martes, 30 de julio de 2013

Millones de vergüenza: el fútbol.

Lástima, tristeza e impotencia me genera leer noticias como que un equipo de fútbol pueda gastarse 100 millones de euros por comprar un jugador.

Me encanta el fútbol, el deporte, la lucha táctica y técnica por el dominio en el terreno de juego del balón. Odio en lo que lo han transformado las empresas y grandes empresarios. El sueño de Oliver y Benji se convierte en un sucio negocio de pelos engominados, de maniquís y droga, y la vergüenza de ver como medio mundo pasa hambre, mientras por un hombre se están pagando 100 millones de euros.

Sí, está claro que hay empresas aun más derrochadoras no vinculadas al deporte, pero es indignante ver como algo en lo que rige el compañerismo, la voluntad de autosuperación, la solidaridad y el respeto se convierta en otro circo de magnates y millones tirados por el capricho de querer formar el equipo con mayor superestrellas. No nos equivoquemos, no quieren a los que juegan mejor, quieren a los que más camisetas venden (que a 90 euros por camiseta, entre la sociedad deportiva y la marca fabricante de ropa deportiva [explote menores de edad o no en países asiáticos], son un buen puñado de euros al año...).

Rentabilidad. Un club de fútbol ya no busca que su jugador estrella marque más goles, sino que sea más mediático, para que los millones que pagaron por él sirvan para rentabilizarlos con ventas de camisetas, con los derechos de imagen por sus anuncios, por sus giras intercontinentales...
Luego nos extrañaremos que ir al campo a ver un partido nos salga por 70 euros el peor asiento (que teniendo en cuenta la capacidad de los estadios... la cantidad de ingresos por entradas es brutal).

Y luego están los medios de comunicación y difusión. Televisar un partido no depende ya de que este sea de interés nacional (o internacional), sino de la cadena que pague más por esos derechos. (Los contratos con las televisiones también hacen dar vueltas a la cabeza de lo millonarios que son).
Luego no es de extrañar que los clubs de menos presupuesto se quejen, pues hasta los horarios de los partidos quedan estipulados entre los grandes clubes y las cadenas televisivas.

Por si fuera poco, luego tenemos los 10 millones anuales de euros de media que cobra un futbolista de élite (comparado con los 18.000 euros brutos anuales de un trabajador medio... es más que insultante).

Merchandising, vallas publicitarias, hoteles 5 estrellas gran lujo, cátering de "lords", grandes marcas, glamour... los futbolistas ya no están en la esfera terrestre, son simplemente los nuevos terratenientes, se hace su voluntad porque ellos mueven el dinero y hacen que 10 millones de euros para hacienda parezca más una limosna que una deuda.

Y nada de lavar imagen posando para las cámaras con un cheque a la beneficencia, quiero que todo ese derroche de lujo banal y prepotente desaparezca de mi querido deporte (del deporte en general).

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