que es muy callado, muy reservado y tiene una especie de rollo siniestro...-
- Pero Angie, si decías que tenía un punto.-
- Ay no sé Sandri. ¿Por qué me preguntas esto ahora?-
- No sé... es que creo que me gustaría conocerle mejor.-
- Toma ¿y eso?-
- Pues, es que es la atmósfera que lo rodea. Es... ¿Has...? sí, claro que lo has leído. Y te preguntas... ¿Cómo ha conseguido un texto tan bueno? Si ha sido el último en llegar... No sé... fantaseo. Creo que, es... alguien importante, en plan conocido del director. Sino... ¿Cómo... tiene la mesa que él ha querido?-
- Era la mesa de Víctor, tiene sentido que se la den si él va a heredar el despacho de Jaume.-
- No, ya, pero... ¿Por qué no se la han dado a Mar, por ejemplo?-
- Sandri, a ti te gusta Pedro, luego es normal que te empapes de esa atmósfera mística que dices que tiene.-
- Ya, Angie, pero tú también se la veías... fuiste la primera...-

La conversación me puso triste. Recordé esa sensación con Pedro... y recordé cómo me miró cuando quise acercarme a él. Ese chico es como un puercoespín, cuanto más te acercas a él más daño te haces con sus espinas.
No me imagino sintiéndome protegida en sus brazos como me sentí con Víctor...
Dios, qué estúpida soy. Debería pensar en mis posibilidades de cara al ascenso y me hallo aquí dubitativa por las sensaciones que me despiertan dos hombres que no deberían importarme más que en el plano profesional.

Estoy estresada. Debería tomarme un par de días libres.

Angie worried

lunes, 18 de mayo de 2015

Ficciones (8): Los verdes ángulos de la libertad de culto.

No me lo esperaba, pero fui invadido por un sentimiento y sensación de bienestar mayúsculo. Fue con algo con lo que no creo que mucha gente pudiera sentirse de ese modo... sin embargo conmigo resultó. Las columnas angulosas de un edificio de l'Eixample dret.

Se podían ver a través de los amplios ventanales, unas columnas colocadas casi al azar en un segundo piso de altura aproximadamente. Aquellas columnas, pintadas verdes, formaban un ángulo exquisito, para nada simétrico, y agradablemente angosto, perfecto para atorarse a dilucidar maravillas y ser poseído por el espíritu de la mágica Mnemosine, entre aromas y sonidos deleitosos.

Cuando estaba a punto de ser guiado por un hilo mágico hacia algún lugar delicioso y suave, dulce y sensible, delicado... un exabrupto ominoso me turbó y sacó de aquel estado onírico. Era la voz de Víctor, o más bien, el vocifero de Víctor... excitadísimo con su ascenso. Lo había conseguido, y no es que no lo mereciera, se lo había granjeado a consciencia... pero... yo guardaba ciertas dudas hacia ese personaje. Podía notar como me degollaba con gestos y miradas de desaprobación cada vez que una de las chicas del grupo dirigía su atención hacia mí. Parecía querer tener no sólo el control del grupo de edición, sino de todos y cada uno de nosotros. Y lo más alarmante es que parecía funcionarle.

Eso me inquietaba, me... sí, me aterraba. Me daba igual de quién se adueñara, sabía que nunca iba a adueñarse de mí, pero... empezaba a temer por otra persona. No sabía bien por qué, si por su bondad, si por su exención de hipocresía y manilupación, vaya, por su franqueza y sinceridad y así hasta mil sinónimos, por... era un ángel. Y ese pensamiento me devolvió al inicial...
Las columnas eran verdes. Recuerdo ese color, fue uno de los primeros colores que vi al entrar en esta editorial... me resultaron saltones, desorbitados... pero confundí efusividad, entusiasmo y amabilidad con falsedad e histrionismo. ¡Cómo me equivoqué! Con el paso del tiempo comprendí que no siempre la tradición literaria acierta en los tópicos y que unos ojos verdes no tienen por qué ocultar nada malo. Al contrario, jamás unos iris guardaron tanta humanidad.

Sus ojos verdes. Sus prendas verdes, en ocasiones... su dirección, el camino... todo era como primavera.
Después del griterío y excitación por el ascenso de Víctor, alguien se acercó a leer mi hoja de Word. La estaba leyendo... era blanda... era suave y olía bien. Reconocía su olor. No era tan invasivo como el de Mar, ni tan sutil como el de Noe, ni tan... ¿A qué olía Sandri? No, ni tampoco tan... repug... repugnante como el de Víctor, ni tan sereno, sosegado, marino, como el de Jesús. No. Era ella, era Angie, la chica a la que confundí con las afroditas que tanto me torturaron y que tiene más de Atenea que nadie.

Notaba el vibrar de su voz cercana a mi cara... sentía acariciármela... y su aliento... afrutado... joven pero con vivencia, me pedía experiencia, me suplicaba experiencia... ¿Yo? Si todo lo que me ha envuelto es una oscuridad y un terror dignos de una novela de Stephen King... ¿Qué podía yo ofrecer a nadie más que tinieblas?
Noté algo blando rozar mi brazo poco antes de que su mano tocara la mía, posada en la mesa.
- ¿A quién estás corrigiendo? Parece una historia profunda e interesante. Ese personaje especialmente tiene un carisma especial. No sé si es por su psiqué...- Me preguntó mientras tocaba mi mano.
No pude hacer otra cosa que mirar su mano tocando la mía, pero pensaría algo extraño y pronto la quitó mientras continuó sonriendo y me dijo:
- A mí no me tocan autores tan interesantes.-
- No creas... es una buena página... la historia en sí tampoco es para tanto.- Respondí.
- Bueno, si quieres me la puedes pasar una vez la corrijas y ya juzgaré por mí misma, ¿te parece?-
- De acuerdo.-

Pensé que se iría... y me dejaría proseguir con mi labor... sin embargo trató de profundizar más en mí, con una mirada que quería llegar a mis entrañas. Pero no la dejé. No sé por qué... no sé por qué me cerré, le cerré el paso. Desvié la mirada y seguí con lo mío.
No pude ver la cara que ponía, lo que sí vi es que me dejó mientras volvía con el grupo.
Alguien más vino a husmear en mis quehaceres. Esta vez fue Sandri.
Se quedó mirando largo rato la pantalla sin decir nada. No pude proseguir... así que esperé a que acabara su lectura.
- ¿Quién es el autor?- Ya era la segunda persona en diez minutos que me preguntaba lo mismo... y me daba palo contestar.
- ¿Tan buen escrito os parece que es?- Le pregunté.
- No sé, tiene algo mágico y eso me gusta.-
- Vale, sí, es bueno... se lo voy a pasar a Angie cuando acabe con él.- Le dije para poder continuar.
- ¡Pues pásamelo a mí también! Pinta muy bien.-
Sandri me sonrió, me despidió con la mano mientras sonreía y se fue.

Era extraño... todo... era muy extraño... y de pronto me invadió el miedo.
¿Y si no tenía que haber hecho que apartara su mano de la mía? No, eso era una bobada. Yo no hice nada... sólo me asombré. Angie es la chica más hermosa de las cuatro, posiblemente la más inteligente, y con diferencia la que mejor provecho saca de su talento. Que una chica así... dirija su atención hacia mí... me... pone nervioso. Quizá debería ser menos hermético con ella... al fin y al cabo... ella... sus ojos... las hojas de los árboles en primavera, el campo rociado de agua... su figura, su luz... ella me ha hecho algo... desde el primer día... desde la primera vista... sin quererlo he quedado hechizado.

Angie me gusta mucho.

Hoy es verde

lunes, 11 de mayo de 2015

Ficciones (7): Recuerdos que son ahora.

Me gusta mucho más el nuevo mobiliario que el anterior. Resulta más cómodo e incluso a una le hace acabar la faena antes.
Definitivamente, los tonos rojos así como Burdeos le dan un aspecto de más fuerza, carácter... No sé, me gusta, me resulta agradable.

Ya he acabado la corrección de la próxima publicación... ¡Y en breve me dan una traducción! Qué ganas tengo... traduciré a mi primer/a autor/a. ¡Es posible que acabe traduciendo todas sus novelas! Es lo que suele pasar con los autores y las traducciones, se genera una especie de simbiosis que si realmente encaja, acaba por ser una realidad. Autor/a y traductor/a acaban ligados por un mismo hilo, pero con unos matices diferentes.

A veces pienso en que traduzco a un autor de mi edad... que a éste le gusta mi traducción de su texto y que desea conocerme... o quizá al revés... me llena su literatura hasta tal punto que quedo empapada de sus expresiones y trato de hacerlas mías para la traducción... escapándoseme conceptos... pinceladas que estaría deseosa que me explicara.

Las cosas en la editorial empiezan a cambiar poco a poco... no solo el mobiliario... la gente... nosotros, los correctores, editores, escritores... creo que maduramos.
Mar estaba más sarcástica, Jesús más equilibrado... y cuesta pensar que aun se pueda encontrar mayor equilibrio que el que ese chico tiene, Angie más guapa, últimamente se le veía radiante, debe ser que la confianza que tienen depositada en ella la satisface. Luego estaban Víctor... menos chinchoso y más pensativo, raro en él. Noe, bueno, Noe quizá no parecía cambiar demasiado. Y luego estaba Pedro, que se estaba contagiando de la vivacidad del grupo, y entró sigiloso como un gato que busca un cómodo lugar sobre el que posarse y pasar el rato contemplativo, meditativo y en calma.

Empezaba a hacer calor, verano. ¡Qué ganas de disfrutar una tarde de playa! Le diré a Angie de venirse a ver si se apunta. ¡Podría decírselos a todos! Sí, eso haré.
Estamos a punto de acabar... más vale que les mande un mensaje al grupo del whats:

The Infernal Editors: Sandri: Chicossss ¿Qué tal tarde de playita? Aprovechemos un par de horitas al menos.
The Infernal Editors: Angie: ¿Esta tarde? Yo no he pillado bikini.
The Infernal Editors: Mar: Tía, eso se hace con tiempo. Que unas estamos más blancas que Iniesta en Alaska.
The Infernal Editors: Víctor: ¿Bikini? Chorradas, topless o vamos a una nudista.
The Infernal Editors: Sandri: Por mí no, Víctor.
The Infernal Editors: Mar: Paso de que el pervertido ese me vea el pecho.
The Infernal Editors: Víctor: Seguro que es porque lo tienes pequeño, en cambio a mí no me importa que me veáis la...
The Infernal Editors: Pedro: Víctor, no dejes tantas evidencias de tu cociente intelectual.
The Infernal Editors: Víctor: ¿Qué dice éste y quién le ha invitado al grupo o desde cuando está en él?
The Infernal Editors: Mar: ¡Olé tú, Pedro!
The Infernal Editors: Angie: ¡Bien dichoooo!
The Infernal Editors: Jesús: Yo no voy a poder... ¿Qué tal el sábado?
The Infernal Editors: Angie: ¡Sábado pícnic en la playa!
The Infernal Editors: Pedro: No sé yo si podré...
The Infernal Editors: Angie: No es si podrás, es si querrás. Quien quiere, puede.
The Infernal Editors: Mar: Yo el sábado me apunto.
The Infernal Editors: Noe: Me apunto para el sábado.
The Infernal Editors: Pedro: Pues eso, no sé yo si querré.
The Infernal Editors: Jesús: Yo me apunto, apuntad a Pedro, lo llevamos a rastras. Igual tiene miedo al agua.
The Infernal Editors: Pedro: ¿Qué? Yo no temo a nada.
The Infernal Editors: Víctor: Bla, bla... te hago una carrera a nado.
The Infernal Editors: Pedro: ¡Venga!
The Infernal Editors: Mar: Uuuuh, pelea de gallos.
The Infernal Editors: Sandri: Jajaja. Os apunto a todos ¿Vale? Traeremos comida para el pícnic del sábado.
The Infernal Editors: Angie: ¡Síiii!
The Infernal Editors: Pedro: Protección solar, al menos factor 30, el primer contacto con el sol es peligroso.
The Infernal Editors: Víctor: ¿Te da miedo el sol?
The Infernal Editors: Pedro: Me das miedo tú... soy hetero.
The Infernal Editors: Víctor: ¡Y yo! ¿De qué vas?
The Infernal Editors: Pedro: Nada, nada, por si acaso...
The Infernal Editors: Víctor: Además... antes que tú me tiraba a Jesús.
The Infernal Editors: Jesús: No sé si agradecerte el cumplido o preocuparme también.
The Infernal Editors: Angie, Mar, Noe (a la vez): Jajajajaja.
The Infernal Editors: Víctor. Bueno, Butler, el sábado te reto a llegar a la primera boya y volver, a ver quién tarda menos.
The Infernal Editors: Pedro: Vale, el que pierda paga una cerveza.
The Infernal Editors: Víctor: ¡Y unos nachos!
The Infernal Editors: Jesús: Y una mariscada.
The Infernal Editors: Mar: Y un viaje a las seychelles, no os fastidia... jajaja.
The Infernal Editors: Angie: Bueno, apuntados todos al pícnic del sábado en la playa. Traed bañadores, protección solar y comida.

Pues con la tontería se nos echó el tiempo encima y tuvimos que salir pitando de la editorial con trabajo para el día siguiente...
Me gustaba... me gustaban los cambios que se estaban dando en la editorial... Me gustaban mucho.
Quién sabe... es posible que yo también esté cambiando.

Paisaje correspondiente con Sandri

jueves, 7 de mayo de 2015

Ficciones (6): Como pluma al viento.

A las ocho vino. Yo le estaba preparando una buena cena, con velas y rosas y todo, con una ropa de noche sensual y provocativa bajo mi ropa de andar por casa, mientras esperaba que me diera esa gran noticia que quería darme...

A la vez que cocinaba, brindábamos con un rosado espumoso sin tener muy claro aun por qué lo estábamos haciendo... hasta que de pronto me lo lanzó:
- Me han ascendido Noe, soy el encargado de la sección.-
Aquello... no era lo que esperaba oír. No es que fuera malo, no, todo lo contrario. A pesar que tuviera más miedo de que más miradas y admiración fueran levantadas, sin hablar de Mar, pululando a su alrededor, la noticia era increíble. Mi amado Víctor nuestro jefe, qué bien sonaba eso... a decir verdad me sentía excitada. ¡Y sí, se lo merecía! Ha estado trabajando duro para lograr ese ascenso. Esta noche iba a ser su noche, y yo me encargaría de que así fuera.

Pero al día siguiente no me esperó para ir juntos al trabajo. Con la excusa de adelantar faena, que tenía mucha, se escabulló y, de nuevo, volveríamos a ser simples compañeros en la editorial, o aun peor, empleada y superior...

Los días siguientes vería como su atención iba desviándose de mí y cómo iba obsequiando a Mar con su humor ácido y sarcástico. Estoy casi convencida de que le gusta. A pesar de todo siempre logra calmarme con algún gesto o palabra que únicamente me dedica a mí.

Me fue diciendo que iba a proponer a Felipe cambios, cambios especialmente en nuestra sección. Se trataba, básicamente, de ahorrarse una persona, ya que el trabajo en formato físico, no en archivos informáticos, iba disminuyendo y el otro trabajo podríamos ir desempeñándolo en casa, con más comodidad y cobrando más por ello.

Su propuesta me gustaba mucho... quizá podría insinuarle que podría traerse trabajo a mi casa y así, poco a poco, hacer que se fuera quedando... cada día un poco más... hasta que ya no se fuera. Para ello tenía que echar a Pedro de la editorial. La idea no me parecía mala, a pesar de que no tuviera nada en contra de Butler, menos que es raro. Pero quería estar al lado de mi coordinador editorial... así que Pedro me estorbaba, porque le estorbaba a Víctor.

Cuando le proponga a Felipe la reestructuración, quiero estar presente para decirle que estoy totalmente de acuerdo con la medida. ¡Cuánto dinero podríamos llegar a ganar los dos juntos! Quién sabe si más adelante pudiéramos abrir nuestra propia editorial y pasar más tiempo juntos... sin Mar pululando.

Puede que parezca una sombra ondeante eclipsada por el radiante carisma de todos y cada uno de los trabajadores de nuestra editorial, pero esta sombra ondeante sabe bien tras de qué elemento refugiarse cuando el sol atice con fuerza para no sentir su abrasador calor quemarle las entrañas.

Bajo la sombra de Víctor me levantaré reclamando mi puesto de princesa sin corona. La furia de los titanes aplasta a los malaventurados. Primero caerá Pedro, pero Mar será la siguiente.

Pantano, paisaje correspondiente a Noe.


domingo, 3 de mayo de 2015

Ficciones (5): El fuego del odio te quema, te consume.

Al final se me verá el plumero, quiero decir, mi estado natural para la gente es el del borde irrespetuoso con grandes humos y aires de superioridad (distingo entre ambos) y puede que en ocasiones prepotente... pero no suelo ser así con Angie... y al final se notará que me la quiero llevar al huerto.

Con la llegada del socio-psicópata ese de Butler, Pedro, o Perico los Palotes, he visto a mis chicas andar algo más revueltas, más revolucionadas... Y sí que imprime cierto magnetismo, pero yo eso me lo paso por el forro. Yo imprimo masculinidad, testosterona, hombría, y eso siempre se ha llevado. Mi edad adulta y cómoda, mente manipuladora y cuerpo varonil y bien trabajado y, ahora, mi próximo ascenso, hacen de mí alguien del que es imposible no sucumbir.

Pero ese Butler... ese Butler... cada vez que abre su estúpida boca, que son contadas veces... ¡Maldición! ¡Parece un profeta vaticinando algo grandioso! ¡O una especie de Sócrates usando un tipo de mayéutica hipnótica con la que envuelve a sus pupilos! No he creído nunca tener rivales... pero este Pedrito... ese... ¿Qué tendrá, ocho años menos que yo? ¡¿Cómo puede quitarme credibilidad?!
Esta sensación... ¡Sí! ¡Le odio! ¿Es que no ven que es puro nada? Yo soy esencia, yo soy ser. Ese tipejo es puro humo. Yo les daría a todas ellas cien veces más y mejor de cualquier cosa que ese mequetrefe. Papanatas...

¿Pero qué estoy diciendo? Me estoy dejando llevar por la ira.- ja, ja, ja...- La cólera me hará envejecer más rápido y peor. Sólo tengo que pensar que soy mejor que él.
En cuanto sepan las chicas que me van a ascender... las tengo otra vez revoloteándome de nuevo. Y es un ascenso merecido. Yo me lo he trabajado más que nadie, yo he dedicado a esta editorial más tiempo que nadie... así que nadie pensará de forma opuesta a mis méritos por este ascenso. Oh... Butler... voy a hacerte la vida imposible. Te veo pronto en la cola del paro, lejos de Mar, Noe, Sandri y Angie. Sobretodo lejos de Angie. Esta es la mía.

Mientras espero siempre puedo volverme a entretener con Noe. No está mal como aperitivo.

Y después de la noticia... presentaré mi obra a Felipe. Si ya con todo consigo que me la publique... ¡Gloria bendita! Ni me alcanza la imaginación a dónde llegaré.
La gloria es para quienes la merecen, los malaventurados perecen.

Paisaje personalidad Víctor.