domingo, 9 de febrero de 2014

La escalera hacia el éxito.

Juan, Pedro y Antonio fantaseaban de pequeños con alcanzar la luna. Pensaban que podrían llegar a tocarla simplemente saltando cuando crecieran. Pero poco a poco veían que no era posible. Entonces preguntaron a la gente:
- ¿Podemos alcanzar la luna? Estamos saltando y no conseguimos ni acercarnos.-
- ¿Alcanzar la luna? ¡Eso es imposible! Mejor no malgastéis vuestro tiempo tratando de tocarla y tocar la tierra que está más cerca.-

Juan en seguida abandonó la idea de alcanzar la luna. ¡Era imposible! le habían dicho. Por lo tanto, no lo seguiría intentando. Lo que no es posible, no es posible.
Pedro también abandonó la idea, aunque más adelante trataría de intentarlo de nuevo.
Antonio construyó un escalón.

Al día siguiente volvieron a verse los tres amigos. Juan les dijo a sus dos amigos que era imposible tocar la luna, que desistieran ellos también de volver a intentarlo.
Pedro se entristeció y le dio la razón.
Antonio miró al cielo y dijo:- Yo creo que es posible.- Los dos amigos lo miraron de diferentes formas. Juan pensó que estaba loco y que hiciera lo que quisiera, pues perdería el tiempo.
Juan lo miró sorprendido, le habían dicho que era imposible, pero Antonio parecía muy decidido y daba la sensación de que él sí podía ser capaz de tocarla... pero no acababa de creérselo.

Antonio construyó otro escalón.

Tiempo después volvieron a reunirse los tres amigos.
Juan:- ¿Sabéis qué? Ojalá pudiera tocar la luna... Llevo años pisando la tierra y desde aquí la luna parece tan hermosa... ¡Qué pena que sea algo imposible!-
Pedro, cabizbajo dijo:- Sí, es imposible. He intentado hasta quince veces alcanzar la luna, y no he podido-
Antonio les miró y dijo:- Sí. Sí se puede. Yo he creído desde el primer día que se podía tocar la luna, y la tocaré.-
Juan:- ¡Estás loco Antonio! ¡Cómo sigas pensando así van a encerrarte en un manicomio!-
Pedro lo miraba, de nuevo asombrado. No sabía si estaba ante un loco o un genio, pero fuera como fuese su convencimiento era contagioso, pues cada vez que veía a Antonio, volvía a saltar para ver si podía alcanzar el satélite natural de La Tierra.

Antonio construyó otro escalón.

Cuando se hicieron viejos, volvieron a reunirse.
Juan les comentó a los otros dos:- ¿Sabéis? He vivido mi vida entristecido por ver la luna y no poder alcanzarla. ¿Qué tal han sido vuestras vidas?-
Pedro contestó primero:- Mi vida ha sido agridulce. Los momentos en que pensaba que podía alcanzar la luna eran intensos, llenos de magia y fantasía, sentía como si en cada intento llegara más lejos, aunque no fuera así, la ilusión de poder llegar a tocarla alguna vez me hacía sentir muy bien. Por el contrario, hubo días tristes, cuando derrotado me iba con la idea de que la luna era inalcanzable. A mí también me habría gustado poder alcanzarla, pero me conformé con soñar con ella.-
Antonio, finalmente, les confesó:- Acabo de bajar de tocar la luna. Me he pasado toda mi vida tratando de tocarla, sin cejar un instante en el intento, confiando en mí y en que podía hacerlo. Finalmente la he tocado y he sentido que he vivido una vida intensa, llena, alentadora y reconfortante. El momento en el que toqué la luna fue lo más hermoso que me ha pasado en la vida.-
Juan:- ¿Pero cómo lo has hecho? Si era imposible.-
Antonio:- Cada día que pasaba construía un escalón. Cada vez que alguien me decía que era imposible, construía dos escalones. Al final llegué a construir una escalera que llegaba a la luna, y la toqué.-
Pedro:- ¡Eso es magnífico! Me alegro mucho por ti.-

Quizá no sea necesario soñar con tocar la luna, pero es imprescindible trabajar día a día para alcanzar tus sueños.


No hay comentarios:

Publicar un comentario