lunes, 30 de septiembre de 2013

Hacia rutas salvajes 3. Copenhague (Kobenhavn).

Copenhague, ciudad capital y más poblada de Dinamarca, con 1.200.000 habitantes, el 20% de la población del país, de gran desarrollo económico y cultural en los últimos diez años, en el 2008 ganó el título de mejor ciudad del mundo para vivir por la prestigiosa revista Monocle.

Posee el encanto de las capitales europeas sumado con la deliciosa austeridad nórdica, respetuosa con el medio ambiente y ejemplar en civismo ciudadano.
La ruta (o rutas, puesto que fueron diversas durante 2 días y medio) empezaría desde el mismo puente de Oresund, que une las ciudades de Malmö, en Suecia, y la misma Copenhague, Dinamarca, por el mar, cruzando los casi 20 kilómetros que las separan.
El puente tiene 6 carriles para automóviles y debajo de estos pasan dos vías de trenes de cercanías. El puente entero no cruza todo el mar, hay una zona de unos 4 kilómetros a la llegada de Copenhague que se hacen por un túnel debajo del agua mediante una isla artificial, peberholm (isla de pimienta), para no dañar el ecosistema natural de aves de la isla natural virgen de saltholm (isla de sal) que queda justo a unos metros al norte.


Y aquí empieza mi viaje... al subirme en la estación de trenes de Malmö (la central, por error, no Triangle, que me llevaba más directo, era una parada menos), no sospechaba que no llevar dinero en tarjeta de crédito iba a salirme tan caro.

Decidí subirme al tren que cruzaba el mar hasta Copenhague sin billete, ya que las máquinas solo aceptaban tarjeta e, iluso de mí, pensaba que igual podría pagar el billete en el interior del tren con las coronas suecas que tenía en papel y moneda.

El amable revisor que entendió a la perfección que no pudiera sacar el billete en la máquina y que no existieran taquillas en las que venderte dicho billete, no dudó un instante en clavarme una multa de 1000 coronas suecas (125 euros). El billete valía 110 coronas suecas (14 euros).

A pesar de mi cabreo y preocupación por ver qué hacer con la multa, pude llegar al hotel, no sin llevar una cara mohína en la que se me podía leer "la madre que los...", y una vez allí... se me fue yendo el cabreo y la preocupación poco a poco, gracias a mi ángel de la guarda.

El tren llegaba al barrio periférico de Orestad, un barrio proyectado y edificado para albergar hoteles, un centro comercial, parques, oficinas, algunos edificios de viviendas y centros de convenciones, a las afueras de la ciudad, al sur, suroeste. Al este del barrio quedaba el aeropuerto de Kasturp.


Vista desde la habitación del hotel. Primera mañana. Llegué el sábado a las 23:10 aprox. (con multa incluída).

Vista del hotel desde fuera.

Edificios moderno-contemporáneos del barrio de Orestad.


Espacios abiertos y limpios.

Con una red de metro moderna.


 Y el mayor centro de convenciones, Bella Center, debajo del mayor hotel de toda Escandinavia, Bella Hotel.
Alejándose del centro de convenciones, y dirigiéndose hacia el centro de la ciudad que queda a unos 4 kilómetros, encontramos barrios residenciales muy tranquilos.
Típico chiringuito de salchichas, hot dogs, de Copenhague.
Jardines interiores de casas bonitas.
Vista de las calles que cruzan el barrio.
Siguiendo al norte, lo primero con lo que te puedes encontrar, adentrándote en el barrio de Christianshavn, rodeado por canales, es Christiania, una ciudad estado totalmente libre, independiente, que ni siquiera pertenece a la Unión Europea, dentro de la misma ciudad. La gente de Christiania es autosuficiente, se autoabastecen con pequeños huertos, talleres de carpintería y manualidades y turismo. Muy concurrido por la libertad de venta y consumo de cannabis.









Y por fuera de Christiania, varios canales subdividen el barrio y separan la isla de Amager de la de Selandia.

 

En Christianshavn, Vor Frelsers Kirke (iglesia de San Salvador). Con escalera espiral que sube a su torre, desde la que se ve Copenhague entera, y la que posée el carillón más grande de Europa.


Volviendo al oeste, retomando el camino de ascenso al norte, hacia el centro de la ciudad, y aun sin abandonar la isla de Amager, la plaza principal de Christianshavn. Se convirtió en mi preferida por ser punto de encuentro con mi amada...

Fotografía tomada desde el interior del café Baresso. (Buenos cafés, ornamentados de forma muy original con espuma de leche y café espolvoreado, o cacao, pero caros [entre 3 y 6 euros, dependiendo tamaño, etc.]).

Boca de metro por la que emergía como una sirenita, ella...

Vista de la plaza al salir del metro.
Saliendo de Christianshavn, cruzando por un puente el canal principal que separa la isla de Amager de la de Selandia, hasta el corazón de Copenhague.



Y otro canal que serpentéa hacia adentro.


Edificio de la Bolsa de Copenhague, en Slotsholmen, el islote que queda rodeado por un canal, por el que empieza el centro de la ciudad. En ese islote están varios de los edificos más emblemáticos de la capital...


... como el Palacio de Christiansborg, sede del Parlamento unicameral danés o Folketinget (asamblea del pueblo).


Torre del Centro de Arte Contemporáneo Nikolaj Kunsthal, desde el otro lado del canal.


Hojbro Plads, presidida por la estatua ecuestre de Absolon, señor de Copenhague en 1100 (o Kobmandshavn, "bahía de mercaderes", que derivará a Kobenhavn, y de ahí al alemán Kopenhagen que es por donde nos llega fonéticamente a nosotros hasta españolizarlo a Copenhague). Una buena parada para comprar en el 7 eleven que queda a la derecha de la plaza y comer bajo la estatua.


Centro de Arte Contemporáneo Nikolaj Kunsthal.


Stroget, una de las calles peatonales comerciales del centro.


Kongens Nytorv (nueva plaza del rey), en invierno con pista de hielo.


En la misma Kongens Nytorv, el Teatro Real de Copenhague.


Marmorkirken, Iglesia de Marmol.

 
Bonita calle hacia el interior, subiendo hacia el Castillo de Copenhague.

Calle de casitas adosadas curiosas, subiendo hacia el Castillo.



 

Otra de las calles con encanto del centro.

Al noreste, el pequeño canal que recorre el perímetro del Castillo de Copenhague.


Entrada al castillo, cruzando el canal por el puente.


Castillo (en realidad son barracones, aunque el perímetro de la zona es pentacular, solo hay unas tres o cuatro filas de barracones, un edificio religioso y un par de monumentos, el exterior que rodea el perímetro es más hermoso, con cañones, molinos y el canal, rodeado de naturaleza). La gente usa los caminos que rodean el perímetro para correr y desarrollar actividades deportivas.


Sant Alban's Anglican Church. Saliendo por el sur del Castillo.


Pero justo antes, detrás de mí, había sido testigo de la extinción de un incendio en un restaurante.


Y si se iba al frente, antes de pasar un puente que te llevaba hacia la Sirenita, la escultura en bronce del personaje del cuento de Hans Christian Andersen, se podía ver esta panorámica del puerto industrial de Copenhague (vista que se puede apreciar muy difusa en el horizonte desde el otro lado del mar, desde Malmö, a unos 25 km.).


Y cruzando un puente, estaba la fuente de la Cibeles en carro tirado por bueyes.


Y en una esplanada antes de llegar a la Sirenita, me topé con un festival japonés de la primavera. Paraditas de comida, un escenario con música y tambores delante del cual se creó un rondo de baile tradicional japonés.


Y al final de todo, alejada, al noreste, solitaria entre las rocas, la Sirenita de Hans Christian Andersen en cuyo cuento Disney se inspiró.


Volviendo al centro, al noroeste del parlamento, la plaza del ayuntamiento. Con el ayuntamiento de Copenhague...


...y el Hotel Palace.

Gliptoteca Ny Carlsberg (colección privada de 1882 de Carl Jacobsen, hijo del fundador de la marca de cervezas Carlsberg). En el interior hay estatuas desde etruscas, grecia antigua, romanas, egipcias, como obras de arte moderno de Degas, Gauguin, Tolouse-Lautrec, Millet, Rodin, etc.

El parque de atracciones Tivoli, al lado de la Gliptoteca, al otro lado de la plaza del ayuntamiento.


Y una muestra del medio de transporte preferido por los daneses.


Volviendo atrás por las calles de entre el Tivoli y Christiansborg. Interior.


Escalera interior de bloque de pisos.


Una de las calles del centro con destellos de ventanas reflejados en las paredes de en frente.


El segundo día, volviendo por Amager, pude fotografiar el DR Byen (Ciudad DR), dividida en cuatro segmentos y diseñada por Jean Nouvel (arquitecto encargado de la remodelación del museo Reina Sofía en Madrid, o creador de la Torre Agbar en Barcelona). Es sede de la corporación danesa de radiodifusión pública DR (se pueden ver muchos videos de noticias por Youtube, veraces y únicos, de gran calidad de esta cadena), y sede también del auditorio de la Orquesta Sinfónica Nacional Danesa.


Más hacia el centro, un colegio.



Un edificio... no determinado pero pintoresco.


Uno de mis paisajes decadentes, que empieza a ser costumbre añadirlos en mis rutas.


Una calle con centro verde, normalita, pero curiosa.


Y me di un paseo por los canales que rodean el centro y se extienden hacia el oeste...


Canales urbanos con amarraderos.


En Vesterbrogade, calle lateral muy comercial, con todo tipo de restaurantes de comida rápida, kebabs, pizzerías, polsevogn (carritos de venta de salchichas), 7elevens, etc. en la plaza Vesterbros Torv (plaza del barrio del oeste), la iglesia de Elias.


Siguiendo por la misma calle, en el museo de Copenhague, Copenhague del 1500 en miniatura, gratis.


Tres calles después, hay que tomar un desvío a la derecha para llegar a la Frederiksberg Alle, avenida que lleva al zoológico, en la cual se encuentra esta hermosa plaza. A lo largo de toda la avenida nos acompañan esos árboles de hoja caduca.


Hacia el final de la avenida, torciendo de nuevo a la derecha por la Allégade, que se convierte más adelante en la Falkoner Alle, encontramos edificios y calles como estos.


Bellos jardines interiores de casas.


Backstreets con cierto encanto.


Y esas esquinitas de bloques que tanto me gustan. Ahí sacaría mi portátil y a escribir 100 novelas.


Hasta que se llega al Assistens Kirkegard (Cementerio de Assistens). Recomendado por muchas guías turísticas, se pueden encontrar tumbas como las de...


Hans Christian Andersen, creador de: el patito feo, la pequeña cerillera, la sirenita, el soldadito de plomo, etc.


O la tumba del premio nobel de física, Niels Bohr, entre tantas otras grandes figuras danesas de la música, la ciencia y la literatura.


Puente bajando por Norrenbrogade de nuevo hacia el centro.


Mercado en Frederiksborggade.


Plaza céntrica (merece la pena perderse por el centro de Copenhague).



Rincón de la Frederiksberg Alle en el que me imaginé pasear como un gato.



Cena del último día con mi amada. (Buscábamos un restaurante típico de allí, pero por el centro es muy difícil encontrar uno, así que acabamos comiendo sushi).


Foto tomada por ella... se nota que sabe sacar lo bello de la vida.


Mi foto favorita de Copenhague, nuestras sombras en el suelo en frente del Parlamento.


Castillo de Rosemborg, pleno centro de Copenhague.


Y en sus jardines, la estatua de Hans Christian Andersen despidiéndose de nosotros.



Fue un viaje mágico, al lado de una persona mágica, que embelleció si cabe más aun la hermosa ciudad de Copenhague. Una ciudad que realmente merece la pena visitar al menos una vez en la vida.