viernes, 24 de agosto de 2018

13 días en Japón

Hola a todos,
este post es el primero de una pequeña serie de artículos que tratarán de describir todo lo vivido en Japón durante los 13 días que duró nuestra estancia (de Cris y mía) en el país del sol naciente.

Bandera de Japón

En este primer artículo trataré de explicar a grandes rasgos el trayecto elegido, los lugares visitados y el tiempo dedicado a ellos, así como algunas curiosidades generales o consejos apriorísticos para aquellos que tengáis en mente visitar el país de los samuráis, el manga y el sushi. En artículos posteriores detallaré los lugares en los que estuvimos, sus gentes, sus rincones y las anécdotas o impresiones que nos llevamos día a día. Intentaré subir uno por cada día que estuvimos allí.

Empezaré por colgar un mapa con un trazado que muestra el recorrido que hicimos por el país en 13 días (no fueron para nada pocos los kilómetros que recorrimos en apenas 2 semanas):

Pulsa sobre el mapa para agrandarlo.
En el mapa se ve marcado el itinerario seguido en color negro y púrpura. El púrpura es parte del trayecto de vuelta, para no confundirlo con el de bajada ya que se cruzan, lo he pintado de diferente color.

El viaje empezó desde Barcelona, en un avión de la compañía de Hong Kong Cathay Pacific. Ha sido mi primer viaje transcontinental y pensé que se iba a hacer más largo de lo que fue, teniendo en cuenta que hicimos 2 escalas, una en Hong Kong y otra en Taipei, siendo un total de 22 horas de viaje aproximadamente si añadimos las 3 horas y media de las escalas.

He ido marcando con números los lugares en los que pasábamos la noche, desde la primera noche con un 1, hasta la 13. Aunque en Hiroshima pasamos la séptima y octava noche, he marcado con un 8 Miyajima, ya que allí pasamos todo el día (a medida que vaya subiendo los siguientes artículos lo iréis descubriendo).

Llegamos el día 23 de Julio al aeropuerto de Narita, y de allí fuimos en tren a Tokyo, donde pasamos la noche. A la mañana siguiente fuimos en tren bala primero y luego en tren regional a Nikko, allí pasamos el día visitando sus templos y santuarios en plena montaña y siguiendo unos preciosos senderos naturales.
El tercer día tuvimos que subirnos en 4 o 5 trenes diferentes hasta llegar a Kawaguchiko, un pueblo en la zona de los cinco lagos a 10 kilómetros del Fujiyama. Un precioso lugar en el que nos hospedamos en un Ryokan (un alojamiento tradicional japonés) frente al lago Kawaguchi.
Ese mismo día también visitamos el Monte Fuji [3776 metros de altura, casi 60 metros más alto que el Teide].

El cuarto día subimos a la costa oeste tomando dos autobuses diferentes, uno hasta Takayama y el otro hasta Shirakawago, pasando por las tres principales cordilleras del país conocidas popularmente como los Alpes Japoneses. El pueblo de Shirakawago es una aldea medieval samurái que conserva todo su esplendor, con casas de madera y tejados de paja.

El quinto día fue una maraña de autobuses y trenes hasta poder alcanzar de nuevo la costa sureste, con trenes cancelados (hacía poco el país había sido castigado con un fuerte tifón y se preparaban para la llegada de otro), hasta llegar a la ciudad de Ise, donde en el barrio de Futami, en la costa, se encontraban "las rocas casadas" (Meoto-Iwa), más adelante explicaré su historia e importancia.

El sexto día salimos del pueblo costero entre montañas, más parecido a una jungla, de Ise para llegar a Nara, una ciudad con enormes parques con ciervos que puedes dar de comer de tu propia mano y acariciar, con grandes templos y un buda gigante de 18 metros. Después, para ir a Himeji tuvimos que ir en tren hasta Kyoto y de allí en tren bala hacia nuestro siguiente destino.

El séptimo día visitamos el castillo de Himeji (desde fuera) y fuimos en tren bala a Hiroshima, una preciosa ciudad moderna con mucha oferta de ocio y gastronómica (riquísimos okonomiyakis), pero que guarda la imagen del recuerdo de lo que fue una de las mayores tragedias de la historia de la humanidad, el lanzamiento y detonación de la primera bomba atómica sobre población humana.

Al día siguiente fuimos en tren y luego en ferry hasta la isla de Miyajima (Itsukushima), una isla que toda ella es un monumento. Con grandes santuarios sobre el mar, playa y repartidos también por la montaña o en cuevas, templos, pagodas y callecitas comerciales, Miyajima era una parada obligatoria.

Después de pasar la noche en Hiroshima, el noveno día llegamos a Kyoto, a 37 y 38 grados de calor y 80% de humedad. La preciosa ciudad imperial con impresionantes templos y santuarios repartidos por todo lo ancho y largo de la ciudad, nos pareció un horno. Allí pasamos dos días visitando el pabellón dorado, el santuario de los mil toriis, el castillo Nijo... hasta que el undécimo día volvimos a Tokyo.

En la capital pasamos 3 días más, visitando los barrios más significativos, desde Shibuya hasta Akihabara, subiendo a los edificios más altos, como la torre Tokyo Skytree, una torre de telecomunicaciones de 650 metros de altura (la mayor del mundo hasta el momento), y dos miradores, uno a 350 metros y el otro a 450. Toda una aventura entre pachinkos, luces, y zonas en las que de pronto te cruzas con miles y miles de personas y alejándote 10 minutos del centro apenas encuentras a nadie por la calle.

Las distancias en Tokyo son abismales, por lo que optamos por movernos bastante más en transporte público urbano. Durante el viaje. al día caminábamos una media de 15 kilómetros, superando los 22 km. los días que más caminábamos, por lo que al llegar a Tokyo estábamos verdaderamente agotados.

Para que os hagáis una idea de lo descomunalmente grande que es la capital de japón, compararemos Madrid con Tokyo:

Comparativa entre Tokyo y Madrid (pulsar para desplegar)

En azul, sobre Madrid y extendiéndose, la silueta que delimitaría la superficie de lo que se denomina ciudad de Tokyo, con 23 barrios especiales, 26 ciudades, 1 distrito y 4 subprefecturas. El círculo rojo sería el centro de Tokyo y en él cabe perfectamente toda la ciudad de Madrid.

Y aquí os dejo una comparativa entre la mayor isla de Japón, Honshu, y la Península Ibérica, para que os hagáis una idea del tamaño de la isla:

Comparación de la isla de Honshu con España (pulsar para desplegar)
Al plano comparativo con España le he añadido puntos rojos, que eran las ciudades de destino por las que pasábamos en Japón, para que os hagáis una idea de los kilómetros recorridos mientras estuvimos allí.

Para sincerarme, debo decir que pensaba que era un experto en el país nipón. Pensaba que las cuatro expresiones japonesas que todo buen friki aprende de ver series de anime o jugar a videojuegos iban a salvarme el pescuezo en más de una ocasión o incluso podía sorprender a más de uno. Eso, junto a conocer parte de la tradición, costumbres, cultura e historia japonesa, y haberme informado de como desplazarse y alojarse por Japón, me hizo creer que estaba sobradamente preparado para sentirme como pez en el agua en un país que no me iba a parecer raro o fuera de este mundo...

Pues todo lo conocido hasta el momento me sirvió de muy poco y de ello me di cuenta al poco tiempo de pisar suelo japonés. Pero esto también lo iremos viendo a medida que vaya narrando nuestras vivencias.

Al poco de estar allí te das cuenta del riguroso orden que siguen en todo lo que hacen, hasta en el caminar, y ves multitudes cruzándose por los pasillos de las estaciones de tren o por el aeropuerto, y nadie se choca, ni se rozan. Lo comparo como el camino de las hormigas. Un montón de hormigas pueden seguir un trayecto todas en orden, pero cuando pones un elemento que les tapona el camino se rompe la armonía. Bien, pues el elemento obstructor éramos los occidentales (y Chinos) tratando de no ser arrastrados por el fluir de gente.

Y es que era difícil pensar que ellos transitan por la izquierda, tanto en coche como caminando, mientras en España lo hacemos por la derecha. Y cuando te has acostumbrado a dejar paso a los que van más rápido por tu derecha, llegas a la región de Osaka, Kyoto, Kobe o Nara y te cambian el sentido, para luego seguir bajando a Hiroshima y volver a caminar hacia delante por la izquierda.

Pero esa no es la única cosa diferente que llama la atención de ese país. Como curiosidad, me sorprendió el impecable estado en el que tienen todos sus coches. A diferencia que en España, que se ven la mayoría de coches como mínimo con algún arañazo, algo de pintura saltada, corroída, aboyadura, sucios, con algún piloto roto... allí todos los coches (o la gran mayoría) estaban intactos, sin rallajos ni aboyaduras, impolutos. A parte de su cuidado a la hora de conducir (siguen todo lo posible el código de circulación, cediendo pasos cuando se debe, sin sobrepasar los límites de velocidad, etc.), tener coche en Japón es caro, ya que en las grandes ciudades te obligan a ser dueño de un garaje antes de venderte un coche (por la falta de espacio imperante).

Parking a dos alturas en Japón.
Por cierto, pueden aparcar sus coches a tan solo un dedo de distancia de las paredes, algo que nos pone los pelos de punta a los conductores españoles.

Otro detalle es la pulcritud que existe en todo el país. Apenas hay papeles por el suelo y lo que más sorprende es que apenas hay papeleras por las calles. Esto se debe a que no suelen comer por la calle, para que no caigan trozos de comida al suelo y se ensucie. Si les entra sed, o hambre, hay máquinas expendedoras por todos lados con refrescos de café, té, cola, agua, zumos y diversos otros tipos de refrescos, al lado de las cuales hay papeleras de reciclaje de latas y botellas o plásticos y elementos incinerables, así como a los lados de supermercados de estilo 7 eleven. Si eres de los que comen por la calle o te acabas tu refresco y no ves dónde tirar el residuo, llévate una bolsa de plástico en la que guardarlo hasta que encuentres el lugar en el que depositarlo, como hacen ellos. Es chocante como en España, teniendo las calles de nuestras ciudades plagadas de contenedores y papeleras, las tengamos llenas de porquería. En ese sentido, como sociedad, y esto todo el que ha ido allí suele afirmarlo, nos llevan décadas de ventaja.

Papeleras en estación de tren o metro. Lugares comunes donde encontrarlas.
En los restaurantes, fuera, en vez de tener fotografías de sus platos, como tienen prohibida la publicidad engañosa, tienen una réplica de los platos en cera, que parece muy real, expuesta en las vitrinas. Así, de paso, ya sabes el aspecto que tiene la comida que vas a pedir.

Los cables de la luz y el teléfono en Japón van por fuera. 



Un consejo antes de cerrar el post: nosotros visitamos Japón a finales de julio y principios de agosto. Probablemente sea la época menos recomendada (por el fuerte calor y humedad), aunque hay gran cantidad de Matsuris (festivales de verano). Ciertamente, en cualquier época del año Japón es precioso, ya que en primavera tienes los cerezos en flor, en verano tienes unos preciosos paisajes verdes de montaña y matsuris por todo el país, en otoño tienes un contraste de colores marrones, rojizos, anaranjados muy bonitos y en invierno puedes jugar con la nieve. Pero quizá verano sea una época de muchísimo calor, por lo que si decides ir en esa época, prepara mucha agua, buena hidratación y refréscate en cada fuente que veas.

Y hasta aquí el post de introducción al viaje a Japón en 13 días. En breve seguiremos con el primer día en Japón (Ueno, barrio de Tokyo). すぐに会いましょう ¡Hasta pronto!