lunes, 21 de diciembre de 2015

La falta de comprensión alimenta el poder del PP.

Es un hecho, una realidad, que la torpeza, la falta de información (o información mal intencionada o mal interpretada), la ignorancia o la dificultad de comprender la situación en nuestro país ha llevado a muchos, especialmente a personas de edad avanzada, a votar al Partido Popular.

Y no es que me lo invente, a los hechos me remito.
Ayer pude comprobarlo, con cierta pena, al ver como una enternecedora señora me confesaba que votaba al PP porque era "quienes le pagaban la pensión".
Yo me callé, no quise entrar en debate ni política alguna. Quise dejar a aquella señora que ejerciera su derecho libre de voto, ya que entendía que cualquier intento de hacerle ver a aquella abuelita que su Partido Popular no sólo no le estaba pagando su pensión sino qué, además, había pagado el rescate de la Banca Privada con 61.000 millones de euros de los 67.000 millones reservados para las pensiones, iba a ser inútil.

En efecto, esa señora no sabía que estaba votando a quienes han dejado a personas necesitadas cobrando 31 euros mensuales cuando antes cobraban 430. Ciertamente, esa señora desconocía que su pensión corre un serio peligro pues el PP ha usado el 92% de los fondos reservados a las mismas (dinero público) para el rescate de los bancos (dinero privado).

Estoy casi seguro de que si esa señora conociera la dimensión y gravedad de esos datos, no sólo no habría votado al PP, sino que, además, la habría visto indignada y preocupada al ver que 7 millones de españoles quieren volverle a colocar en el poder.

Ayer mismo también pude escuchar otro motivo por el cual otra persona decidió votar al PP. "Nos ha sacado de la crisis", decía una adorable abuela (a la que le tengo un especial cariño).
Por muchos es sabido que el PP no nos ha sacado de ninguna crisis (sólo habría que preguntar a los más de 4 millones de parados, a los más de 125.000 emigrantes a otros países en el último año en busca de las oportunidades que no les brinda España [llegando a los 2 millones], a los desahuciados, a los que no tienen para pagarle unos estudios a sus hijos, o ni siquiera pueden costearse el alimento...). El PP no sólo no nos ha sacado de la crisis, sino que ha sido el mayor culpable de ella, por la brutal corrupción y malversación de fondo público, y por anteponer el pago de la deuda externa al estado de bienestar.

Estoy seguro que si estas entrañables personas conocieran realmente lo que supone votar al PP, no lo harían. Y me temo que gran parte de culpa de que los mensajes no lleguen con la suficiente claridad la tenemos todos un poco.

Empezando por los medios de comunicación, que transmiten la información de forma difusa, confusa, y en ocasiones manipulada o con intenciones ocultas.
Seguido por los propios políticos, que mienten, manipulan y tergiversan la información a su conveniencia.
Y acabando por nosotros mismos, quienes en vez de hablar claro con la gente mayor: "es usted libre de votar, señor/señora, pero el PP se ha gastado el dinero de su pensión...", nos resignamos a que piensen algo totalmente falso.

Pero en este país ocurre lo que siempre ocurre, y hasta los mensajes sencillos pueden convertirse en un arma de doble filo. "Piense usted que los otros tampoco son mejores... que nunca condenaron el terrorismo de ETA... que son muy afines al gobierno de Venezuela... que están a favor de un referéndum vinculante para decidir sobre la unidad territorial de España...".

Al final, me temo que no se trata de información o desinformación, sino que, simplemente, se trata de convicciones. Al fin y al cabo muchos estamos dispuestos a no entender lo que se nos dice por tal de seguir creyendo en nuestras convicciones. Y eso sí que es algo de lo que casi todos somos un poco culpables.

Imagen extraída del diario online "Público"

viernes, 30 de octubre de 2015

Salvador Sostres la lía de nuevo. (Defensa a la gente de pueblo)

El pseudoperiodista Salvador Sostres, redactor del panfleto desinformativo ABC, ha vuelto a dejarnos unas cuantas perlas con motivo del partido de fútbol Villanovense-F.C.Barcelona.

Esta vez les ha tocado recibir a los habitantes de los pueblos.
El que ya soltara perlas como "deberían prohibirles la entrada a las mujeres en los restaurantes caros" o "el que no trabaja es porque no quiere" ha vuelto a dejarnos perlas tales como:

"Estas fases previas de la Copa del Rey tienen mucho  de 'siente un pobre en su mesa' y de 'todo el mundo puede si lo intenta'. Hay quien lo encuentra bonito y a mí me parece deplorable, porque ni todo el mundo puede, ni es agradable cenar con un pobre, ni puede mantenerse el orden si todo el mundo empieza a intentarlo. Una hora antes del partido ya no cabía nadie en las gradas, en esta clase de entusiasmos de la gente que no vive en las ciudades"

Estas palabras iban dirigidas a los habitantes de Villanueva de la Serena (Badajoz). Trata a sus habitantes de pobres desagradables de recibir en la mesa (o en el campo de fútbol). Una gran metedura de pata por parte del periodista barcelonés, ya que el tipo de entusiasmo que vilipendia se vive tanto en el campo como en las ciudades.
Yo mismo, como habitante de Barcelona (ciudad de la que tanto alardea de pertenecer este pseudoperiodista), he visto ciudadanos de la ciudad condal romper semáforos, estampar botellas de cristal contra el pavimento, pegarse entre ellos, escupir, gritar, quemar papeleras y contenedores de basura, lanzar bengalas y otros proyectiles pirotécnicos contra personas, asomar casi todo el cuerpo por una ventanilla del coche a gran velocidad enarbolando banderas por las calles principales de la ciudad... niños gritando entre la rabia y la euforia, etc. por el mismo motivo que los villanovenses ponían cara de felicidad y entusiasmo, vitoreaban su equipo y hacían cola para ver el partido que enfrentaba históricamente a su equipo contra el considerado el mejor equipo del siglo XXI. El fútbol.

No quiero crear tampoco una falsa imagen de la preciosa y generalmente cívica y cultural ciudad de Barcelona, que nadie crea que por cuatro mentecatos que no saben celebrar las victorias ni aprender de las derrotas (o escribir en diarios) todos los ciudadanos somos iguales, nada que ver. Sólo trato de defender la actitud enfática y de ilusión de los habitantes tanto de Villanueva de la Serena como de cualquier otro pueblo de la geografía española.

A Sostres, por decirle algo, le diría que más mendigo es él por no saber ver más allá de su propio ego e ignorancia. Hay mucho que aprender de los habitantes de los pueblos de España, primeramente, porque nuestra cultura está arraigada a esos pueblos, y segundo, porque a coraje, fuerza, valor, ímpetu y sí, conocimiento, no les gana nadie.

El vehemente pseudoperiodista pudo no haber continuado propinando improperios, pero continuó arremetiendo contra los villanovenses del siguiente modo:

"Cada vez que las cámaras enfocaban al público, mi mujer hacía comentarios sobre lo afortunados que hemos sido. La vida sonríe en la ciudad y todo fluye ligero y amable. En los pueblos pasa la vida más lenta. Por eso las pieles de sus gentes son más gruesas y las facciones más duras y las miradas más penetrantes, como si a cada instante tuvieran el presentimiento de la muerte".

Cuanto menos aberrante. Es sorprendente que llegados al nivel de civismo y respeto que se ha llegado en nuestro país, se tolere y publiquen cosas tan estrepitosas como los comentarios insultantes de los que tanto alardea este sujeto. Y lo peor de todo, que sean publicados en medios tomados por serios como un periódico de nivel estatal.

¿Afortunados que han sido su mujer y él de vivir en una ciudad? Eso es porque no tienen la fortuna de haber conocido un pueblo. Si hubiera corrido esa suerte, sabría que en los pueblos la vida fluye mucho más amable y la sonrisa que se destapa en ellos es mucho más sincera y perdurable.

Por cierto, he de decirle también al columnista del ABC que he visto mucho más presentimiento de muerte en la ciudad que en el pueblo. Aun diré más, estando en los pueblos nunca he percibido ese presentimiento, mientras que en las ciudades casi aflora en cada esquina.

Desde este pequeño rincón denuncio públicamente el derroche de odio de Salvador Sostres hacia cualquier ser vivo que no se parezca a él.

Os dejo con un tweet de José Manuel Calderón, baloncestista ilustre de la localidad de Villanueva de la Serena, dirigido a Salvador Sostres: "Nosotros sí tenemos suerte de que tu mujer y tú viváis en una ciudad".

martes, 4 de agosto de 2015

Ficciones (14): Tarot, capítulo final.



EL MUNDO


El Mundo, carta de Noelia.

Pero si la felicidad la podía obtener de aquello más cálido y cercano... ¿para qué iba a centrarme en lo frío, distante y doloroso?
La felicidad no se trataba de eso, y debía encontrar la mía propia.
Empecé a centrarme en mí y mi entorno, a hacerlo más acogedor y un lugar en suma en el que encajara más.

Mi trabajo empezaba a cundir. Funcionaba, y es que me estaba no sólo centrando en mí, sino que podía absorber todo aquello positivo que me envolvía.
La seguridad de Víctor, el orden y dulzura de Angie, las sonrisas sinceras de Mar, la música con la que de vez en cuando nos obsequiaba Pedro, las anécdotas de Sandri, el temple de Jesús o la calidez de Felipe, severo pero cálido. Ese hombre te hacía sentir parte de algo grande y eso era muy agradable.

Había decidido romper con el dolor del pasado y centrarme en lo hermoso, y a lo tonto fui descubriendo más cosas sobre mis compañeros:
A Sandri le gustaba más la montaña que la playa, le tenía miedo a los perros y serpientes y casi a cualquier animal salvaje y le apasionaba leer, así como imaginar a los autores de las novelas e historias que leía mediante sus lecturas.
Jesús coleccionaba postales de sus amigos de todo el mundo, así como tenía varios álbumes de fotos con amistades de viajes por todo el globo. Me sorprendió que una persona tan relajada hubiera visto tanto territorio. Lugares que incluso desconocía que existieran.
Una de las cosas por las que acabó de convencerle a Angie el trabajo en Barcelona fue el mar, le gustan los contrastes, así como la nieve en invierno y el mar en verano... a decir verdad, le gusta el mar en cualquier época del año.
Pedro conoce mucha historia y puede hablarte de cualquier época como si él mismo la hubiera vivido.
A Víctor lo conozco más de lo que quisiera, la verdad.
Y Mar tiene un humor alegre cuando empiezas a conocerla. No es tan gruñona como parece.

Estoy contenta de estar aquí, con esta gente. Hacemos un muy buen equipo.

EL MAGO


El mago, carta de Jesús.

Quizá lo bueno que he tenido es que no me he obsesionado con aquello que no he podido alcanzar. No sé si es una virtud o es todo lo contrario, pero me ha ayudado a no estancarme y quedarme sufriendo por aquello que no he sido capaz de conseguir.

Por ejemplo, no aspiro a obtener un cargo alto en ningún lugar, simplemente me quedo en aquel lugar en el que me siento cómodo. Si algo está bien ¿para qué cambiarlo?
Me encuentro bien y eso es lo importante.

Además... ya he visto que no tengo nada que hacer con Mar, por lo que he desistido en mi empeño por conquistarla.
Ahora siento curiosidad por Noe. Debe ser una chica de trato agradable y fácil, todo lo contrario que Mar, que no es que me resulte desagradable, sino que tratar con ella se me hace difícil y algo duro. Parece tan segura y guía tan bien todas las conversaciones que hasta parece que te somete a silencios cuando le place.

LA SACERDOTISA


La Sacerdotisa, carta de Angie.

No voy a extenderme demasiado en este suceso, pero sí que lo voy a mencionar porque atenta directamente contra lo que considero una relación sana.
Hoy me levanté antes que Víctor, que seguía en la cama durmiendo a pierna suelta. Me sorprendió que no se levantara antes, estando en su casa, y siendo el jefe del grupo editorial. Pero eso habría quedado en un segundo plano si no hubiera sido por la discusión que tuvimos porque me pidió, además, que hiciera el desayuno, cosa que habría hecho de buen gusto si me lo hubiera pedido de otra forma.

- Ya que te levantas hazme un café y déjame un par de tostadas preparadas. Hoy me pasaré por la editorial una horita más tarde.-
- Jajaja.- al principio me lo tomé como una broma.- Anda, levanta y desayunemos juntos, que llegaremos tarde.-
- ¿No me has oido? Me voy a quedar aquí una hora más.-
- ¿Y me pides que te haga el desayuno?-
- No, sólo que prepares café y tostadas.-
- ¡Ah! Vaya, pensé que también estabas ejerciendo de jefe en la relación.-
- ¿Relación? No corras tanto, sólo nos hemos acostado un par de veces para llamarlo relación.-
- ¿Pero qué dices, imbécil?-
- Bueno, ¿y ahora me insultas? Así desde luego no vamos bien.-
- No, desde luego que no. Me voy, prepárate tú mismo el café y las tostadas, que aun podrás tomártelo calentito.-

Y me fui de allí. Aquello me pareció denigrante, degradante, putrefacto y ridículo. Si me trataba así habiéndonos visto en tan pocas ocasiones... ¿Cómo iba a ser el día a día? ¡Ni de broma quiero algo así!

Por suerte puede evadirme de aquello leyendo la historia que Sandri me pasó. Al final resultó ser de Pedro... y ese chico... escribe realmente bien.

EL ERMITAÑO


El Ermitaño, carta de Mar.

Va siendo hora de hacer valer mi experiencia y mis aptitudes, creo que es el momento de abandonar esta editorial e irme a otra en la que pueda desempeñar un papel más importante, acorde con mis aspiraciones.

Voy a echar mucho de menos a toda esta gente, aunque no pienso cortar el contacto con muchos de ellos, por ejemplo, Sandri, Angie o Jesús. Son muy buena gente, los aprecio mucho y aparte de ser compañeros de trabajo son grandes amigos con los que puedo contar para lo que sea.

Les estoy muy agradecida a todos ellos y ahora lamento haberme puesto tan nerviosa y algo celosa de Angie, no merecía mi ira en absoluto. Desde luego que merece el cargo que tiene, es muy capaz y seguro que lo hará de maravilla, pero soy incapaz de quedarme en el mismo sitio durante tanto tiempo, necesito progresar y siento que aquí, en esta editorial, no puedo progresar más.

LOS ENAMORADOS


Los Enamorados, carta de Sandri.

Desde que sé que Pedro escribió la maravilla de Resquicios Resplandecientes no me lo puedo quitar de la cabeza...
Es muy atento, educado, amable, dulce, romántico... es... como un caballero del siglo XV. Es fácil imaginárselo a caballo, recogiendo una rosa mientras se pincha con sus espinas y no le importa, porque sufrir para contentar a su amada forma parte de su empresa.

Qué pelo tiene... cómo le brilla cuando le da el sol directamente por la ventana... y qué tonta me siento observándolo como si fuera una adolescente cuyo mundo ha dejado de tener importancia pues el mundo de otro ha absorbido por completo el propio, haciendo de el suyo el mío.
Y la mente se me llena de imágenes idílicas, bucólicas... y de poemas, escritos, por él, como si se tratara del mismo Garcilaso de la Vega.

Pero me odio por no ser capaz de avanzar en este tema y quedar en un segundo plano, pues Angie es mi amiga y sé que Pedro le gusta casi tanto como a mí... después de haber roto con Víctor (pocos sabemos que ha estado con él) es posible que... que... quede tan impregnada del poder atractivo de Pedro como yo. O quizá no...

No debería ser tan dubitativa y debería lanzarme. Seguro que Angie se alegraría tanto de mi relación con Pedro como yo pudiera alegrarme si fuera ella quien acabara con él.
Y mientras... mientras... pasa el tiempo, yo hago mi trabajo... y Pedro ocupa mi mente. Y trato de no engañarme. Veo cómo le sonríe a Angie, veo como le brillan los ojos al mirarla y cómo su respiración se torna más acelerada y acaba en una gran exhalación cuando se aleja. Suspira, suspiro...

EL LOCO


El Loco, carta de Víctor.

¿Cómo es posible que esto me esté pasando a mí? ¿Cómo es posible encontrarme en esta situación? ¡Maldita sea!

Primero Ángie me manda a hacer puñetas... ¡Al único hombre de verdad que ha conocido en su vida! Debe de estar medio lela esa niñata. Cuando vea que hay pocos hombres ya en el mundo volverá suplicando que le dé mi fortaleza y mi dinero. Mientras, que se vaya al carajo.

Pero es que lo peor no es eso, lo peor es que me he visto obligado a dimitir. ¡Y todo por culpa del tuercemalvas de Butler!
Estaba dispuesto a acabar con él, fui decidido a hablar con Felipe sobre lo poco que me gusta tener a un parásito como el colgado ese de Pedro... y va y me dice:

- ¿Pedro? Creo que no sabes lo que dices...-
- Felipe, hablo en serio, Pedro no es nada productivo. ¿Cuantos textos ha corregido? ¿Cuantas traducciones ha entregado? ¿Qué ha hecho ese enclenque por la editorial?-
- ¿Quieres saberlo? Bien... escucha sólo un trozo de esto.- Felipe abrió un word con el manuscrito, o mejor dicho, mecanoscrito de Resquicios Resplandecientes y leyó un trozo:

Nunca había reparado en aquella casa de apariencia tan corriente, sin embargo, un día, de detrás del portal, cuya puerta se hallaba abierta, comenzó a sonar una agradable melodía, algo metálica, pero que el viento arrastraba como una caricia en el cuello, en la mejilla, y que acababa con un susurro al oído.
Me sentí irrefrenablemente atraído y no pude evitar, por mayor esfuerzo que aplicara a detenerlos, que mis pies caminaran en dirección a aquella maravilla de música.
Al principio me costó vislumbrar cualquier atisbo de objeto alguno en el interior de la casa, pues la luz procedente de detrás del edificio me dificultaba la visibilidad y no se me habían adaptado los ojos a la oscuridad aun, pero al cruzar el umbral y escuchar con mayor nitidez aquel armónico sonido pude entender que alguien tocaba el piano y que éste resonaba en una habitación. Por un momento la imaginé húmeda, oscura y diáfana, pero al asomar tímidamente la cabeza con miedo a ser descubierto pude contemplar mi error.
Era una habitación iluminada, con amplios ventanales que daban a un precioso patio interior, ajardinado, con coloridas flores sobre un imperante verde y cuyo aroma impregnaba toda la estancia.
Increíble, pensé por un momento. Aquella sonata parecía salir de una caja de música... y tampoco andaba mal encaminado, pues aquel instrumento bien podía considerarse una caja de música.
El enorme piano se situaba al lado opuesto a la puerta, encajonado en un rincón que servía de caja de resonancia... y sentado a él, una joven de cabellos castaños y tez pálida que parecía estar disfrutando tanto de la música que tocaba como yo que la escuchaba...

- Es sólo un ejemplo, Víctor, de una de las múltiples descripciones de resquicios que aparecen en situaciones que podrían considerarse cotidianas o que pasan desapercibidas a los sentidos del resto del mundo, pero que el autor recoge con suma delicadeza y nos las entrega como acontecimientos únicos mediante su narrador. Dime... ¿Qué opinas de esta narrativa?-
- Bueno... es atractiva sin duda. Por lo poco que me has leído me he quedado con ganas de saber más... y, sí, ciertamente me he imaginado al detalle la habitación, el jardín y el piano con la pianista... pero ¿qué diablos tiene que ver esto con Pedro?-
- Pues que Pedro es el autor de esta maravilla y tú quieres cargarte a nuestra gallina de los huevos de oro. Debes de estar loco o ciego para no haberte dado cuenta de la joya que tenemos.-
- En realidad eso podría haberlo escrito cualquiera de nosotros.-
- No lo dudo, pero no ha sido así.-
- Pero puede serlo. Pedro no es para tanto. En realidad no le necesitamos, la editorial funcionaría mejor sin él.-
- No, Víctor. Me equivoqué proponiéndote para el cargo. Alguien que ocupe tu puesto debió haber visto el talento de este chico, y a ti te ha pasado desapercibido. Lo siento pero te relego del cargo.-
- ¿Encima esto? Pues no, Felipe, lo siento yo pero dimito. Me voy de aquí. No voy a seguir en una editorial en la que no se me tiene en cuenta.-
- De acuerdo... si es tu decisión, se te respetará.-

¡Ja! Habrá montones de editoriales esperando a alguien como yo. Es cuestión de volver a hacer el currículum y arreando.

LA TORRE


La Torre, carta de Pedro

No he podido dejarle a Angie un regalo más apropiado que la dedicatoria de mi mayor creación, Resquicios Resplandecientes. En parte se lo debo a ella y a seres luminosos como ella.
Este mundo está lleno de maravillas, por desgracia no todas están al alcance de aquellos quienes creemos merecerlas, quizá por ser vanidosos, se nos vuelven en nuestra contra y conspiran para que no podamos gozarlas, únicamente vislumbrarlas en atisbos de genial locura...

Pero no creo que aquellos que sí las gozan tengan las cualidades necesarias para hacerlo. Quizá incluso al contrario, no las contemplan y miman como debieran, rebajando así su valor apreciativo, y pasando de ser un elemento de temple o contemplación pasa a ser un objeto devaluado y sin encanto alguno.

¡Eso no puede estar pasando con Angie! ¡No puede ser que un ser tan deplorable como Víctor esté robándole la maravilla a ese dulce ser perfecto! Pero no puedo cerrar lo ojos ante lo evidente. Angie no es para mí y Víctor disfruta de su voz, de su piel, de su pelo, de sus caricias y de sus acertadas palabras... Ya quisieran mis oídos ser obsequiados con tan grandes palabras. Pero no es así.

Creo que el mejor regalo que le he podido hacer es mi novela.

LA MUERTE


La Muerte, carta final.

Detrás de Víctor entró Angie a hablar con Felipe. En la editorial sólo estaban ellos tres, Sandri, en la sala de descanso y Pedro, sentado frente al ordenador.
Angie y Felipe estuvieron hablando sobre el posible sucesor en el cargo de Víctor... y parecían estar de acuerdo en proponer a Mar cuando de pronto empezó a sonar fuertemente una música proveniente de la oficina.

Felipe se extrañó de aquello y dijo:- ¿No es eso el Dies Irae del Réquiem de Mozart?-
Angie abrió los ojos de par en par y exclamó:- ¡Pedro!- y sin tiempo para más rompió a correr en dirección a la oficina de corrección y redacción.
La ventana desde la que Pedro solía mirar al exterior, por la que el sol se colaba para iluminarle el pelo, se encontraba abierta y el viento se colaba por ella haciendo volar montones de papeles mientras del ordenador del creador de Resquicios Resplandecientes sonaba, efectivamente, el Dies Irae del Réquiem de Mozart.

Angie no se atrevió a mirar por la ventana, sí lo hizo Felipe que vio el cuerpo sin vida de Pedro tirado sobre la acera.
Se había suicidado.

Pudo haber disfrutado de su éxito, pues su novela llegó a ser muy vendida y logró muy buenas críticas. Pudo haber compartido su amor con Angie, pues ésta lo habría amado del mismo modo como él a ella. Pudo haber traído luz en vez de penumbras a una editorial a la que le faltaría esa pizca de magia desde su pérdida. Pudo haber seguido trayendo un poco más de equilibrio en un mundo con gente como Víctor. Pero se precipitó, no aguantó más y por no soportar más ese dolor interno que le comía imaginando a Angie sometida a un Víctor denigrante, acabó finalmente con su vida, dejando una leyenda más a un mundo menos justo.

El ordenador de Pedro así como su mesa jamás volvieron a utilizarse. En su lugar le dejaron un dibujo con una dedicatoria y un ejemplar de la primera edición de Resquicios Resplandecientes junto con una dedicatoria conjunta de todo el equipo.

Angie le dejaría otro ejemplar en su tumba, con otra dedicatoria personal:
"Al ser más resplandeciente que ha pasado por la editorial y probablemente por mi vida, cuya luz brilló por mucho que quisiera ocultarla en tinieblas. Nunca te olvidaré, de tu amiga, admiradora, amada, Angie".

Pero la vida continuó, y a todos le fue yendo más o menos bien, a pesar de las pérdidas.
Mar finalmente se quedó en la editorial ocupando el puesto de Víctor.
Sandri se volvió a enamorar, de otro escritor, pero a este pudo ir conociéndole cita tras cita...
A Angie le costó superar aquella pérdida, que en parte le hizo sentir culpable por no haber sabido ver la luz y haberse quedado con lo más mundano, rápido y fácil. Pero finalmente fue saliendo de aquel sentimiento doloroso y empezó a sentirse bien, empezando de nuevo a vivir por y para ella, y orgullosa de haber conocido a alguien como Pedro, a quien de vez en cuando le hablaba desde el corazón de sus cosas, como si fuera un amigo que aun le escuchaba y se alegrara de sus logros.
Noe y Jesús acabaron juntos... casi sin querer, pero tampoco sin querer evitarlo.

La novela de Pedro llegó a le 13ª edición. Traducida a 7 idiomas. Un éxito.
Pedro se convirtió en una leyenda y, desde donde estuviera, en un faro para todos los de la editorial.

FIN.

jueves, 23 de julio de 2015

Ficciones (13): Oh, please, leave the ventana open.

No podía creer que aquello fuera posible.
El autor de aquella novela hizo posible que a cada página que leía sintiera más la necesidad de leer la siguiente... y si al  principio me leía cinco o diez páginas al día, acabé por leerme las últimas treinta en apenas dos horas.

Me sorprendí a mí misma devorando aquella delicia como la más golosa entre las golosas en la fábrica de chocolate de Willy Wonka.
Aquella novela me despertó un entusiasmo irrefrenable, hasta entonces nunca sentido, y deseaba que existiera una segunda parte, una tercera, una saga, una enciclopedia entera sobre la obra.
¡Cuanta era mi necesidad por leer a aquel autor que por fin lograba entender la etimología de la palabra filología!

Aquella mañana no pude esperar más. ¡Fui la primera en llegar a la editorial! Y es que quería que Pedro me confesara quién era el autor de aquella obra de arte... el autor...
Siempre tuve la idea de que una persona podía enamorarse de otra a través de sus palabras, de sus escritos, porque mediante ellos, mediante sus palabras, proyectaba gran parte de su personalidad, de sus ideas, de su pensamiento y seguramente incluso de sus vivencias.
El ser que creó aquella novela, aquellos Resquicios resplandecientes, debía ser en apariencia atormentado pero con brillantes toques de genialidad y magia que embriagaba solo con mirar.
Su mirada, seguramente, diría tanto como sus palabras... ¡O más!
Si una persona puede decir tanto con palabras, con la mirada puede... atravesarnos la  mente a todos.

Pedro no llegaba. ¡Qué desesperación! Todos habían llegado ya y Pedro se retrasaba.
Claro, me habían dicho que se encontraba en el despacho de Felipe. Deseaba que no fuera por los rumores que circulaban sobre su despido. Al parecer no le gustaba mucho a Víctor, y eso me da mucha rabia, porque a mí ese chico sí me parece sobradamente apto para el cargo, válido, bueno y tantos otros agradables adjetivos que me despierta.

Pero mi mente estaba completamente colapsada por el autor de la novela.
Fui a tomar un café en la sala de descanso mientras salía de hablar con Felipe... los nervios que estaba pasando eran como los de una adolescente cuando va a ver a su estrella musical tras el escenario.

Al volver de la sala de descanso por fin lo vi sentado frente el ordenador, leyendo, esta vez parecía no estar corrigiendo nada.
Escuchaba música, Spanish bombs de The Clash.
Lo vi mirar por la ventana, absorto, mientras la letra de la canción decía "Federico Lorca is dead and gone" y no sé por qué me vino una extraña imagen de él.

- ¡Hola Pedro!-
Pedro se giró, sin sorpresa. Me había visto a través del reflejo de la ventana.
- Hola Sandri. ¿Qué te pareció la historia que te pasé?-
- Mira, de eso quería hablarte. No tengo calificativos para describirla.- Y de pronto me sorprendí a mí misma pensando que estaba enamorada del autor, que sentía verdadero amor por alguien a quien no conocía y a quien seguramente nunca llegaré a conocer. ¡Qué burra!
- ¿Tan mala parece?-
- ¡No por Dios, todo lo contrario! Es la mayor maravilla que jamás ha caído en mis manos.-
Pedro abrió los ojos asombrado.
- ¿Es que a ti no te lo parece, Pedro?-
- No, sí, no sé. Vaya, quiero decir que jamás pensé que nadie hablaría así de esta novela.-
- Bueno... pues yo pensaba que igual tú podías decirme el nombre del autor y... quizá pudiera escribirle y decirle lo mucho que me gustó su novela.-
- El nombre del autor te lo puedo decir, pero igual mejor que le digas tú misma en persona cuanto te gustó su obra.-
- ¿Es que me lo vas a presentar?-
Empecé a ponerme mucho más nerviosa y temía que mi nerviosismo fuera patente. Empezaba a parecer muy tonta...
- No hace falta que te lo presente, lo conoces.-
En ese momento se me cayó el vaso de plástico del café al suelo con el poco de café que me quedaba...
- ¿Estás bien Sandri?-
Y Pedro recogió el vaso, viendo que me había manchado las manoletinas. Sacó un pañuelo de papel del bolsillo y me limpió el calzado.
Reí como una tonta de remate y dije una estupidez:
- ¿Eres gay?-
No es que el hecho de que Pedro fuera gay era una estupidez, que podría haberlo sido tranquilamente y nada hubiera ocurrido... pero fueron los hechos que me hicieron creer aquello. El verlo mirar por la ventana... escuchando Spanish bombs mientras citaban a Lorca... su sensibilidad y sensualidad. Tan fino y tan sensible, tan fuera de nuestra órbita... que al verlo limpiarme con tanta delicadeza sentí que era demasiado detallista, demasiado sensible, era la antítesis a Víctor.

Pedro me miró extrañado, se apartó un poco, tiró el pañuelo de papel a la papelera y dijo:
- ¿Te parezco amanerado?-
- No, no es eso, tonto.- Y dije otra cosa que me salió sin querer decirla. Además de no tener clara su condición sexual voy y le llamo tonto. ¡La tonta soy yo, enamorada de alguien que no sé aun quién es!- No, quiero decir. Pedro, es que estoy nerviosa. No hago más que pensar en el autor del libro. Te pregunté lo de gay porque... no sé, de pronto, el ambiente...-
- ¿Gay, ambiente? Ehhh... Sandri- y Pedro me sonrió- estamos en una editorial, no en un desfile. Aquí el ambiente lo ponen los gritos de Víctor y Mar y las collejas invisibles de Felipe. El resto somos el resto, y claro, la belleza de las chicas de la editorial.-
Y qué idea tan tonta que cada vez que hablaba me parecía más... vaya, haría buena pareja con alguien como Víctor si no fuera porque parece que se odien.
- Oye, oye, pero por favor. Dime. ¿Quién es el autor de Resquicios resplandecientes?-

Pedro sonrió y cerró los ojos antes de responder. A mí me iba a dar un vuelco el corazón porque cuanto más pasaba el rato hablando con el chico más sentía que era él el autor.
Y por fin salió el autor de sus labios:
- El autor de esta novela... soy yo.-
Oh Dios. Cerré los ojos y exhalé un profundo suspiro. Mis piernas temblaban e incluso noté hormigueos por partes de mi cuerpo que no soy capaz de describir.
Estaba delante del autor de esa novela, de La Novela. Y de pronto, mientras había estado manteniendo conversaciones con él, ahora me veía incapaz de articular sonido alguno.

Víctor en esos momentos se encontraba en el despacho del director, Felipe, hablando sobre los cambios... ¡Qué tonta, otra vez, tonta! No se me ocurrió preguntar a Pedro si los rumores de su marcha eran ciertos.
Primero Pedro fue a hablar con Felipe, luego Víctor. Aquí pasaba algo o algo estaba a punto de pasar...
Pero lo único que pude hacer es salir corriendo a hablar con Angie y decirle que Pedro era el autor de Resquicios resplandecientes.

Y yo, enamorada.

Sandri enamorada

miércoles, 22 de julio de 2015

Ficciones (12): No es editorial para novatas.

Cómo me dejé engañar por Víctor... pero es que tiene labia, es atractivo y muy persuasivo. Es tan difícil no caer rendida frente a él...
Lo peor de todo es que pensé que iba en serio conmigo, que podíamos llegar a algo... ¡Y encima tendré yo la culpa!

No logro concentrarme, me aterra pensar que pueda estar con pie y medio fuera de la editorial, por no presentar a tiempo las correcciones, por no lograr una buena definición en las traducciones...
Por andar tan espesa y pensando en lo que no debería me hallo perdida en mí misma y perdiendo mi talento por culpa de algo que nunca debió existir.

Pero tendré encima yo la culpa...
Por creerme lo imposible, por fantasear con lo no probable, con dejarme llevar por lo impredecible y creer en lo inalcanzable...
Y lo pienso y es posible que sea mejor así. Aunque me fastidia pensar en numerosas ocasiones que soy poca cosa, que no soy suficiente, que chicas como Angie son las afortunadas, mientras otras nos conformamos con ser queridas, y no amadas.

Estos días en la editorial han sido bastante... tensos. Notaba el nerviosismo de Felipe lanzándome andanadas de fuego por sus ojos... y en ocasiones los notaba clavándose en mi nuca y atravesándomela hasta proyectarse sobre la pantalla de mi ordenador... ¡Qué horror!

Estoy al borde del abismo...

Otros parecen estar en su salsa... Especialmente Víctor y Angie, quienes parecen estar en lo alto al más puro estilo matrimonio Curie o Bonnie y Clyde. En cambio el resto parece transitar del mismo modo que siempre, como si el injusto enlace patético de esta nueva pareja no les repercutiera en lo más mínimo...
Pero bueno... si Mar siempre parece enfadada, Jesús siempre parece feliz y Pedro siempre parece deprimido... ¿Qué va a cambiar en ellos?

Felipe es el que parece más variable en estos momentos... y me temo que parte de culpa la tenga Víctor.
No sé qué estará tramando... pero no parece nada bueno, ni para mí, ni para los intereses que no sean los de él y Angie. ¡Con lo buena chica que parecía... qué pronto se ha corrompido!

Yo no sé cómo aguanta el resto este enrarecido clima de tensión que corta el aire... pero yo no puedo ni respirar bajo esta atmósfera tormentosa... por lo que posiblemente acabe rindiéndome y largándome de aquí, lejos, lejos...
Y no creo ser culpable de nada de esto.

Dura travesía para Noe

martes, 14 de julio de 2015

Hacia rutas salvajes 6: Ciao bella Italia. [1.- Roma.]

Roma:

Sería imposible escribir toda la historia de Roma en un solo artículo, así como muy dificultoso tratar de reducirla en simples líneas... pero se puede intentar hacer llegar una idea rápida de lo que supone Roma a grandes rasgos.

Roma (como ciudad primero y luego como imperio) tiene dos inicios, el mítico y el histórico.
El inicio mítico nos habla de cómo Rómulo y Remo, dos hermanos huérfanos, descendientes de Eneas de Troya (hijo de Venus) llegan a la región del Lazio abandonados por su tío Amulio en una cesta en el río Tíber, entre siete colinas, en donde las divinidades les dijeron que construirían un gran imperio que sería la cumbre del mundo.
Una loba, conocida como Luperca o la Lupa Capitolina, amamantó a Rómulo y Remo para criarlos y que así pudieran gobernar una ciudad que sería la más gloriosa de la historia antigua. Más tarde unos pastores se encargarían de adoptarlos.
La ciudad fue dibujada con un círculo que no podía traspasar nadie, ni siquiera los hermanos, sin que fueran juzgados por desafío al poder y, por ello, condenados a un combate a muerte.
Remo desobedeció el mandato y cruzó las fronteras de la ciudad, obligando a su hermano Rómulo a juzgarle y combatir contra su propio hermano hasta matarlo.
Por Rómulo se conoce a la ciudad como Roma.

Se dice que los romanos eran por naturaleza guerreros, por ser descendientes del dios Marte (dios de la guerra) y amantes por Venus, la diosa de la belleza.

Estatua de Luperca amamantando a Rómulo y Remo


La versión histórica nos cuenta como un grupo nómada de indoeuropeos, los latinos, huyendo de los etruscos por el norte de la península itálica, tuvieron que asentarse en un terreno pantanoso entre siete colinas, desecarlo y fundar allí su patria, el Lazio (que deriva de la misma palabra "Latio" [latín]).
Estableciéndose primero en el monte Palatino y expandiéndose hasta el Quirinale, fueron estableciendo pequeñas aldeas hasta llegar a conformar la ciudad de Roma.

Del mito se conservarían festividades paganas como las Lupercanes (fiestas dedicadas a la loba Luperca), o el hecho de que cruzar el rubicón con tu ejército suponía el desafío al poder establecido, por tanto, se consideraba golpe de estado (así lo hizo Sula y lo repitió Julio César con su "Alea iacta est" [la suerte está echada]).
También se mantendrían dos cónsules en el poder, soportados por el senado.

El "logo" o lema de la ciudad también viene de tiempos históricos. SPQR (que ya podía verse en inscripciones, edificios públicos de épocas clásicas o insignias de los portaestandartes), también se ve ahora por toda la ciudad, ya que, desde entonces hasta ahora "Senatus PopulusQue Romanus" sigue significando Roma = El senado y el pueblo romano.

Pero dejando de lado un poco la historia, vamos a centrarnos en el recorrido que emprendimos en nuestras rutas salvajes 6:

Empezamos en un barrio de clase elevada, al sur del Trastevere, entre los barrios del Portuense y el Monte Verde.


Grandes casas con pequeños jardines en uno de los montes de la ciudad con gran colorido y fuerte olor a jazmín y flor de azahar, entre otras flores olorosas, acompañaban toda la ciudad y en especial ese barrio desde el que la ciudad histórica quedaba a los pies.

Descendimos hacia el este y cruzamos el río Tíber buscando la Pirámide Cestia, y nos topamos con una bonita y cálida plaza donde pudimos hacer una pequeña pausa, recomendable, la Piazza Testaccio.


El amarillo y marrón de la plaza en la cálida tarde de Junio nos embaucó y la admiramos sentados en unos bancos mientras un joven muchacho local trataba de hacer de la plaza su circuito de ciclismo personal.

De la Via Aldo Manuzio pasamos a la Via Marmorata, para descenderla porque nos encontramos al fin con la Pirámide Cestia:

Pirámide Cestia

Esta pirámide de estilo egipcio se construyó en el año 12 antes de Cristo para servir de sepulcro a Cayo Cestio Epulón. Con base cuadrada de aproximadamente 30 metros de lado y 36'40 metros de altura y cubierta por losas de mármol blanco travertino y corazón de ladrillo, esta pirámide se encuentra al lado de un cementerio protestante de la ciudad y justo en frente de las puertas de San Paolo, anteriormente llamada Puerta Ostiensis, ya que por ella pasaba la vía ostiense, hacia el puerto de Ostia. Su nombre cambió con el tiempo por el de Puerta de San Paolo al conducir a la Basílica de San Paolo Extramuros.

Puerta de San Paolo
Caminando hacia el Circo Máximo, subiendo el Viale della Piramide Cestia, pasando la Piazza Albania y justo al empezar el Viale Aventino, nos embaucó una pequeña cafetería con encanto, con barra que daba al exterior y en la que preparaban un delicioso café helado. No pudimos evitar pararnos y deleitarnos con estar en Roma mientras saboreábamos aquel delicioso café refrescante en la terraza del Papageno Caffe.

Juntos, café para dos (terraza del Papageno Caffe)

Todo haya que decirlo, antes del café algo nos sorprendió, algo del estilo "Roma es tan mágica que tiene estas cosas"... y sí, es realmente mágica... Se trataba de una estatua de Súperman en el jardín de una casa. Efectivamente, una estatua de Súperman... que vimos antes justo de ver la cafetería Papageno. Fue divertido:

En el círculo rojo, Súperman

Ascendiendo el Viale Aventino, a la derecha nos quedaban las Termas de Caracalla, termas construidas entre el 212 y el 217 después de Cristo, bajo el mandato del emperador Marco Aurelio Severo Antonino Augusto (o como se le conoce históricamente "Caracalla", sobrenombre que le dieron por su capa larga proveniente de la Galia). Las termas fueron destruidas por un terremoto en el 847, aunque desde 537 no se usaban por la destrucción de sus desagües y cañerías tras la guerra.
A pesar de ello, parte del edificio mayestático aun se conserva en pie y es de gran atracción turística.


Termas de Caracalla

Y a la izquierda  por donde finalmente pasamos, el Circo Máximo, el mayor y más antiguo circo creado en época romana antigua, con 621 metros de longitud y 118 metros de ancho. Del circo queda la forma, cubierta por hierba sobre la que te puedes tumbar a modo de hendidura y terraplén, donde quedaban las gradas, totalmente destruidas durante la edad media para construir otros edificios, y la zona de las rejas, desde donde salían los caballos. La Spina, que separaba el circuito por el que corrían las cuádrigas (carros de caballos), estaba adornada por estatuas de los dioses y, más adelante, César Augusto instaló un obelisco egipcio (trasladado a la Piazza del Popolo en el siglo XVI).

Explanada del Circo Máximo, se aprecia el circuito desde las gradas

Desde atrás del Circo Máximo

Pero por la via dei Cerchi nos aguardó otra sorpresa:




Una concentración de Porsches pasando entre el Circo Máximo y el Monte Palatino, residencia de los emperadores y lugar del palacio.

Enfrente del Circo Máximo, siguiendo su extensión, se encuentra el monte Palatino, en el que se encuentra la Domus Augustana, o la casa del Emperador César Augusto, y un templo de Apolo que el mismo Augusto hizo construir. Es el monte en dónde empezó la civilización romana y donde cuenta la leyenda se encuentra la cueva de Luperca, la loba que amamantó a Rómulo y Remo. Arqueólogos afirmaron en 2007 que habían hallado la cueva mítica.



Casa de Augusto en Monte Palatino

Y rodeando el Monte Palatino, justo en el extremo oriental del Foro de Roma, el Coliseo o Anfiteatro Flavio Vespasiano, a la derecha del Arco de Constantino.

El nombre de Coliseo le viene dado al anfiteatro más conocido de la Roma Imperial por una estatua de Nerón que quedaba justo delante de él. Era una estatua colosal, de ahí el nombre. Es una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno.
En la antigüedad daba cabida a 50.000 espectadores, distribuidos por ocho filas de gradas.
Durante la edad media se usó como cantera para construir edificios religiosos, quedando la estructura seriamente dañada, ya no solo por los terremotos, sino por el saqueo y expolio de su estructura de piedra, mármol, hierro y decoraciones doradas.

El techo podía cubrirse con una lona retráctil y dentro se escenificaban luchas de gladiadores, contra bestias y naumaquias (guerra de barcos). Para estas últimas inundaban la arena para hacer navegar a los barcos.
La zona de los nobles quedaba más cercana a la arena, la de los plebeyos más alta, en la que la visión de las luchas era más dificultosa.
En la arena llegaron a morir centenares de gladiadores y animales para deleite del pueblo y la alta nobleza. Mientras, los gladiadores sólo luchaban por sus vidas y su libertad (y para servir al César: "Ave Cesar, morituri te salutant" [Ave César, los que morirán te saludan]).
Si el gladiador era del agrado, no sólo del emperador, sino que así mismo era aclamado por el público asistente, el César le perdonaba la vida mostrando un pulgar hacia arriba. De no ser de su agrado, giraba el pulgar hacia la tierra para que lo mataran.

A ojos del turista, es el edificio más impresionante de Roma. Con columnas exteriores de tres estilos arquitectónicos distintos de la Grecia Clásica, un estilo por cada piso que se distingue, y grandes arcos por los que se ven los pasillos internos del gran teatro de los horrores, el Coliseo se yergue emblemático y magnánime entre árboles y avenidas imperiales. Las grandes heridas que ha sufrido a lo largo de su existencia no le restan encanto, al contrario, lo dotan de una carga histórica extra.
Y los colores dorados, amarillentos, marronosos del atardecer romano se ven acentuados por los colores de la piedra antigua de la Roma Imperial.

Coliseo

Coliseo

Coliseo

Coliseo

El Arco de Constantino es el arco triunfal más moderno levantado en la época de la Roma Clásica. Del 312.

Arco de Constantino

Encaminando la Via Sacra, a la derecha se puede observar la Basílica de Majencio, uno de los edificios de administración de justicia y tratos comerciales más importantes de la época romana. Fue copiado durante la era cristiana para construir las primeras iglesias.


Basílica de San Majencio


En el extremo oriental del Foro Romano, el templo de Venus y Roma, hecho construir por Adriano a su arquitecto preferido, Apolodoro de Damasco.
Se tiene a Adriano por el primer amante del arte. Su villa, descrita por la escritora Marguerite Yourcenar, es un auténtico museo con piezas egipcias, con un estanque en el que se reflejaban las estrellas y en el que se bañaba sintiendo estar en el cielo, e incluso un observatorio.
El templo de Venus y Roma se construyó sobre la Domus Áurea (la casa de Nerón), hecho que provocó la reubicación de su estatua colosal enfrente del anfiteatro.
Se dice que Apolodoro se burló del tamaño de las estatuas que empleó para adornar el templo y Adriano acabó matándolo.

Ha sufrido diversas remodelaciones a lo largo de la historia, en la etapa medieval, por ejemplo, acabó por ser iglesia cristiana, hasta nuestros tiempos.
Templo de Venus y Roma


Italia suele ser un poco más calurosa que España, así, por ejemplo, Roma es más calurosa que Barcelona. En nuestra ruta turística de descubrimiento de nuevas sensaciones, olores, colores, gustos y sonidos, nos empezó a llover, no demasiado fuerte, a partir de dar la vuelta al Coliseo y enfilar la Via Sacra hacia el Foro Romano. Fue una lluvia muy plácida y aliviante.

Siguiendo por el Foro Romano, el Templo de Vesta. En él se custodiaba el fuego sagrado siempre encendido en honor a la diosa Vesta. Las vírgenes vestales eran las encargadas de que el fuego sagrado se mantuviera encendido y nunca se apagara.
La historia cuenta que el emperador César Augusto se encaprichó de una de ellas, hecho que acabó provocando la expulsión de ella del templo.

Templo de Vesta

Esta ruta la iniciamos el sábado... día en que la visita al foro, al coliseo, a prácticamente todo es con pago y no pudimos hacerla del todo. Sin embargo, y esto es importante, el primer domingo de cada mes la entrada al Foro Romano, al Coliseo, y a la mayoría de monumentos es gratuita. Si vas a viajar a Roma, intenta pillar un domingo primero de mes y las visitas te saldrán gratis.

Cerrando el foro por el sur, y a continuación del Templo de Vesta, la Basílica Julia era un imponente edificio de grandes dimensiones en el que se encontraban los tribunales de lo civil.
Pocas ruinas quedan erguidas de la gran basílica que empezó a construirse bajo el mandato de Julio César.

Basílica Julia

Y cómo no, la tumba de Julio César, o mejor dicho, el lugar donde fue incinerado en el que se guarda un pequeño altar a su persona.
Un pequeño montículo recuerda la columna que fue erigida para recordar el punto donde fue incinerado. Al ver que montones y montones de romanos se agolpaban a su alrededor para rendirle homenaje (recordemos que fue el líder más querido y aclamado por el pueblo romano), construyeron unos muros para agrandar el perímetro y un par de escalinatas que descendían a su tumba.
Al ver que no fue suficiente para poder albergar tanta multitud, el emperador Augusto decidió levantar un pequeño templo para que así fuera recordado.

Montículo donde fue incinerado César. Hoy día, 2063 años más tarde, aun se le rinde homenaje.

Al norte, el templo de Rómulo, Iglesia de San Cosme y San Damián a partir del siglo VI.

Templo de Rómulo

Coronando el Foro, el Arco de Séptimo Severo, del 200 d.C. Sirvió como ejemplo al Arco de Constantino y el Arco del Triunfo de París.

Arco de Séptimo Severo

Y detrás, el monte Capitolino, una de las siete colinas sobre las que se fundó Roma.

Al noreste, el foro de Nerva.

Foro de Nerva

Y entre los foros de César y de Nerva, y los de Trajano y Augusto, a Benito Mussolini se le ocurrió derruir multitud de edificios medievales y hacer pasar por encima de los foros una gran avenida, dejando debajo de ella parte de las ruinas romanas que tanto atraen a historiadores, arqueólogos y turistas.

Foro y Mercado de Trajano

Gran parte del Foro y el Mercado de Trajano fueron obras del famoso arquitecto Apolodoro de Damasco (el Norman Foster de la época clásica).
Es el último de los foros imperiales y el más grande. Lo corona la Columna de Trajano, una columna de Mármol de Carrara que, con un bajorrelieve, condecora y narra las batallas y victorias del emperador hispano frente a los dacios (actual Rumanía).
En lo alto de la columna de 30 metros (38 con el gran pedestal) se encontraba una estatua de un ave (seguramente un águila). Posteriormente fue sustituida por una del propio Trajano para que, en 1588, fuera de nuevo sustituida por una estatua de San Pedro que aun se conserva.

La columna de Trajano queda justo enfrente de las iglesias católicas de Santa María de Loreto y del Santísimo nombre de María. Eso da una idea de la transformación que la ciudad ha ido sufriendo por su evolución histórica.

Vista de la columna de Trajano
Y aun quedarían un sinfín de edificios y monumentos del foro, entre los que se encontrarían la curia romana, y fuera, el atril o tribuna desde el que Julio César o Marco Antonio se dirigían hacia su tan querido pueblo romano y éste les respondía con vítores y alabanzas.

Justo detrás del foro romano y delante de la plaza de Venecia, el impresionante monumento a Vitorio Emanuele II conocido también como el Altar de la Patria.
Vitorio Emanuele II fue el primer rey de Italia, tras su unificación en 1861. La ciudad de Roma le rendía tributo con este monumento neoclásico.

Monumento a Vitorio Emanuele II

Toda Roma está plagada de palacetes del cincuecento, del seicento, del settecento y del ottocento, y estos, por la noche, quedan parcialmente iluminados decorando más aun la ciudad con su carismático tono amarillento.

Encaminando la Via del Corso entramos en el jardín interno y claustro de uno de esos palacetes... y esto es con lo que nos encontramos:


La ciudad está llena de esquinas, callejuelas, escondrijos y pequeños tesoros allá por donde se pise, merece la pena tener los ojos bien abiertos e inspeccionar, te encuentras con pequeñas maravillas.

También podemos encontrarnos una iglesia en casi cada esquina:


Y yendo a la derecha, por la Vía delle Muratte, hacia el final, se empieza a escuchar un rumor de agua a lo lejos, una especie de caer de cascada que se va intensificando a medida que te acercas a la Piaza di Trevi, y es que, efectivamente, al torcer una calle te topas de morros con la famosa Fontana di Trevi.
En un principio te la imaginas en un espacio diáfano, abierto, desde el cual poderla contemplar en todo su esplendor y apogeo. Pues no, está en una estrecha y transitada plaza, entre vendedores ambulantes, lanzadores de hélices luminosas y centenares de turistas agolpados tratando de llevarse unas gotas de la fuente con sus manos tras haber lanzado una moneda por detrás de su hombro izquierdo con la esperanza de volver a la ciudad imperial (yo nunca lancé una moneda a la fuente y es la tercera vez que visitaba Roma...).

Fontana di Trevi
La mayor fuente del barroco italiano, con casi 40 metros de frente, era el punto final de uno de los acueductos que traían agua a la Roma Imperial. Destruido durante la edad media por los godos (era en la que sacaban agua de pozos contaminados del río Tíber), volvió a ser un punto desde el que borbotara agua con el renacimiento, construyendo una pila bautismal, siguiendo la costumbre de la época romana de crear una fuente al final de los acueductos.
Pero fue en el barroco, cuando el Papa Urbano VIII encargó a Gian Lorenzo Bernini la creación de una fuente con mayor carga dramática, ya que la anterior era muy sosa. Nicola Salvi se encargaría de acabarla. (Y como la fuente está actualmente en remodelación hasta finales de éste año 2015, he tenido que colgar una foto del 2007, libre de andamiajes y con agua).
Se estima que se recogen 3000 euros diarios de la fuente, aunque esta cifra va en aumento, ya que en 2010 se recogieron 383 mil euros, en 2011 se recogieron 951 mil euros y en la primera mitad del año 2012 se llegó a los 540 mil, llegando a una marca histórica.

Y aunque subiendo por la vía de la Stamperia se llega a la Via del Tritone, la cual lleva al Palazzo Barberini y a la Fontana del Tritone:

Palazzo Barberini
No tuvimos tiempo de verlo, ni el Palazzo Barberini que alberga la Galería Nacional de Arte Antiguo. Es un edificio del siglo XVII construido por la familia Barberini. Enfrente, la Fontana del Tritone, obra de Bernini:

Fontana del Tritone

Y justo bajando por la Via delle Quattro Fontane, encontramos a dos calles obras de sus rivales Borromini y Cortona. En el cruce de calles, cuatro fuentes, una en cada esquina, de Cortona y Doménico Fontana, al lado, la iglesia de Sant Carlino alle Quattro Fontane de Francesco Borromini.

Cruce de las Quattro Fontane

Sant Carlino alle Quattro Fontane
Pero volviendo al recorrido que hicimos, desde la Via del Corso, girando a la izquierda por la Piazza Colonna, nos encontramos con la plaza que contiene una columna de Marco Aurelio, a quien entre 176 y 192 le dedicaron a sus victorias frente a los germanos.
Con relieves de sus victorias esculpidos en el cuerpo de la columna de forma cronológica, a imitación de la columna de Trajano, la columna se encuentra enfrente del Palazzo Chigi, sede del embajador austro-húngaro en tiempos del imperio del mismo nombre y actual residencia del primer ministro italiano, fue construido para la familia Chigi en 1580 (seicento). La estatua de Marco Aurelio que coronaba la columna fue sustituida por una de San Pedro en el siglo XVI.
El conjunto de la plaza es precioso y digno de ver. Otra perla con la que Roma nos sorprende.

Vista de la Piazza Colonna, Columna de Marco Aurelio

Columna de Marco Aurelio

Palazzo Chigi, con la sombra de la Columna de Marco Aurelio
Marco Aurelio fue tan gran emperador como general de su ejército, por lo que podemos encontrarnos estatuas ecuestres, como la que está en el foro romano, detrás del museo capitolino, de él. También es conocido por sus soliloquios, grandes y solemnes pensamientos, ya que no sólo era líder de un imperio y un gran combatiente, también tenía sus propias ideas y filosofía.
La película Gladiator se basa en sus tiempos y en los de su hijo Cómodo, siguiente emperador de Roma.

Estatua ecuestre de Marco Aurelio.

Quien viaja a Roma tiene que estar preparado no sólo para visitar una ciudad con una gran carga artística y belleza sin parangón, sino que también debe estar preparado para conocer su grandísima historia, aquellos quienes participaron de ella, y los cimientos de nuestra propia cultura.

Siguiendo a la izquierda desde la Piazza Colonna, daremos con la Piazza di Montecitorio, donde se encuentra un obelisco egipcio que data del 589 antes de Cristo y fue traído por el emperador Augusto César a Roma para la construcción del Solarium Augusti, un enorme reloj de sol.
En dicha plaza también encontramos el Palazzo Montecitorio, de Bernini y acabado por Fontana, del siglo XVII, es ahora la Cámara de los Diputados.

Obelisco y Palazzo de Montecitorio

El interior de las calles de Roma, desde el Foro hasta la Piazza Navona, es un corredero de preciosas calles rosadas, marrones y amarillas, decoradas con verdes hojas y flores diversas, en las que no pueden faltar alguna que otra scooter, pues la mejor forma de moverse por Roma es en moto.


Una de las calles de Roma

Y llegamos a la Piazza Navona, en dirección al Tíber desde la Piazza de Montecitorio.
La Piazza Navona era un antiguo circo romano. De hecho aun conserva su forma ovalada de norte a sur. Uno se maravilla de cómo antes, en esa plaza, existía un circo romano en el que se representaban naumaquias o carreras de cuádrigas.
Ahora, la plaza, totalmente reconstruida, es un monumento al barroco italiano, con fuentes de Bernini y della Porta e iglesia de Santa Inés en Agonía de Borromini.

La plaza también es un lugar de encuentro, punto social y expositor de artistas callejeros en el que convergen cantidad de turistas y habitantes locales.
En su lado este, montones de caras terrazas se agolpan para atraer al turista. En su lado oeste, la iglesia de Santa Inés. Y hacia el sur, el camino que lleva al Campo de Fiori y el teatro de Pompeyo.


Fuente del moro, della Porta y Bernini

Iglesia de Santa Inés

Artistas callejeros

Fuente de los cuatro ríos, Bernini.

La fuente de los cuatro ríos representa alegorías o figuras humanas de los cuatro ríos más importantes de la época repartidos en tres continentes. El Danubio, el Éufrates, el Ganges y el Río de la Plata. En el centro, irguiéndose a 30 metros sobre el suelo, el Obelisco Domiciano, mandado a construir como centro del Circo Agonalis.

Obelisco Domiciano en Piazza Navona

Fuente de Neptuno, della Porta

Piazza Navona desde el sur

La cultura popular comenta que la cara de angustia y horror de las estatuas de Bernini de la fuente de los cuatro ríos es cosa de la rivalidad entre él y Borromini, autor de la iglesia que queda justo enfrente. Las estatuas quedarían horrorizadas frente a la obra de Borromini. Sin embargo es poco probable, ya que la fuente fue acabada antes (1651) que la iglesia empezara a construirse (1652-1660).

Hacia el sur, bajando por la vía de la Cuccagna y cruzando el Corso de Vittorio Emanuele II, bajando por la Piazza della Cancelleria o la Via dei Baullari, llegamos al Campo de Fiori, una plaza donde se ubicaba el antiguo mercado (y dónde aun se puede encontrar el actual).


Campo de Fiori

Pero al este de la Piazza Navona, entre ésta y la Via del Corso, otra de las grandes joyas de Roma, el Panteón.

Enfrente de la Piazza della Rotonda, se levanta este monumento de la época romana imperial, el Panteón (dedicado a todos los dioses romanos). Es un templo de planta redonda (de ahí que la plaza tome como nombre la plaza de la redonda) que se conserva en perfecto estado gracias a que durante la época cristiana se decidiera canonizar el templo para venerar figuras cristianas y no a dioses paganos. Ésto hizo que su interior se revistiera de mármol y se hicieran grandes esfuerzos por tratar de conservarlo tal cual hasta la fecha. Las estatuas, obviamente, fueron sustituidas por imágenes cristianas.

En el pórtico, se sigue conservando la fachada de estilo griega, con un portal de cuatro filas de ocho columnas de estilo corintio, un friso con la inscripción del templo inicial de Agripa y un tímpano desnudo.

El templo inicial de Agripa, del 27 antes de Cristo, fue destruido por un incendio el año 80. Adriano lo mandó levantar entre el 118 y el 125 después de Cristo.

En la plaza, delante del templo, encontramos el obelisco traído del templo de Ra de Heliópolis (Egipto).
Exterior del Panteón

Panteón con el Obelisco delante.

Cúpula interna del Panteón con orificio para la luz

Interior del Panteón

Interior del Panteón

Al fondo, tumba de Vittorio Emanuele II y al lado túmba de Rafaello Sanzio

Exterior trasero del Panteón
 Y por una de las calles entre la Piazza Navona y el Panteón, esas preciosas y angostas calles coloridas y brillantes con flores y aromas, se encuentra escondida en una esquina la iglesia de Santa María Magdalena, justo arriba de la Piazza della Rotonda.
Iglesia Barroca por excelencia.

Iglesia de Santa María Magdalena

Antes de acabar el día, ya por la noche, decidimos hacer una parada para cenar. Nos paramos en el restaurante La Piccola Cuccagna, ¡muy recomendado! (Via della Cuccagna, 114).
Pedimos pizza y vino blanco de la casa... El vino era fresco (para combatir el ahogador calor) y las pizzas, enormes, muy sabrosas. Después pedimos un vaso de limoncello, fresco y rico también. Todo ello no fue muy caro, cerca de 25 euros, en un lugar donde los camareros fueron muy educados y amables, ya que nos hicieron un sitio con las mesas para poder ver la Final de la Champions League entre la Juventus de Turín y el F.C.Barcelona que retransmitían por la televisión. Ellos, como buenos romanos, eran antibianchineri.

Además, el lugar es céntrico y acogedor. Justo debajo de la Piazza Navona, para hacer una última parada antes de volver a casa, hotel, hostal...

Restaurante La Piccola Cuccagna

El segundo día fue de un recorrido más largo.

Subiendo por la Via Alessandro Poerio, por la parte este del Tíber, se llega a la calle Largo Giovanni Berchet, quedando a nuestra derecha la Villa Sciarra, cuyos jardines neoclásicos harán las delicias de los visitantes.

Exterior Villa Sciarra

Jardines Villa Sciarra

Siguiendo el Largo Giovanni Berchet llegamos al Viale delle Mura Gianicolensi, y desde allí vamos siguiendo las murallas de Gianicolo, que dan nombre a la calle.
Son unas murallas del siglo XVI, construidas para defender la ciudad y protegerla de epidemias, promovidas por las familias poderosas, Barberini y Farnese y construidas por orden del Papa Urbano VIII. Las murallas aprovechan gran parte de las antiguas murallas romanas aurelianas.

Llegados a la Porta de S. Pancrazio, se puede elegir entre ir por la zona de abajo, siguiendo la Muralla Aureliana (construida en el siglo III bajo el mandato del emperador Aureliano para defender la ciudad de las invasiones bárbaras) o entrar por la Passeggiata del Gianicolo, más recomendado, ya que ves una panorámica espléndida de la ciudad desde unos preciosos jardines detrás del Trastevere.


Entrada a los jardines de la Passeggiata Gianicolense

Vista desde los jardines de la Passeggiata

Roma a tus pies

Roma

Roma con la tapa del tambor del Panteón en el centro

El Vaticano desde los jardines de la Passeggiata de Gianicolo

Y ya bajando la colina por la Passeggiata, dimos un poco de rodeo por la Via de Urbano VIII siguiendo las murallas y tuvimos que rodear una especie de salida de autobuses porque la muralla era infranqueable. Así que llegamos a la Via di Porta Santo Spirito y cruzamos hasta la Ciudad del Vaticano.

Una puerta hacia la Ciudad del Vaticano

Y al fondo, la plaza de la Basílica de San Pedro del Vaticano, presidida por la misma basílica.
Es uno de los puntos más sagrados para el cristianismo ya que ocupa su iglesia más grande consagrada al que fue el primer pontífice, San Pedro.


Basílica de San Pedro desde la Via della Conciliazione

Plaza de la basílica de San Pedro del Vaticano

En la plaza se puede ver el obelisco traído el año 37 d.C. por Calígula desde Heliópolis (Egipto) para luego ocupar un puesto en el Circo de Nerón.
En el año 64 d.C. durante el imperio de Nerón hubo una gran persecución y ejecución de cristianos, ya que se les atribuyó el gran incendio de Roma el verano de ese mismo año.
Simón Pedro, que había viajado a Roma para promulgar la palabra de Cristo, fue detenido y ejecutado en la plaza, cerca del obelisco, al modo romano (crucifixión). Pero como Pedro se sentía indigno de morir como Jesús de Nazaret, pidió que lo crucificaran boca abajo.
La tumba de Pedro, primer Papa de Roma, se encontraría bajo la misma Basílica.
De hecho, el dato más macabro es que bajo gran parte de toda la Ciudad del Vaticano pueden hallarse restos de personas enterradas, ya que servía como cementerio para víctimas del circo, ejecuciones, o incluso obispos y grandes religiosos que eran enterrados con sus colores oro y púrpura.

Lo curioso del viaje fue algo inesperado... por la cámara papal, desde la ventana, no esperábamos ver al Papa Francisco I, ya que la misa del Corpus Christi ya había acabado... Sin embargo apareció hacia las 12 aproximadamente y dedicó unas palabras a todos los turistas que nos habíamos acercado a ver la plaza y la Basílica.

El Papa Francisco I desde la ventana de las estancias papales

La Basílica, que ocupa el lugar de otras iglesias más antiguas, fue diseñada por tres grandes, Bramante, Bernini y Miguel Angel, con su famosa cúpula y sus frescos pintados en el techo de la Capilla Sixtina.

La columnata de la plaza es obra de Bernini.

Continuando nuestro viaje habiendo cruzado toda la plaza hacia el norte de la ciudad, seguimos el muro de la ciudad del Vaticano que conduce directamente hacia el Castel Sant'Angelo, fortaleza medieval que protegía a los Papas de los ataques y por la que accedían por pasillos secretos ocultos en el muro. 

El Castel Sant'Angelo, antes de ser fortaleza medieval, fue un Mausoleo Romano. Allí está enterrado el emperador Adriano. 


Castel Sant'Angelo con el Ponte Sant'Angelo

Tumba del emperador Adriano

Pinturas en los techos de la parte medieval del castillo

Estatua del Arcángel Miguel


Vista del Tíber y el Ponte Sant'Angelo


Estancia barroca


Cámara papal...

Y sin cruzar el río Tíber, que serpentea y conecta y desconecta el centro de la ciudad con el resto de barrios, seguimos su ribera y nos cruzamos con el edificio neobarroco de finales del siglo XIX y principios del XX que es el actual palacio de justicia de Roma. Una maravilla más que ver.

Palacio de Justicia de Roma

Mientras, por el paseo del río Tíber, montones de casetas con libros, recordatorios, rosarios, calendarios, pinturas y demás objetos, adornan el paseo a los turistas que quieran llevarse un pequeño recuerdo de su paso por Roma.

Cruzamos por el siguiente puente, el Ponte Cavour, y subimos por la Via di Ripetta, donde a la izquierda nos quedaba el Ara Pacis (Altar de la Paz) de Augusto, un monumento a la paz conseguida por el emperador Augusto César tras la conquista del resto de Hispania y el resto de la Galia, conservado dentro de un museo, y altar de sacrificios de animales dedicado a la diosa romana Pax.
A la derecha y a la intemperie, el Mausoleo de Augusto, otra gran tumba para otro gran emperador:

Ara Pacis

Mausoleo de Augusto

Torciendo a la izquierda por la Piazza Augusto Imperatore, volteando el mismo museo del Ara Pacis, después hay que subir por la primera a la derecha, por la Via di Ripetta, para encontrarnos con una de las que considero las dos plazas más bellas de Roma: la Piazza del Popolo.

Una plaza neoclásica formada por un óvalo de dos semicírculos a imitación de la plaza de San Pedro del Vaticano en cuyo centro alberga el obelisco dedicado a Ramses II y traído desde Heliópolis. Con sus 36 metros de altura contando el pedestal, es el segundo obelisco más alto de la ciudad. Se trajo bajo el mandato de Augusto y se colocó en el Circo Máximo, pero las diversas transformaciones por el paso de distintas épocas y visiones del mundo lo llevaron hasta la Piazza del Popolo.

El nombre de esta plaza aun es un poco incierto, ya que no se sabe si se debe a una antigua capilla levantada donde ahora se encuentra Santa Maria del Popolo o por la cantidad de chopos que pueblan la plaza. (Chopo o álamo en latín es Populus, igual que pueblo).

A sendos lados de la plaza se encuentran las fuentes y estatuas de Minerva y Neptuno, dignas de contemplar.

Entrando desde la Via di Ripetta, nos queda a justo a la izquierda la fuente de Neptuno, al fondo a la derecha la fuente de Minerva con la Villa Borghese a sus espaldas. Frente a nosotros quedará el obelisco y una salida hacia una de las partes más contemporáneas y probablemente menos atractivas de la ciudad.
Detrás de nosotros, las conocidas como iglesias gemelas, en cuyas escaleras suele sentarse la gente huyendo del calor.

Fuente de Minerva

Fuente de Neptuno

Iglesias gemelas
Si el hambre apretara, no es muy caro pararse en la misma Via di Ripetta a tomar un panino con una refrescante cerveza antes de continuar el camino.
Volviendo a la plaza, vemos como se dibuja un plano radial. Tres calles son las que salen de la plaza y envuelven las iglesias de forma centrífuga. La Via di Ripetta, que lleva a la zona del Mausoleo de Augusto, la Via del Corso, que pasa por en medio de las dos iglesias y que lleva hasta la Piazza Venezia, donde se encuentra el monumento a Vittorio Emanuele II y el inicio del Foro Romano, y finalmente la Via del Babuino, que es la que lleva hasta el lugar que nos interesa ahora, Piazza Spagna.

Pero por la misma Via del Babuino (llena de comercios y tiendas carillas) nos sorprendió una cafetería con la que topamos por casualidad tratando de tomar otro café helado... ¡Una cafetería llena de estatuas y obras de arte! Pero cuando digo llena, es llena. ¡Puedes comer o tomar un café rodeado de estatuas! (Y es barato)

Se trata del Café Canova Tadolini, en el que sirven un delicioso Capuccino helado, cremoso, delicioso, per disfrutare a tutti pieni.

Parada indispensable.

Cafe Canova Tadolini

Cafe Canova Tadolini

Cafe Canova Tadolini
Café Canova Tadolini
En estas calles, que forman parte de esa Roma con encanto por la que hay que perderse, se pueden ver rinconcitos coloridos como el siguiente:


Rinconcito de Roma

 Y por fin llegamos a la Piazza Spagna, uno de los puntos más concurridos de la ciudad de Roma  más queridos y apreciados por todo el mundo.
Sus escalinatas te conducen a la iglesia de la Trinità dei Monti, y desde lo alto de ellas puedes observar una bonita panorámica de la ciudad.

Frente a las escalinatas, la Fontana della Barcaccia, fuente del barroco temprano de Pietro Bernini y su célebre hijo Gian Lorenzo Bernini.


Piazza Spagna desde arriba

Piazza Spagna desde abajo, con la Trinità dei Monti cubierta :(

Por la Via Sistina se llega a la ya mencionada Piazza Barberini y siguiendo por la Via delle Quattro Fontane al cruce de las cuatro fuentes también citado. Después se puede torcer a la derecha y bajar (o subir, según se mire) hasta el Palazzo del Quirinale. El Quirinale es otra de las siete míticas colinas de los inicios de Roma.

Pero ahora volvamos hasta Piazza Venezia. Desde el otro lado del Foro, a la derecha bajando la plaza, vamos por la Piazza de San Marco hasta la Via del Teatro Marcello. Nos interesa seguirla para encontrarnos con otros conjunto arquitectónico de la Roma Imperial:

El teatro de Marcelo, muy bien conservado con construcciones de épocas posteriores sobre él y el templo de Apolo Sosiano, del que se conservan apenas unas columnas.

Choca ver cómo conviven construcciones de hace dos mil años con otras de hace dos cientos y con actuales. Automóviles pasando por calzadas en las que legiones desfilaban y sobre las que Julio César se dirigió a tomar el control total de Roma hasta conducirla a su grandeza.

El teatro Marcelo en el centro, a la derecha, Templo de Apolo Sosiano
Este teatro, promovido por Julio César, era el segundo teatro más grande, y podía albergar entre 15.000 y 20.000 espectadores. ¿Imagináis un teatro de tal capacidad en la actualidad?
El teatro más grande fue el Teatro de Pompeyo.

Seguimos bajando por la Via de Luigi Petroselli hasta otro grupo arquitectónico de época de la Roma clásica y medieval, el Foro Boario.
Cuenta con el Arco de Jano, el templo de Hércules, el Templo de Portunus y el Arco de los Argentarios:


Arco de Jano
Templo de Hércules

Templo de Portuno, al fondo a la izquierda la iglesia de la Boca de la Verdad

Foro de Boario desde la iglesia de la Boca de la Verdad

Puente Rotto, sobre el Tiber, delante de la Isola Tiberina

El Ponte Rotto es una construcción que ha sufrido diversas reconstrucciones a medida que éste iba sufriendo daños por las crecidas del río a lo largo de su vida. Data del siglo II a.C. y su última reconstrucción fue en el año 1575. Otra inundación, en 1598 acabó por destruirlo de nuevo y desde entonces lo dejaron tal cual está. Del puente sólo queda un arco de los seis originales, del siglo XVI, que reposa sobre los pilones del puente del siglo II a.C.

Enfrente del Foro de Boario, la iglesia de Santa Maria de Cosmedín, con la famosa Boca de la Verdad.
La Boca de la Verdad es una máscara de mármol colocada en la pronaos de la iglesia en el 1632. Tiene un diámetro de 1'75 metros.
No se sabe bien su utilidad, pero hay textos ya del siglo XI que la describen. Podría ser parte de un Impluvium o incluso desagüe de la Cloaca Máxima (por su proximidad), o una fuente...

La leyenda dice que quien introduce su mano en la boca y ha dicho una mentira, la boca le muerde hasta arrancarle la mano. Se puede ver una escena cómica de esta leyenda en la película Vacaciones en Roma, en la que Gregory Peck hace ver que se queda sin mano tras ponerla en la Boca de la Verdad delante de la cara de espanto de la actriz Audrey Hepburn.

Boca de la Verdad

Y la Cloaca Máxima, una de las más antiguas redes de alcantarillado en todo el mundo. Se puede observar cruzando el Ponte Palatino, enfrente del Foro Boario.
Su construcción empezaría en la época monárquica de la Antigua Roma, en el año 600 a.C.

Cloaca Máxima

Pasando por el Lungotevere degli Alberteschi, paseo por el lateral del río Tíber, al otro lado del Foro Boario, llegamos al Ponte Cestio. Si lo cruzamos nos lleva a la Isola Tiberina, una isla en el río Tíber consagrada a Esculapio, dios romano de la medicina. La isla albergaba el templo a ese dios.

La leyenda cuenta como la formación de la isla se debe a que arrojaron al río el cuerpo del antiguo rey Tarquinio el Soberbio y los sedimentos adheridos a él generarían la isla.

Debido a esa mala fama, en la antigua Roma nadie se atrevía a ir por la Isla Tiberina, ya que condenaban a los peores criminales a pasar el resto de sus vidas recluidos en esa isla.
Hasta la creación del templo de Esculapio, la cosa no cambiaría y desde entonces la fama de la isla empezó a cambiar.

La isla, con forma semejante a una barca, era completamente abarcada (valga la redundancia) por el templo de Esculapio.
Los romanos revestirían la isla con mármol hasta hacerla parecer realmente  una barca.
Durante la edad media el templo fue usado como fortaleza y posteriormente como convento franciscano.
En 1900 fue concedido su uso al Hospital Israelí, hasta la actualidad. La parte alta de la isla alberga el Hospital San Juan de Dios, un centro médico de renombre de la ciudad.

Panorámica de la Isola Tiberina

Cruzando la isla por el Ponte Fabricio, de nuevo al otro lado del Tíber y siguiendo recto por la Via del Portico d'Ottavia, llegamos al portal que da nombre a la calle.
El portal de Octavia, dedicado a la hermana menor del emperador Octavio Augusto, se encuentra al lado del teatro de Marcelo.

Puerta de Octavia

A la izquierda, justo antes de subir por la calle, el Tempio Maggiore di Roma. Una iglesia hebrea enorme en el propio barrio judío romano.

Sinagoga en el barrio judío de Roma
El barrio judío también es un hermoso lugar en Roma donde ver un poquito más de cultura e historia de la propia ciudad.

Siguiendo la Via del Portico d'Ottavia hasta el final se llega a la Via Arenula, torciendo a la derecha, llegamos por esta via al Largo di Torre Argentina, plaza en la que se encuentran cuatro templos y los restos del teatro de Pompeyo, el teatro más grande de la antigua Roma.
Recientemente el CSIC español ha hallado el lugar de la muerte de Julio César en el fondo de la Curia de Pompeyo, en esta misma plaza.

Además, la plaza sirve como refugio a gatos sin hogar en Roma, otra atracción más para los visitantes.

Conjunto de Largo di Torre Argentina

Lugar donde asesinaron a Julio César

-¿Tú también, Bruto?

¿Nos dejamos algo? Desde luego. El Trastevere. Un barrio con muchísimo encanto, artesanal, de espectáculos en la calle, magos, clowns, música... El barrio más bohemio de Roma es el Trastevere, es el Montmartre romano.
También es un lugar de exquisiteces culinarias y de cócteles, bares, y un toque romántico nocturno.
Ideal para cenar el último día. ¿Sugerencias?
Pues nosotros nos paramos en "La Canonica", un gran local que hace esquina en Vicolo del Piede, 13.
Si os habéis quedado en el Largo de Torre Argentina, sólo tenéis que dar media vuelta y seguir la Via Arenula, cruzar el Tíber y a la derecha por el Lungotevere Raffaello Sanzio, la segunda a la izquierda, "Via della Delliccia" y la tercera a la izquierda será el Vicolo del Piede, habrá que buscar el 13 y probar cosas como su lasagna o sus penne all'arrabiatta (ojo quien no lo sepa, pican), o también de acompañamiento una achicoria. No es extremadamente delicioso pero para pasar la noche está bien y es barato. El vino, un tinto Colle Picchioni, no es necesario que sea caro para ser bueno.

El bajo Trastevere es más industrial, más para amantes de rincones tétricos.


Parroquia en el bajo Trastevere

Bonito restaurante en el bajo Trastevere

Color verde en el Trastevere


Callejuelas del trastevere

Santa Maria in Trastevere, bajando el Vicolo del Piede

Calle estrecha del Trastevere, con scooters

En la Piazza di Santa Maria in Trastevere pudimos presenciar un espectáculo de un gracioso clown. Fue especialmente divertido con los niños y los turistas.

Y para acabar, el tercer día o la última mañana, la periferia. Termini.
Aparte de tener la estación de trenes principal de Roma, Termini es como el Raval de Barcelona. Un barrio moderno mezcla de culturas indú y musulmana por la inmigración de las últimas décadas.
Al lado opuesto del Trastevere, cruzando todo el foro romano, desde la Piazza Venezia, pasando por la Via IV de Novembre y llegando a la Via Nazionale, se cruza ésta (una de las más globalizadas con tiendas estándar) hasta llegar a la Piazza della Repubblica, una enorme y ostentosa plaza bordeada por edificios neoclásicos con amplias columnatas que forman un pequeño paseo lleno de cafeterías cutres y caras y un lujoso hotel.
Enfrente, en el centro, el obelisco de Dogali, dedicado a Ramses II y traído de Heliópolis, Egipto.
Al otro lado de la plaza, lo más llamativo, la basílica de Santa Maria de los Ángeles y los Mártires, construida encima de las Termas de Diocleciano y diseñada por Miguel Ángel.
Las termas datan del 305 después de Cristo. La Basílica del 1562.

Termas de Diocleciano

Basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires

Y bajando por el Viale Luigi Einaudi o por la Via delle Terme di Diocleziano, se llega al Largo Villa Peretti, una plaza que contiene el Museo Nacional Romano y delante, la estación de Termini, con metro y tren.
Montones de restaurantes fast food se agolpan en la estación y a sus lados.

Al final de la Piazza dei Cinquecento, justo empezando la estación de Términi, a la derecha, encontramos la Via Cavour, que siguiéndola nos conduce a la Basílica Papal de Santa Maria la Maggiore. En realidad, desde la plaza del Esquilino lo que vemos es su ábside:

Ábside de Santa Maria la Maggiore desde la Piazza dell' Esquilino

Si damos la vuelta a la basílica y vamos a la Piazza di Santa Maria Maggiore, veremos su fachada principal:

Fachada principal de Santa Maria la Maggiore

Es la mayor iglesia dedicada a la virgen María en Roma y una de las cuatro Basílicas papales de la ciudad.
Fue construida sobre un templo pagano dedicado a la diosa Cibeles.

Una vez tomamos el tren (habiéndonos limpiado los restos de huevos con los que un grupo jóvenes descerebrados jugaban a mancharse entre ellos), pudimos ver maravillas justo al salir de la estación de Términi, como:

El templo de Minerva Médica, mal llamado así desde tiempos de Cicerón. En realidad se trata de un Nimphaeum, una construcción consagrada a las ninfas y generalmente conectado a un acueducto. De planta decagonal, en muy buen estado de conservación, el techo abovedado cedió en el siglo XIX.

Templo de Minerva Médica

Y siguiendo las vías del tren, en el mismo barrio contiguo a Termini, el barrio de Esquilino, vemos la esplendorosa Porta Maggiore, una de las grandes puertas de entrada flanqueada por el Muro Aureliano que daba paso a la gran ciudad imperial de Roma:

Porta Maggiore

Y el curioso sepulcro de un panadero al lado (por el siglo I a.C. se podía hacer fortuna suministrando pan para la ración pública). La Tumba del Panadero o Tumba de Eurísaco, con agujeros cilíndricos a la forma de un horno y motivos de tahona.

Túmba del Panadero Eurísaco

Y si aun se dispone de tiempo y no se ha subido al tren, justo al lado de la Porta Maggiore, siguiendo la Via Statilia se puede ver parte del acueducto de Claudio, el Aqua Claudia, que recogía agua de una fuente próxima al río Subiaco, a 68 kilómetros de Roma.
Empezado por el temido, malévolo y desquiciado emperador Calígula el año 38 y acabado por el emperador Claudio el 52.

Aqua Claudia

Y hablando de agua, si viajáis en verano, no es necesario que vayáis comprando agua. Podéis llevaros una botella de agua e ir rellenándola en las múltiples fuentes que tiene la ciudad repartidas por todo su plano.

Fue un viaje cargado de historia, lleno de sorpresas y en el que algunas cosas quedaron aun por ver, ya que Roma es mucha para dos días y medio.
Pero uno se lleva el olor a flor de verano, el notar el milenario suelo empedrado, el tocar lugares y estar en plazas y esquinas en los que tan grandes e ilustres hombres y mujeres, padres y madres de nuestra civilización, estuvieron...
La refrescante lluvia de verano sobre una tórrida y concurrida ciudad, y que siempre fue así, siempre mantuvo ese carácter cálido y de gentío por sus calles, pues Roma siempre ha sido una gran capital, siempre, desde su creación hasta la actualidad. Es en parte por eso por lo que se la conoce como la Ciudad Eterna.
Pequeños momentos como ratos en los cafés.
Y en sus calles, uno se siente un poco César acompañado por Cleopatra.

En Roma, simplemente, te mueves por el tiempo.

Espero que os haya gustado esta entrada eterna a la Ciudad Eterna, Roma.
La entrada "Hacia rutas salvajes 6" continuará con la visita a Le Cinque Terre. Una preciosa tierra entre el mar y la montaña.